Por primera vez en cien años un partido mayoritario en la Cámara de Representantes, en este caso los republicanos, no logra elegir a su presidente, el célebre speaker of the House.
Luego de tres elecciones consecutivas, Kevin McCarthy no logró el puesto; la sesión ha sido postergada para el miércoles al final de la mañana. En términos prácticos, esto significa varias cosas: ante la ausencia de un presidente, la Cámara baja no puede dar posesión a los nuevos miembros, no se pueden formar las comisiones legislativas, ni poner a trabajar esa zona del Congreso. Sin presidente nada funciona.
Lo sucedido es un indicio de que la personalidad de McCarthy no tiene el consenso necesario entre sus cófrades. En las tres votaciones se enfrentó a una realidad: solo podía perder el voto de cuatro de los suyos, lo que no logró.
El ganador de la jornada fue el demócrata de Nueva York, el líder de la minoría Hakeem Jeffries, quien logró cautivar a algunos republicanos que impidieron que McCarthy lograra los votos necesarios.
El final de este primer día demuestra que no hay una salida fácil para McCarthy, cuyo esfuerzo por reclamar el puesto se derrumbó ante la oposición de los conservadores. Al necesitar los 218 votos en la Cámara, solo obtuvo 203 en dos rondas, incluso menos que el demócrata Hakeem Jeffries en un órgano controlado por el Partido Republicano.
Pero la tercera votación fue aún peor con McCarthy perdiendo 20 votos una vez que cayó la noche sobre la nueva mayoría republicana de la Cámara. Las tensiones aumentaron cuando todos los demás asuntos se detuvieron. Sus seguidores se quejaron de que esta situación congelaba todos los planes de acabar con algunas políticas del presidente Biden.
McCarthy había prometido una “batalla en el pleno” durante el tiempo en que fuera necesario para vencer a sus compañeros republicanos de derecha, que se negaban a darle sus votos. Pero no estaba del todo claro cómo podría recuperarse después de convertirse en el primer candidato a presidente de la Cámara que no logra llegar al poder con su partido en la mayoría al cabo de un siglo.
“Todos vinimos aquí para hacer las cosas”, dijo el republicano de segundo rango, el representante Steve Scalise, en un discurso conmovedor instando a sus colegas a abandonar su protesta.
Criticando la agenda del presidente Biden, Scalise enfatizó que “no podemos comenzar a solucionar esos problemas hasta que elijamos a Kevin McCarthy como nuestro próximo presidente”.
Fue un comienzo caótico para el nuevo Congreso. Señaló un camino enredado por delante,lo cuaal marcará el ambiente en los próximos meses. No hay seguridad de que “los disidentes” republicanos vuelvan a encarrilar por las políticas del partido de un modo absoluto.
Una nueva generación de republicanos conservadores, muchos alineados con la agenda de Trump, quieren cambiar la agenda de siempre en Washington. Se comprometieron a detener el ascenso de McCarthy y a no hacer concesiones a sus prioridades.
“El pueblo estadounidense está observando, y es algo bueno”, dijo el representante Chip Roy, republicano por Texas, quien nominó al también representante conservador Jim Jordan de Ohio como una alternativa para orador.
Fue la segunda vez que los conservadores impulsaron a un reacio Jordan, el rival convertido en aliado de McCarthy, que hace días se había levantado para instar a sus colegas, incluso a aquellos que lo respaldaban, a dejar de votar por McCarthy.
Jordan obtuvo seis votos en la primera ronda, 19 en la segunda y uno más en la tercera.
Después de una estridente reunión privada del Partido Republicano, un grupo de conservadores encabezados por el Freedom Caucus, brazo politico de los trumpistas, estaban furiosos. Llamaron a la reunión una “golpiza” por parte de los aliados de McCarthy y se mantuvieron firmes en su oposición.
“Hay una persona que podría haber cambiado todo esto”, dijo el representante Scott Perry, republicano por Pensilvania, presidente del Freedom Caucus. En su opinión, McCarthy rechazó la última oferta del grupo de cambios en las reglas durante esa reunión el lunes por la noche en el Capitolio.
“Si quieres drenar el pantano, no puedes poner al caimán más grande en control del ejercicio”, agregó el representante Matt Gaetz, republicano por Florida.