“Buen viaje Mauri. Llámame en cuanto llegues a La Habana”. Con estas palabras se despide este domingo el veterano escritor Manuel Vicent de su hijo Mauricio, histórico corresponsal español en la capital cubana fallecido hace una semana en Madrid a los 60 años.
Vicent, de 87, recuerda hoy a Mauricio en una columna en el diario español El País, en el que ambos escribían, y en ella reflexiona sobre el dolor que le provocó su inesperada muerte a consecuencia de una crisis cardiorespiratoria provocada por un ataque de asma.
“Nunca hay suficientes lágrimas a la hora de enterrar a un hijo. Ningún dolor puede ser tan profundo”, escribe Vicent a quien “ni el tiempo ni la muerte” podrán a arrebatarle lo que sentía por él.
En la columna, titulada “Mientras viva”, el veterano articulista recuerda que cuando Mauricio empezó a ejercer de corresponsal en La Habana le dio algunos consejos.
“El prestigio de un corresponsal consiste en estar bien informado. Sé leal, solidario y generoso con los compañeros. Por lo demás, hazme el favor de no vivir tan deprisa”, señala en el texto.
Mauricio Vicent trabajó como corresponsal para la cadena de radio SER y el diario El País durante más de tres décadas en la capital cubana, desde donde narraba la crónica social, política, musical y humana de Cuba, una labor que fue reconocida con numerosos galardones.
En 1998 obtuvo el premio al mejor trabajo periodístico en el extranjero que concede el Club Internacional de Prensa de España y, un año después, fue finalista del Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez.
Que Descanse en Paz. Y mis condolencias a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.