Por: Laurent Guevara
Carlos y X Alfonso son los representantes masculinos de una familia de músicos, con estilos diferentes y objetivos comunes. Padre e hijo, en un mismo lenguaje y con distintos sonidos hablan de identidad, religión, política, sueños…
Carlos comenzó su carrera con su esposa Ele, músico graduada de la Escuela Nacional de Arte. Se conocieron, tuvieron una familia, siempre desde la posición de que eran músicos. Primero en el Cuarteto vocal, luego en Síntesis. Más tarde llegaron los hijos.
“Nace X, seguimos trabajando, por supuesto. Después, nació la niña que se llama M, y los dos se metieron en el mismo ambiente de la música”.
Como un destino inefable en las familias de artistas, X confiesa que uno se debe al entorno del que proviene: “Naces en un ambiente de música y sales músico. ¿Es lógico, no? No sólo de música, también, es un ambiente artístico. Los artistas se reúnen, músicos, pintores, teatristas, y nace una familia de artistas”.
Es por esto que estudia piano clásico y que integra Síntesis durante diecisiete años, para luego, hacer su propio trabajo.
Carlos recuerda que “al cabo de los años X tenía otros intereses, diferentes a los de Síntesis. Primero integró su trabajo al grupo, pero no podía llevar dos carreras a la vez. Igual le pasó a M. Pero no es un problema de conflictos, es un problema de que tú tienes que volar y si tienes tu propia manera de ver las cosas es muy importante que salgas de ahí”.
Pero X aclara que nunca salieron del grupo, porque siempre están haciendo proyectos juntos. Además, “los conflictos dentro de la familia únicamente son sobre proyectos de trabajo”, asegura, “y no son conflictos, sino la forma de llegar a acuerdos para lograr objetivos.
“Siempre lo que hacemos es que cuando se crea algo lo ponemos en el medio y estamos todo el mundo y la querella es… ¡Vaya! Por eso creo que salen cosas, nosotros mismos nos criticamos mucho y tratamos de no repetirnos y de hacer cosas novedosas. Entonces, aparte de lo que uno crea, tiene un apoyo familiar para revisarlo, analizarlo, y las opiniones van motivándolo hasta que lo saca al público. Eso es un privilegio realmente”.
En los setenta, Carlos Alfonso decide interpretar dos géneros problemáticos para la época: el rock and roll y la música afrocubana, “mal llamada música de santería”. Reconoce que al final esa pertinacia da un tipo de beneficio, pero que es muy poco en comparación al trabajo dedicado: “Pero yo lo asumí, eso era lo que quería hacer y obtengo los beneficios que sembré. Eso es lo que yo sembré y eso es lo que he recogido durante todo este tiempo”.
Formados en generaciones diferentes Carlos y X, muestran distintas maneras de entender el arte y la música. Pero, sin atender a los contrastes, Carlos se dice orgulloso de la carrera de sus hijos: “Son gente que siempre me aportan algo, que me impresionan, que me sacan del paso. Cuando yo veo un trabajo de X por ejemplo, sé que voy a ver algo diferente, que estoy ante una obra que me va a aportar algo. Y en el caso de M siempre me sorprende.
“Fuimos formados con otros valores. Por ejemplo, cuando yo hacía una canción siempre decía ¿Esta canción le gustará a fulano? ¿Y qué dirá éste si la oye? Y muchas veces, muchas canciones se rompieron antes de estrenarse, precisamente porque respetábamos una ética. Estábamos en el movimiento de la Nueva Trova. Era otra época.
Después viene la generación de X, la más cercana a la de Síntesis, junto a Osamu, Roberto Carcasés, Descemer Bueno y Elmer Ferrer. Crean otro tipo de música, pero todavía mantienen la misma estética, un pensamiento similar: buscar calidad y que la música tenga un valor. Asumir lo que se hace.
En el caso de Carlos, con más años y más mundo, ha aprendido a juzgar las cosas por la época en que le tocó vivirlas. “He dejado pasar por alto muchas cosas que por supuesto en algún momento me perjudicaron. Pero no guardo ningún tipo de rencor, creo que mi país es uno de los mejores países del mundo. Cuando se lo digo a la gente, creen que estoy exagerando, pero me parece que Cuba es una maravilla. Yo he tenido la oportunidad de estar en buenos lugares y en malos también, y he visto cómo vive la gente, cómo se relacionan. Mi Cuba es mi Cuba, ¿eh? Es lo más grande que yo tengo”.
Para X, es un privilegio ser cubano. En referencia al mundo artístico, “internacionalmente es un país reconocido en el arte, su música, la plástica, todo. Y políticamente, bueno, estamos avanzando ahora mismo. Espero lo mejor, tengo fe en que siempre va a ser para mejor.
“Realmente yo he podido hacer lo que he hecho porque vivo aquí. Nací aquí. Casi me gradué de piano clásico, siendo de una familia humilde, y eso hubiera sido difícil para este mundo. Soy un producto de lo que he vivido aquí. Todos mis trabajos, mis sueños que voy realizando, lo he podido hacer aquí. Cuba es un país que tiene un misterio”.
https://www.youtube.com/watch?v=W6cz8OAm-Kw
Excelente fotografía tiene este video y un claro mensaje. Felicidades por estos artistas: de Corazón
No hay que justificarse por estar en Cuba y gustar de ello. Muchos de los que estsmos fuera lo hariamos gustosos si el gobierno nos diera la oportunidad de vivir y tesbajar con un minimo de condiciones.