Otra vez una cumbre climática se queda corta y podría morir a los pies de sus ambiciones.
La COP 28 de Dubái, que debería sellarse con un gran acuerdo internacional para poner una fecha final a la producción de combustibles fósiles —el mayor villano de la contaminación atmosférica— podría terminar con un tímido acuerdo para reducirlos, pero no para eliminarlos.
Lluvia de críticas
El negociador principal de la Unión Europea, Wopke Hoekstra, rechazó el borrador de 21 páginas de la declaración de la cumbre. Hoekstra lo consideró “claramente insuficiente y no adecuado para abordar el problema” y añadió tajante: “Simplemente no podemos aceptarlo”.
Las organizaciones ecologistas también han reaccionado con decepción.
Jan Kowalzig, experto en clima de Oxfam, calificó el texto de una “redacción muy débil” que se aleja de los combustibles fósiles y advirtió que el objetivo de 1,5 grados establecido por el Acuerdo Climático de París de 2015 se tirará probablemente por la ventana con este borrador.
La responsable mundial de políticas climáticas y energéticas de WWF —el Fondo Mundial para la Naturalez— Fernanda Carvalho, escogió el adjetivo de “desastroso” para descalificar el nuevo borrador, el cual contiene una variedad de opciones energéticas, “pero ninguna para eliminar progresivamente la producción de los crudos”.
En la misma cuerda, Greenpeace aseguró que la eliminación de combustibles fósiles es una “línea roja” que no puede ser opcional. “En general, este texto no añade una señal sobre el fin de los combustibles fósiles”, lamenta la organización ecologista fundada en 1971 en Vancouver, Canadá.
Colombia, cuya ministra de Ambiente Susana Muhamad ha llevado un papel protagonista en toda la COP28 con sus ambiciosas propuestas climáticas, criticó duramente el borrador como un documento en el que sale ganando “el capital fósil”.
Revisando cada una de las opciones, en ninguna aparece la expresión “phase out” (eliminación) de los combustibles fósiles y en cambio habilita el uso de todos los que estén basados en tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 que son duramente criticadas por científicos, porque no evitan las emisiones a la atmósfera.
Ninguno de los analistas, ecologistas y negociadores consultados por la agencia española EFE creen que el texto pueda salir adelante tal y como está redactado, pues para ser acogido deberá contar con el apoyo de los 198 países representados en la COP28, donde se toman las decisiones por consenso.
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Conflicto de intereses
El presidente de la COP28, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Sultán al Yaber, quedó aislado en sus apreciaciones positivas del borrador, al que consideró como “un enorme paso adelante” para conseguir “las ambiciones” de la reunión.
Al Jaber, de 50 años, es el ministro de Industria y Tecnología Avanzada de los Emiratos Árabes Unidos, pero también lidera la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi (ADNOC) y es director ejecutivo de Masdar, o Abu Dhabi Future Energy Company, una empresa estatal de energías renovables emiratí fundada en el año 2006 como filial de la estatal Mubadala Investment Company.
Graduado de universidades estadounidenses y británicas, Al Jaber ha contratado a varias empresas para lavar su imagen, en un ejercicio conocido como greenwashing, pero son pocos los que lo toman en serio como una persona comprometida con la lucha ambientalista.
El CO2 y otros culpables
Cuando los combustibles fósiles se queman, liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que, a su vez, atrapan el calor en nuestra atmósfera. Ello los convierte en los principales responsables del calentamiento global y del cambio climático.
Se estima que la cadena de valor del combustible fósil emite 110 millones de toneladas de metano al año en la producción y el uso de gas natural, carbón y petróleo. Esto representa una gran proporción de todas las emisiones de metano.
Bakú: ¿Más de lo mismo?
Después de esta cita en Dubái, que debe su rutilante prosperidad en buena medida a la producción y exportación de petróleo —tiene un formidable acuerdo con Israel— la próxima COP, la número 29, tendrá por sede a otro pozo petrolero: Baku, Azerbaiyán.
“El hecho de que quieren dar un paso al frente y convertirse en líderes climáticos es un paso importante”, sostuvo, sin embargo, Ani Dasgupta, director del Instituto de Recursos Mundiales. “¿Cómo lo harán? Aún no lo sabemos”, ponderó este pereseverante ambientalista que planea impulsar la bioeconomía en la Amazonia.
EFE / OnCuba