Si nos guiamos por el viejo adagio beisbolero de que un partido lo gana o lo pierde cualquiera, Cuba no estaría tan cerca de las semifinales del V Clásico Mundial de Béisbol como muchos pueden pensar. Sin embargo, la larga paternidad de los elencos antillanos frente a Australia en eventos de primer nivel invita al optimismo entre los fanáticos de la isla.
En los últimos 30 años, cubanos y australianos han chocado 16 veces en Copas del Mundo, Copas Intercontinentales, Juegos Olímpicos, Premier 12 y Clásicos Mundiales, y el balance es abrumadoramente superior a la escuadra caribeña, que ha ganado 15 de esos duelos con una solitaria derrota en el siglo pasado.
Este dato habla de un dominio arrollador de Cuba en distintas épocas y con diferentes generaciones de peloteros. Quienes derrotaron a los aussies en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y en la Copa del Mundo del 2001, no fueron los mismos que se impusieron en la final de Atenas 2004, en la Intercontinental del 2006 o en los Mundiales del 2007 y 2009.
Incluso en sus tiempos más convulsos y de menor jerarquía, los equipos antillanos han encontrado la fórmula para desbancar a los australianos, como sucedió en el Clásico del 2017 o en el Premier 12 del 2019. Romper el maleficio es ahora el mayor reto para ellos, y son conscientes de que quizás no exista un mejor momento.
“Durante varios años, han sido una de las grandes potencias del béisbol internacional, pero en este momento creemos que nosotros también lo somos. Pertenecemos a esa conversación. Así que creo que mañana por la noche va a ser un gran partido y, de nuevo, estoy muy emocionado por ello”, dijo a Japan Times el lanzador Steven Kent, designado como abridor del duelo frente a Cuba.
El zurdo es uno de los 14 australianos (solo cuatro son jugadores de posición) que repiten en la nómina respecto a la pasada edición del Clásico. Durante la primera ronda, Kent tuvo una salida en Tokio y no le fue nada bien.
Frente a Corea del Sur, apareció de relevo en la séptima entrada, regaló tres boletos y permitió tres carreras limpias, por lo que buscará redimirse frente a un plantel que terminó por todo lo alto en Taichung, con 20 carreras anotadas en dos encuentros.
Sin embargo, queda una sensación de irregularidad en el desempeño de Cuba que abre una brecha de posibilidades para Australia, cuya selección ha mostrado poder: fueron el segundo equipo con más jonrones (6) y el cuarto de mayor OPS (.856) entre los 8 que compitieron en los grupos asiáticos.
“El objetivo es ganar el juego y llegar a Miami y las semifinales. Dicho esto, tenemos que salir y jugar sin miedo porque no podemos tener miedo de cometer errores. Solo tenemos que salir, jugar el juego. Nuestra preparación ha sido realmente buena para este Clásico Mundial, así que solo tenemos que salir y jugar. Sabemos cómo jugar y dejarlo todo en la línea”, dijo el jardinero australiano Tim Kennelly, uno de los más experimentados del plantel.
Kennelly chocó contra Cuba en la Copa del Mundo del 2011 y sufrió en carne propia el ataque de una selección que se impuso 14-0 en Chitré, Panamá, hace ya 12 años, con destaque para Héctor Olivera, Frederich Cepeda, Yulieski Gurriel y Erisbel Arruebarrena. Precisamente, este último todavía permanece con camiseta de las cuatro letras y es uno de los líderes ofensivos del plantel que dirige Armando Johnson.
Pero la mayor preocupación de Kennelly y compañía no pasa solo por la fuerza cubana con el madero, sino en la calidad de sus lanzadores, quienes propinaron 38 ponches en los cuatro primeros partidos del Clásico, la segunda mayor cantidad entre todos los equipos incluidos en los grupos asiáticos.
Solo Japón (54) retiró más bateadores por la vía de los strikes que Cuba, cuyo staff llega fresco y con mucha confianza a un duelo de vida o muerte. Yariel Rodríguez, un lanzallamas que impresionó en el debut frente a Países Bajos, será el abridor de la novena caribeña, y tras él subirán a la lomita otros brazos de sobrada experiencia profesional.
Precisamente, si Australia quiere romper su maleficio frente a Cuba, necesitará dinamitar la planificación del picheo caribeño. Esa será la clave en sus aspiraciones, aunque también deben preocuparse por el desempeño de sus propios serpentineros, quienes dejaron una efectividad de 5.03 durante la primera ronda, con 19 boletos y un promedio de 1.44 corredores embasados por entrada. Si no salen finos, pueden pagarlo caro.
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