La mitad de la Amazonia, un territorio superior al de la India, podría sufrir alteraciones irreversibles e incluso desaparecer en 2050, determinó un equipo internacional de investigadores.
El grupo evaluó los umbrales críticos que pueden provocar cambios profundos en la región y empujar al bosque tropical más grande del mundo a un punto de no retorno que repercutirá en el clima global de la Tierra, informó un despacho de la agencia EFE.
Umbrales negativos remontados
El informe sitúa como punto de inflexión una deforestación acumulada de 20%, y el equipo de investigación estableció el límite seguro en 10 %, aunque ya se ha superado 13 %.
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Por otra parte, el umbral crítico del aumento de temperatura media a nivel global se sitúa en 2 grados Celsius, y establece como límite seguro para el bosque amazónico el de 1,5 grados.
En cuanto a la reducción de las lluvias, el punto de inflexión se marca en los mil litros por metro cuadrado anuales, y fija como límite seguro los 1800 litros.
Visto desde otra óptica, no debería superarse el déficit de 450 litros por metro cuadrado de lluvia al año en los periodos de estación seca, siendo el límite seguro los 350 litros.
Los expertos marcaron la duración límite que debe tener la estación seca: el “umbral crítico” en los ocho meses y el “límite seguro” en cinco.
Los resultados del trabajo, liderado por la Universidad Federal de Santa Catalina, de Brasil, y en el que intervinieron especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), aparecieron publicados este miércoles en la prestigiosa revista Nature, fundada en 1869.
Entre las conclusiones más alarmantes del estudio, causa estupor que dos de tales umbrales, los correspondientes a los niveles de deforestación y a la degradación del bosque amazónico, ya han sido sobrepasados.
Efecto cascada
Encarnación Montoya, del Instituto Geociencias Barcelona (GEO3BCN-CSIC), advirtió del efecto cascada.
En declaraciones a EFE, la científica explicó cómo un factor, el de la deforestación, puede aumentar la potencia negativa de los otros, ya que la mitad de las precipitaciones que se registran en la cuenca amazónica proceden del agua reciclada de forma natural en el mismo cauce.
La investigadora española describió a los bosques amazónicos como los “refrigeradores” del planeta y como gigantescos sumideros del dióxido de carbono -principal responsable del cambio climático.
La degradación del vasto ecosistema impedirá que siga actuando como “una bomba de agua” por un lado, y como un “succionador” de dióxido de carbono por otro, por lo que aumentarían los efectos del cambio climático.
Los indígenas, los mejores protectores de la Amazonia
Más allá de las virtudes climáticas de la selva amazónica y su efecto regulador, la investigadora Encarnación Montoya resaltó las poblaciones que residen y resisten en la región a los numerosos atracos de las empresas mineras y agroindustriales.
Se trata de 42 millones de personas, incluyendo 2,2 millones de indígenas y comunidades locales que pertenecen a unas 400 etnias y culturas diferentes.
“Son los vigilantes; son los que tienen el conocimiento tradicional; viven, conocen y usan de manera sostenible los bosques amazónicos”, enalteció Montoya y reconoció que las poblaciones indígenas “son los principales protectores del bosque amazónico”.
8,4 millones de campos de fútbol durante la última década
Datos sobre el uso y la cobertura del suelo hasta 2021, explica que el bosque ha perdido 85 millones de hectáreas (850 mil millones de km²) desde las primeras ocupaciones europeas en América del Sur.
Esa superficie equivaldría a la desaparición de 13% de la cobertura vegetal original.
Debido a la deforestación, la selva amazónica ha perdido el equivalente a 8,4 millones de campos de fútbol durante la última década.
Con fronteras en ocho naciones sudamericanas y una entidad francesa (Guayana), la selva amazónica alberga 10 % de la biodiversidad del planeta, almacena carbono equivalente a unos 20 años de las emisiones de la Tierra y es responsable de un efecto de enfriamiento neto que ayuda a estabilizar el clima global.
El bosque morirá por sí solo
Para llegar a sus conclusiones, los científicos utilizaron registros históricos (que abarcan unos 65 millones de años), modelos climáticos y datos de observación de los últimos cuarenta años, incorporando observaciones satelitales de la propagación de los incendios forestales, la cobertura arbórea o la deforestación.
El trabajo que han realizado los estudiosos, coordinados por el brasileño Bernardo Flores, es fruto del primer informe científico sobre esta región, que se lanzó en la cumbre climática de Glasgow en 2021 a instancias del Panel Científico por la Amazonia, una iniciativa auspiciada por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
“Cuando crucemos este punto de inflexión, quizá ya no podamos hacer nada”, afirma Flores, de la Universidad de Santa Catarina y autor principal del informe. “El bosque morirá por sí solo”, remató el científico brasileño.