Por Daniel Jolley, University of Nottingham; Karen Douglas, University of Kent y Mathew Marques, La Trobe University
Instintivamente, cuando hablamos con defensores de teorías conspiranoicas solemos intentar desautorizar sus ideas con información fiable y basada en hechos.
Pero la confrontación directa no suele servir para hacerles cambiar de opinión. Las teorías conspiranoicas son muy persuasivas y suelen agarrarse a los sentimientos de las personas o a su sentido de identidad. Incluso aunque desmentir sus teorías fuera eficaz, es muy difícil mantenerse al día con la cantidad de teorías que aparecen constantemente y la velocidad a la que se propagan. Solamente entre 2015 y 2016, el número de personas que comparteronn teorías conspiranoicas sobre el virus Zika en Twitter fue el doble que el de los que las desmentían.
Pero las investigaciones sobre cómo luchar contra estas teorías empieza a mostrar resultados. Hemos desarrollado algunos trucos para utilizar en conversaciones con personas conocidas o con las que hablamos solo de manera coyuntural.
Necesidad de control
Sin embargo, antes de entrar en discusiones, lo más importante es considerar las causas originales por las que esas personas creen en dichas teorías.
La gente recurre a las teorías conspiranoicas para satisfacer tres necesidades psicológicas. Quieren encontrar más certidumbre, sentirse con capacidad de control y mantener una imagen positiva de sí mismos y de su grupo. En épocas de crisis, como durante la pandemia, estas necesidades se ven frustradas y la necesidad de dar sentido a lo que ocurre se hace más urgente.
Una sensación errónea
Pero las creencias conspiranoicas no parecen satisfacer esas necesidades psicológicas y de hecho puede que sean contraproducentes, aumentando la incertidumbre y la ansiedad. Son teorías que no solo afectan al estado anímico de las persona sino que además pueden afectar a su comportamiento.
Por ejemplo, quienes creen en teorías antivacunas –como la idea de que las compañías farmacéuticas están ocultando sus peligros– tienen no solo peor actitud hacia las vacunaciones sino que su sentimiento de impotencia aumenta un mes después. Por eso es tan importante intentar hacerles reflexionar sobre su postura.
Lo que hemos averiguado
Una de las herramientas más importantes para reducir el impacto de las teorías conspiranoicas es la existencia de la norma social. La gente tiende a creer que hay mucha más gente que cree en estas teorías, y esto influye en hasta qué punto se dejan convencer. Un estudio de 2021 descubrió que contrarrestar esta creencia errónea con información sobre lo que la gente cree de verdad disminuye la intensidad con la que un grupo de adultos británicos se agarraba a las teorías antivacunas.
Otra vía puede ser precisamente la vacunación o inoculación previa: ofrecer información veraz antes de que les de tiempo a leer sobre las teorías conspiranoicas o verse expuestos a ellas. Un enfoque que puede funcionar en casos como las vacunaciones, en los que la gente no suele pensar en el asunto hasta que se hace necesario (por ejemplo, cuando tienen hijos y tienen que decidir si quieren vacunarlos).
También podemos inocularnos a nosotros mismos. Hay investigaciones que han descubierto que la manera de enfrentarse a la vida influye en la probabilidad de creerse estas teorías. Las personas que se centran en conseguir nuevas metas son menos creyentes en estas teorías, mientras que las que están más preocupadas por proteger lo que ya tienen encuentran estas teorías más creíbles. Los autores de esta investigación argumentan que el hecho de pensar en cómo quiere uno que sea su futuro ayuda a tener sensación de control y esto a su vez reduce la necesidad de recurrir a creencias conspiranoicas.
Para enfrentarse a conversaciones con conspiranoicos hemos desarrollado algunas pautas basadas en la evidencia.
1. Ser abierto de miras
Comenzar una conversación de manera abierta implica hacer preguntas y escuchar, construyendo una base común de entendimiento. Supone también evitar empezar defendiendo nuestro punto de vista. Las preguntas deberían ser de este tipo:
¿Cuándo empezaste a creer en esta teoría? ¿Cómo te ha afectado creer en esto? ¿Qué es lo que estas creencias suponen para ti?
2. Ser receptivos
Trabajar en lo que los psicólogos llaman receptividad conversacional permite que se cree una empatía que puede salvar la brecha entre las creencias de cada uno. Se puede conseguir usando las siguientes fórmulas:
Eso lo entiendo…; Entonces, lo que dices es que…; ¿Cómo te sientes ante eso?; Cuéntame más…; Te escucho; Gracias por compartirlo conmigo.
3. Pensamiento crítico
Defienda el valor del pensamiento crítico.
Si la persona con la que está hablando ya se considera un pensador crítico, puede pedirle que use su capacidad crítica para analizar con más profundidad la teoría conspiranoica en la que cree. Por ejemplo:
“Estamos de acuerdo en que hacerse preguntas es importante. Pero también analizar las evidencias más básicas. Tenemos que examinar toda la información disponible y asegurarnos de que comprobamos la verdad no solo de la información que no nos creemos, sino también de la que nos creemos o nos resulta más incómoda”.
4. Las teorías conspiranoicas no son lo normal
Es importante que dejemos claro que las teorías conspiranoicas no están tan generalizadas como la gente cree.
Establecer esta norma social pueden ayudar a la persona a recalibrar las necesidades del grupo con el que se identifica:
“Lo habitual es que los vecinos se vacunen contra la covid y se protejan, porque quieren ayudar a que la comunidad entera esté protegida. Se trata de que evitemos que las personas con la salud más delicada, que no pueden vacunarse, también estén protegidas”.
5. Pensemos en qué se puede controlar
Otra estrategia es animarles a mirar hacia delante e inspirarles para que pongan sus esfuerzos en aspectos de su vida que puedan controlar.
“Hay cosas que no dependen de nosotros, pero hay muchas otras sobre las que tenemos pleno control. Hagamos una lista de las cosas sobre las que podemos actuar de manera independiente para centrarnos en ellas”.
Este tipo de conversaciones pueden ser difíciles, pero son cruciales. Con una aproximación llena de comprensión y empatía y con la mente abierta conseguiremos la confianza de estas personas. Ganar su confianza es el primer paso para prevenir su radicalización.
Si sienten el peso de la incertidumbre, ayudémosles a sentirse seguros; si están preocupados o se sienten impotentes, ayudémosles a sentirse al mando de sus vidas; si se sienten aislados, ayudémosles a tener más contactos personales y sociales.
Daniel Jolley, Assistant Professor in Social Psychology, University of Nottingham; Karen Douglas, Professor of Social Psychology, University of Kent y Mathew Marques, Senior Lecturer in Social Psychology, La Trobe University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.