Desde que empecé el discurso
de que iba a dar este curso
me pregunta esto la gente.
Interrogación frecuente.
¿Es una provocación?
¿Es una contradicción?
¿Carece de pertinencia
la palabra “inteligencia“
asociada al reguetón?
¿Reguetón inteligente?
¿Qué estás haciendo, Pimienta?
El reguetón no alimenta.
El reguetón es hiriente.
Vaya música indecente .
Y misógina. Y machista.
¿Qué te pasa, repentista?
¿No sabes que el reguetón
es una malformación
de gente que es mala artista?
Pero yo lo veo así
(muy, pero muy diferente):
¿Reguetón inteligente?
A todos respondo: “¡SÍ!”.
¿O habrá que quedarse así,
todos de brazos cruzados
mirando para otros lados
mientras los reguetoneros
invaden mundos enteros
con versos coreografiados?
¿Y si cambiamos la historia
del llamado pop urbano?
¿Y si echamos una mano?
Los cuerpos tienen memoria.
¿Y si actuamos con euforia
y a la vez con decisión?
Cambiemos el reguetón.
Escribamos letras nuevas.
Pongamos lo nuestro a prueba.
O hagamos la reflexión.
¿Por qué nos molesta tanto?
¿Por qué nos escandaliza?
¿El arte se vulgariza?
¿El reguetón es no-canto?
Yo no quiero hacerme el santo.
Yo lo oigo y también me muevo.
Hay que tomar el relevo.
¿El reguetón nos agobia?
¿No habrá un poco de “neofobia”,
desconfianza hacia lo nuevo?
Mis padres también decían
cuando yo tenía 20
y oía algo diferente
que sus tímpanos sufrían.
¿Y saben qué es lo que oían?
¿Cuál era mi mala opción?
Donna Summer, Elton John,
Michael Jackson, los Bony M.,
Prince y Madonna también…
¡Todo “inferior” al danzón!
Y Cyndi Lauper… ¡qué mal!
Y Whitney Houston… ¡qué horror!
Y Stevie Wonder… ¡no, señor!
Y David Bowie… fatal.
¿Tina Turner? No es normal.
¿Freddy Mercury con Queen?
Para mi padre era el fin
del bolero y los danzones.
Todas pésimas canciones,
no como las de Machín.
No hago una comparación
sobre la música aquella
—absolutamente bella—
y el llamado reguetón.
Es solo una observación
psico-antropo-sociológica:
Hago una pregunta lógica
que puede evitarnos sustos:
¿Cuánto incide en nuestros gustos
nuestra propia edad biológica?
Drexler habla incluso de
“discriminación etaria”,
una reacción precaria
por edad, que no se ve.
El “edadismo”. Lo sé.
Porque a mí también me pasa.
Lo que escucha mi hijo en casa
siempre lo veo inferior
al musical esplendor
de mi época, y me amenaza.
El caso del reguetón
es bastante llamativo.
Es un continuo motivo
de crítica y discusión.
Las acusaciones son
sobre todo de machismo.
Machismo-exhibicionismo.
Machismo-ultrapavoneo.
Cosificación. Perreo
machistoide. “Badbunnismo”.
¿Qué ritmo no dio lección
de machismo en sus canciones?
La cumbia. Los bolerones.
Rock. Tango. Punk. Salsa. Son.
¿O solo es el reguetón?
¿En qué ritmo la mujer
no fue objeto de placer,
no ha sido igual mal-tratada?
Bolero. Samba. Lambada.
Las músicas del ayer.
Otra acusación frontal
es lo explícito del texto,
texto, pretexto y contexto
para hablar de lo sexual.
¿Hablar de sexo está mal?
¿O será que nos molesta
que se hable en tono de fiesta
y con tanta asiduidad
sobre la sexualidad?
¿El sexo nos indigesta?
Si hoy alguien se escandaliza
por la “explicitez” sexual
del reguetón… está mal.
A mí, en verdad, me da risa.
¿El arte se vulgariza?
¿Es provocación caótica?
¿Es vulgaridad despótica?
¿Es punible contenido?
¿O será que no han leído
la literatura erótica?
¿No han leído a la Istarú?
¿No se han leído a Bukowsky?
(Merecen un tierno cosqui,
un simpático, ¡allá tú!)
¿Las edades de Lulú?
¿Giaconda? ¿Luna Miguel?
¿Es el sexo a otro nivel?
¿Qué sobra, qué está, qué falta?
¿Una cosa es en voz alta
y otra cosa es en papel?
El “mal” no es el reguetón.
Es el sexo. O ni siquiera.
Es la forma, la manera
en que el género canción
habla de cuerpo y colchón,
y da y toma y mueve y muele…
Porque en el fondo nos “duele”
y vemos como una “falta”
que hablen de sexo en voz alta.
Y en la radio. Y en la tele.
El sexo y los eufemismos
son norma en el habla oral.
Lo explícito no es normal
(son macro y micromachismos).
¿Y si ellas usan los mismos
resortes que los varones
a la hora de hacer canciones?
¿Y si ellas gimen, perrean,
ostentan cuerpos, desean,
dan rienda a sus tentaciones?
Porque Anitta y Karol G,
Naty Natacha y Nicole
también son de cama, alcohol,
“dame duro” y ¡pum-pum, sí!
Y Tokischa y Becky G
también son de poca ropa,
mucho carro y mucha copa.
¡Cuánto sexo en movimiento!
¿Formas de “empoderamiento”
en América y Europa?
No se enfrentan al machismo
desde su feminidad
dolida. A decir verdad,
ellas repiten lo mismo.
Contra el machismo, ¿el hembrismo?
Ellas actúan igual
dando rienda al natural
deseo sexual explícito.
¿Es vulgar, soez, ilícito?
¿O es igualdad corporal?
Ya no ostentan el poder
los Bad Bunny, los Maluma.
Ahora en los conciertos suma
el cuerpo-voz de mujer.
Todas pasaron de ser
cosificación odiosa,
manipulación capciosa,
a ser las empoderadas.
Ya no son cosificadas.
Ahora son (power!) La Cosa.
Por eso en nuestra Academia
convocamos a este curso.
¿Nuevas letras? Sí. Un recurso
y un esfuerzo que se premia.
Si el género nos apremia,
si creemos que hay opciones,
hagamos nuevas canciones
que aspiren a un nuevo premio.
Grandes figuras del gremio:
¡Hay letrista, hay opciones!
Feid y Tego Calderón
Daddy Yanki y Don Omar
Rauw Alejandro (sin par)
Mike Towers (alta tensión)
Ñengo Flow (que vacilón)
Zombie, Lucky Brown, Anitta.
Luis Fonsi (que “despacita”)
Quevedo, Columbia, Mora,
Ryan Castro. Marisola.
Y pum pum … ¡mamacita!
Calle 13. Peso pluma.
Farruko y El Alfa. Sí.
Nicky Jam y Becky G.
Manuel Turizo y Maluma.
Bad Bunny. Balvin. Ozuna.
Lola Índigo, Nio García.
La Becerra (la María).
Tiago. Wisin y Yandel.
Danny Ocean con Anuel.
C. Tangana y Rosalía.
Jhayco, Tainy, Cris, Shakira.
Tokischa, Chencho Corleone.
Kali Uchis y sus canciones.
Naty Natacha de gira.
Nicky Nicole (cuánto inspira).
Tini, Yatra (qué atracción)
Nicky Minaj (qué pasión).
Reik, Sofía Reyes, Bless.
¡Caderas, cinturas, pies!
Todos cantan reguetón.
Insisto: si el ritmo gusta
y crea festivo nexo…
¿No será que hablar de sexo
en voz alta nos asusta?
Insisto: ¿Qué nos disgusta?
¿Su beat básico, simplón?
¿El autotune? ¿La acción
pélvica? ¿El protagonismo
de lo kitsch? ¿Tanto machismo?
¿La palabra “reguetón”?
El reguetón no es Maluma.
Bad Bunny ni Karol G.
Es África ardiendo en ti.
Y el Caribe. Todo suma.
Lo jamaicano rezuma.
Lo afrolatino se exhibe.
Ese ritmo que revive
la esencia del cuerpo humano
es puro ritmo africano
pasado por el Caribe.
Dembow. Reggae en español.
Reguetón con bomba y plena.
Reguetón con salsa buena.
Y reguetón con dancehall.
Reguetón con rap. Con soul.
Reguetón bounce. Y a gozar.
Raggamuffin. Y a bailar
Dub. Cumbia. Underground. ¡Cintura!
Atmosférica locura.
Psicodélico lugar.
Otra cosa es la violencia
y la porno-exhibición.
La porno-recreación
tan rallana en la indecencia.
Es la mayor exigencia
que se le hace, y con razones.
Tribales ostentaciones.
Amor sin freno al dinero.
Violencia gratis, sin pero.
Falocráticas acciones.
No hace falta para hablar
de sexo la porno-estética.
Referencias a una ética
adredemente vulgar.
No hace falta graficar
la violencia. Sin sermones.
En todas esas canciones
donde hay violencia gratuita
el género debilita
sus propias proposiciones.
¿Violencia? No. ¿Sexo? Sí.
Erotismo juguetón
a ritmo reguetón
todo el que quieran. Así
que Becky G y Karol G
y Maluma y compañía
pueden bailar todo el día
entre rákata y pum-pum
pero jamás el ¡boom-boom!
de las armas, su sangría.
Por eso yo, un escritor,
un temba, un intelectual,
invito a no mirar mal
lo que puede ser mejor.
Tomémoslo con humor.
Venzamos tantos complejos
y antes de hacernos más viejos
y perder adrenalina
usemos “La gasolina”
para “movernos” más lejos.