No es un vehículo de lujo ni tiene la capacidad ideal para días de mucha concurrencia. Pero “resuelve” en medio de la crisis, y de temperaturas y precios disparados.
Desde hace un mes los habaneros tienen un poco más fácil la posibilidad de darse un chapuzón en la playa y aliviar el calor del verano.
Un tren, que parte desde el andén de Egido y Arsenal, en La Habana Vieja, va hasta las Playas del Este, en un recorrido que suele tardar entre hora y media y 2 horas, con paradas intermedias. Arenal, Guanabacoa, Bacuranao, Tarará y Guanabo forman parte de su trayectoria.
No es, lógicamente, un tren de lujo. Los suyos son coches rescatados, con asientos “tiesos”, techos y paredes heridas y con la brisa del camino como bateadora emergente por el aire acondicionado. No tiene baño ni pantallas; aunque no le falta alguna bocina particular con la música de moda.
Tampoco tiene la capacidad ideal para los días de mayor concurrencia, principalmente los fines de semana. Pero “resuelve”, según le comentó uno de sus pasajeros a nuestro corresponsal Otmaro Rodríguez, quien se aventuró esta semana a hacer el viaje.
Por 35 pesos, un precio surreal en tiempos de crisis económica y elevada inflación como los que vive Cuba, se puede llegar hasta la parada final, en Guanabo, e incluso por menos dinero si el viaje es hasta un punto intermedio. En un carro particular el pasaje no costaría menos de 500 pesos.
Con una capacidad aproximada de 200 pasajeros, el tren tiene una sola salida hacia las playas, de martes a jueves, a las 9:00 de la mañana, para regresar sobre las 6:00 de la tarde. De viernes a domingo sale dos veces (9:00 AM y 1:30 PM) y, por tanto, retorna a La Habana otras dos (11:10 AM y 6:35 PM).
Como en todo transporte estatal, en el tren no está permitido fumar ni consumir bebidas alcohólicas. Tampoco se venden alimentos o refrescos, así que los pasajeros suelen cargar con toda la comida para la aventura playera.
Familias con niños y adolescentes, parejas y grupos de amigos son viajeros habituales de un tren que lleva también a trabajadores y policías, y que en días de semana tiene incluso asientos vacíos, como comprobó nuestro fotorreportero.
Al bajarse, hay que caminar hasta la playa, pero prácticamente con todo el recorrido realizado y el embullo por darse el chapuzón, a pocos les importa. La vuelta, con todo el sol del día y el salitre encima, es más pesada.
Aun así, gracias al tren las Playas del Este no parecen tan lejanas como en otros tiempos. Y en medio de tantas dificultades, de precios y temperaturas disparadas, para muchos habaneros es, sin duda, un alivio de verano.
Durante muchos años ha existido esta facilidad para el traslado a la playa de forma segura a quienes quieren pasar un rato de tranquilidad. No hay nada extraño en esto. Lo que es extraño que nadie haya comentado que hace muchos días faltan los víveres que se ofrecen por la libreta de abastecimiento ( no tengo jabón de baño , pasta dental, papel higiénico). Ni tampoco se ha propuesto que los Dirigentes de Gobierno empiecen a recibir los productos alimenticios como lo están recibiendo la mayoría de la población cubana, por una libreta de abastecimiento.
Durante muchos años ha existido esta facilidad para el traslado a la playa de forma segura a quienes quieren pasar un rato de tranquilidad. No hay nada extraño en esto. Lo que es extraño que nadie haya comentado que hace muchos días faltan los víveres que se ofrecen por la libreta de abastecimiento ( no tengo jabón de baño , pasta dental, papel higiénico). Ni tampoco se ha propuesto que los Dirigentes de Gobierno empiecen a recibir los productos alimenticios como lo están recibiendo la mayoría de la población cubana, por una libreta de abastecimiento.