Una exposición de Umberto Peña (1937-1923) en La Habana siempre va a adquirir el rango de acontecimiento. Su jerarquía artística está fuera de cuestión. No sólo fue uno de los diseñadores cubanos de obra más incitante, eficaz y versátil, sino que, además, trabajó con éxito el grabado y la pintura, dos facetas por las que se le (re)conoce menos.
La marca de Umberto como diseñador quedó en Casa de las Américas (1963-1984). Revistas, discos, carteles, volantes… Pepe Menéndez, diseñador y actual responsable de la marca visual de Casa de las Américas, ha dicho que resulta difícil creer que tantas obras versátiles provinieran de un mismo creador. Fue, entre nosotros, un adelantado en la creación de eso que luego se llamó “imagen corporativa”.
Pero antes de que se consagrara al/en el diseño, había debutado como grabador y pintor de mucho mérito.
En fecha tan temprana como 1959 ingresó en la Asociación de Grabadores de Cuba. En 1960 imprime la xilografía mural en 10 tacos “Las dictaduras de América”, mismo año en que realiza su primera muestra personal, en el Centro de Arte Mexicano Contemporáneo, en México D.F.
A Umberto Peña se le asocia con la génesis del Taller Experimental de Gráfica de La Habana. Fue allí donde elaboró e imprimió las 21 piezas litográficas de la serie Con el rayo (1965-70) de donde se tomaron las 14 obras que ahora se exponen en el TEGH, en momentos que la escena de las artes visuales de La Habana presenta una animación difícil de seguir.
Son estampas en blanco y negro de 50 x70 cm., pruebas de artista o de taller, de tiradas de 8 ejemplares, algunas firmadas y otras no. Se conoce que Umberto reusaba firmar sus grabados. Son, como su pintura, de temática erótica y estética cercana al por art, con textos ocasionales (a la manera de los comics) intercalado con las imágenes.
Son estos algunos títulos de sus pinturas más mostradas: “El puf! De los caballeros” (1966), “Con el rayo hay que insistir” (1967), “¡Ayyy, shass, ¡no aguanto más!” (1967) y “Tú haces brrr con mi electricidad” (1967). En la obra pictórica contrasta la mordacidad de los contenidos, la ironía frontal y el dolor por la falta de aceptación a su sexualidad heterodoxa; son cuadros en los que predominan el rojo y el azul, aplicado el pigmento en su estado puro sobre el lienzo.
A Peña se le señala como un artista “retraído”, pues en un momento dejó de exhibir su obra. Eso se debió a la incomprensión y el revuelo que despertaban en la pacata moral oficial de aquellos años. De ahí que el pintor y el grabador aún está por “descubrirse”, sobre todo por las más recientes generaciones.
El pasado junio Peña falleció en Salamanca, España. Contaba al morir 86 años. Deja una impronta en el arte cubano que no se puede soslayar. Esta expo del TEGH es solo uno de los muchos homenajes que se le tributarán a lo largo del tiempo.
He interrogado a diseñadores, artistas y críticos sobre el legado de este grande de nuestra cultura. Ellos ofrecieron estas declaraciones en exclusiva para OnCuba.
Nelson Ponce, diseñador
“Cuando finalmente, y gracias a Pepe Menéndez, entré a trabajar en la Casa de las Américas, cumpliendo uno de mis sueños profesionales, Umberto Peña no estaba en el parnaso de mis diseñadores favoritos, y es que la historia hace ponderaciones caprichosas. Resulta ser que una de las gratas sorpresas que me trajo la Casa fue el acercamiento a la inmensa obra de este creador. Empecé a encontrarme con un inconmensurable material gráfico, tanto que entendí que la imagen que tenía de esta institución dependía en gran medida de su impronta, logotipos, diseño editorial, carteles, prácticamente todas las especialidades del diseño gráfico fueron abordadas por este maestro de forma certera y, en muchos casos, con ese anonimato que se le exige a una pieza de comunicación en contraste con la irreverencia cáustica y marcada personalidad de su obra pictórica. Poseedor de un registro versátil, asumió grandes riesgos a contrapelo de lenguajes visuales más potables; en ese sentido tenemos su coqueteo con el Op art y otras tendencias poco exploradas por los grafistas del momento. No solo en lo formal fue atinado, sino también en la elaboración de mensajes de alto vuelo recurriendo a hermosas metáforas visuales para expresar un concepto. A retazos fui conformando la imagen de este creador con momentos de ostracismo voluntario, en buena medida propiciados por la censura pacata incapaz de comprender una personalidad creativa como la de Umberto. Esto generó zonas vacías que impiden seguir la huella de este inquieto e inquietante creador y otorgarle el rango que merece en nuestro imaginario cultural. Por supuesto que al acercarme a su obra mi percepción de antaño cambió y hoy es uno de mis referentes fundamentales”.
Yamilys Brito, grabadora y directora del TEGH
“Umberto Peña es de esos artistas cuya obra no envejece, habla de la condición humana desde la cual el creador muestra su intimidad, esa que a veces no es placentera. Con el rayo es una serie paradigmática en ese sentido, no sólo porque con Umberto la litografía se convierte en fuerza expresiva, y sus estarcidos, líneas zigzagueantes y texturas visuales se combinan con una maestría difícil de superar en el grabado cubano, sino también por el desenfado con que introduce expresiones como ‘coño’, ‘no es el momento’, ‘con el rayo’… Frases tan mordaces como su erotismo, en esa combinación perfecta donde los ingredientes no sobran ni faltan. En eso consiste el aporte de Umberto Peña desde el blanco y negro de sus grabados. Es un honor tener un artista así en la colección del archivo del TEGH”.
Nelson Herrera, crítico y curador de arte
“Desde sus comienzos como diseñador en la Casa de las Américas, a fines de los años 60, Umberto Peña creó una de las más significativas imágenes visuales institucionales del país. Aprovechando los aportes del pop art y de una gráfica contracultural que se desarrollaba en los Estados Unidos y Europa, diseñó la revista, colecciones de libros, folletos, afiches, discos, invitaciones y todo lo referente a las impresiones de la institución, estableciendo así, sin proponérselo, un sello personal indiscutible. Traía consigo su experiencia como grabador en el Taller Experimental de la Gráfica de La Habana y su importante trayectoria en el campo de la pintura, pero supo deslindar estas expresiones de su labor de diseño.
“Dotado de talento para el dibujo, creó una imaginería erótica en el universo litográfico marcado por rasgos irreverentes y provocativos en blanco y negro (el color lo dedicó por entero a lo pictórico), al tiempo que manchas e indefiniciones formales sumaba a otro mundo paralelo plagado de inquietudes y drama al asumir códigos de un neoexpresionismo latente en varios creadores cubanos en aquella década. Sorprendió siempre esas diferencias de expresiones y soportes que supo manejar con inteligencia para evitar contaminaciones indeseadas.
“Su espectro gráfico fue amplio y diverso, al igual que su diseño: carecía de prejuicios para incorporar cualquier elemento de siglos atrás y del propio siglo xx con el fin de crear sus poderosas imágenes (sobresalientes en librerías y calles) de la compleja y abundante red de signos y símbolos que nos rodean día a día”.
Alejandro Rodríguez, diseñador
“El primer contacto que tuve con la obra gráfica de Umberto Peña fue a principios de los 2000, cuando cursaba la carrera en el Instituto Superior de Diseño. Su obra había logrado perdurar en el tiempo y continuaba siendo un referente para muchos diseñadores que comenzábamos a adentrarnos en el mundo de la comunicación; pero no fue hasta que comencé a trabajar en la Casa de las Américas que comprendí su verdadera magnitud. Con su marcada formación de artista plástico y gracias a su ingenio, Umberto logró desarrollar la línea gráfica y la visualidad que distinguió a la Casa en las décadas del 60, 70 y parte de los 80, creando carteles, revistas, libros y otras piezas editoriales que hoy suelen ser revisitadas en busca de inspiración. Su manejo del color, la síntesis formal y la abstracción conceptual, recursos característicos de su trabajo, lo llevaron a desarrollar diseños con un gran equilibrio entre las funciones comunicativa y la estética. No tuve la suerte de conocerlo personalmente, pero si el privilegio de sentirme influenciado por su obra y recientemente compartir espacio en una exposición de carteles homenaje al centenario de Haydee Santamaría, desarrollada en la Casa de las Américas el pasado año. Si tuviera que resumir su trabajo de diseño usando su obra cómo referente, diría que Umberto logró dar en la diana muchas veces”.