La postemporada de Grandes Ligas seguirá su curso este sábado, cuando arranquen las Series Divisionales de cada circuito luego de los vibrantes duelos de comodines. En solo tres jornadas de esa instancia se dieron varias sorpresas y se confirmó una tendencia: los cuatro conjuntos que avanzaron de ronda ganaron sus primeros partidos.
Precisamente, en las siguientes líneas analizaremos los aspectos más relevantes que nos dejaron estos enfrentamientos y profundizaremos en las actuaciones de los cubanos.
El equipo de las remontadas lo volvió a lograr
Si la temporada de los Mets en 1986 mereció un documental por todos los hechos que la rodearon, no sería una mala idea hacer lo mismo con la contienda de 2024. Impresionantemente, después de ser uno de los equipos más mediocres del negocio en los primeros dos meses de campaña, la novena dirigida por Carlos Mendoza fue la mejor de Las Mayores en los últimos 120 días del curso.
Los neoyorkinos se inspiraron en una canción que se convirtió en un himno para el plantel. Hablamos, por supuesto, de “Oh my God”, todo un éxito lanzado a mitad de temporada por el pelotero cubano José “Candelita” Iglesias, quien desde su faceta artística impulsó a los Mets, aunque también aportó con el madero y su excelente defensa. En gran medida gracias a ese tema lograron una química extraordinaria en el clubhouse, y justo esa compenetración fue muy importante en cada victoria, incluidas las que lograron en la Serie de Comodín contra Milwaukee.
“Con lo que ha sucedido esta temporada, parece apropiado que le ganáramos a los Cerveceros de una manera tan impresionante”, dijo el jardinero Brandon Nimmo cuando finalizó el tercer choque de la serie. “Parecía que estábamos en la ruina porque, al principio de la temporada, nos dieron por perdidos. Y así mismo fue como se desarrolló el juego final. Estuvimos abajo en el marcador durante ocho entradas y simplemente seguimos luchando hasta el final”, añadió el patrullero.
Lo que sucedió quedó para la historia: un cuadrangular de tres carreras en el noveno inning para consolidar otra épica remontada. Con ese vuelacercas Pete Alonso se convirtió en el primer jugador de Grandes Ligas que conecta un jonrón ganador con su equipo perdiendo en la novena entrada o más tarde en un juego de postemporada en el que el ganador se lo lleva todo, según OptaStats.
En tres de sus últimos cinco choques, los Mets han ganado con épicas remontadas. El pasado lunes, cuando buscaban la clasificación a los playoff, vencieron a los Bravos revirtiendo el marcado en dos ocasiones, la última en la novena entrada. En el primer juego contra los Cerveceros, también remontaron un déficit de dos carreras.
Las remontadas son algo típico para el conjunto de Steven Cohen, pues fueron el tercer equipo con más remontadas en la temporada (41), solo superados por Cleveland (49) y los Dodgers (43). Además, se consolidaron como el conjunto con más remontadas en el noveno inning (8).
“Candelita” no tuvo una gran primera fase de los playoff ofensivamente. Apenas bateó un jit en 14 veces al bate, pero a la defensa sí pudo brillar con varias jugadas importantes. Su equipo espera que su ofensiva de la contienda regular también llegue a la postemporada.
A.J Hinch, Skubal y Andy Ibañez: los protagonistas del final de una dinastía
Hace siete años, los Astros de Houston comenzaron un proceso que fue lo más cercano a una dinastía en la Liga Americana. Es real que estuvo manchado por un escándalo de robos de señas, pero después de pagar por su error demostraron que su éxito no era casualidad. En este lapso, hilvanaron una racha de siete campañas seguidas avanzando a la Serie de Campeonato.
Uno de los responsables de guiar el proyecto de los siderales fue A.J. Hich, quien llegó a la organización en 2015. Hasta 2019, logró un balance de 481 victorias y 329 derrotas y consiguió el primer título de Serie Mundial en la historia de la organización.
Pero todo lo que empieza tiene su final, y así pasó en estos playoff con la dinastía de los Astros. Un equipo de Detroit inspirado y guiado precisamente por las ideas de Hinch como manager y por el impresionante Tarik Skubal desde la lomita, logró apagar la ofensiva de los astronautas.
En su cuarto año como timonel de los Tigres, Hinch logró clasificarlos por primera vez a la postemporada desde 2014. Por si fuera poco, también los condujo a su primera victoria en una serie de playoff en 11 años. Sin dudas, estas son razones para contar con los felinos de cara a los duelos que vienen.
Por cierto, uno de los protagonistas de esta historia es un cubano, el pinero Andy Ibáñez, quien vivió el turno más importante de su carrera. El infielder bateaba .239 cuando entraba al juego como bateador de emergente. Contra lanzamientos de 95 millas o más solo promedió .235 en la pasada temporada regular. Pero había algo que jugaba a su favor contra uno de los mejores cerradores (Josh Hader) de Las Mayores: es un gran bateador contra los serpentineros zurdos.
Este año, Ibáñez bateó .292 contra los lanzadores de la llamada mano equivocada, gran diferencia respecto a los .161 que promedió contra derechos. Hinch sabía que ponerlo de emergente, con bases llenas, dos outs y el marcador igualado a dos carreras en la octava entrada sería una buena apuesta.
Hader le lanzó cinco pitcheos a Ibáñez y todos fueron a más de 95 millas por horas. Tres de ellos terminaron siendo foul, otro fue bola y el quinto y último, salió a 105 millas hacia el jardín izquierdo. ¿El resultado? Un doble que limpió las bases y puso pizarra final de 5-3. Era el último clavo en el ataúd de los Astros.
Los Reales sorprendieron a los Orioles
Por primera vez desde 2015 los Reales de Kansas City aparecieron en una postemporada, y lo hicieron tras perder 106 juegos en 2023. De esta forma, entraron en los anales del béisbol como el tercer equipo en la era moderna que pierde 100 juegos un año y va a los playoff al siguiente. Antes solo lo lograron los Mellizos de Minnesota en 2017 (103) y los Marlins en 2019 (105).
¿Cómo los Reales lograron un cambio tan impresionante tan rápido?
Primero, se gastaron más de 100 millones en la agencia libre y después lograron unir a un núcleo de jugadores jóvenes con peloteros más experimentados. Al reforzar su bullpen y la rotación, también trabajaron en mejorar las oportunidades de anotar carreras. Para eso, pusieron la velocidad en función de la ofensiva. Con todos esos ingredientes, solo quedaba una cosa para lograr los frutos: que el equipo ganara confianza.
“Este es un conjunto que siempre apostará por la calidad que tiene, confiamos en que podemos hacer cosas muy buenas y ese pensamiento lo ponemos en práctica día a día”. Así declaró el manager Matt Quatraro cuando su conjunto barrió a los Orioles en la Serie de Comodín.
Lo impresionante es que la ofensiva de Baltimore, entre las cinco mejores en OPS, anotadas y jonrones durante la campaña regular, quedó totalmente minimizada ante un impresionante picheo. En 18 entradas solo pudieron facturar una carrera, batearon 11 indiscutibles y con corredores en posición anotadora dejaron un anémico average de .154.
Los Raeles solo anotaron tres carreras, y dos de ellas fueron por cortesía de su mejor jugador, el joven Bobby Witt Jr. “Queremos dejar un legado; esto solo es el inicio de algo especial”, dijo el estelar torpedero tras asegurarle el pase a su equipo a la Serie Divisional, donde se medirán ante los Yanquis de Nueva York. “Estamos ansiosos por hacer lo mismo en la siguiente fase, pero vamos paso a paso para que el plan funcione”.
El cubano Yuli Gurriel solo pudo conectar un jit en los dos juegos contra los Orioles, pero jugó una buena defensa en primera base. Además, el aporte de experiencia que le pueda dar a su equipo en la siguiente fase será fundamental para seguir avanzando.
También es fundamental el trabajo del camagüeyano Dairon Blanco, quien anotó una de las tres carreras de os Reales ante Baltimore y se ha perfilado toda la temporada como el mejor corredor emergente que tiene Kansas. El juego chiquito debe ser fundamental ante los Bombarderos del Bronx.
San Diego puede ser el equipo más equilibrado de esta postemporada
Si necesitamos una palabra para describir al equipo de los Padres de San Diego, “equilibrio”. La franquicia del Petco Park ha logrado balancear su roster como nunca antes lo habían hecho. Desde una rotación confortable y un bullpen profundo, hasta una ofensiva con bateadores de fuerza y de contacto. Por si fuera poco, también cuentan con una buena defensa y un buen corrido de las bases. Tiene todo lo necesario para ser un equipo exitoso.
Una muestra de lo que apuntamos anteriormente fue lo que ocurrió en la primera fase de estos playoff, cuando blanquearon a los Bravos de Atlanta. Los Padres utilizaron todos los. métodos posibles para ganar los dos juegos, desde el bateo oportuno con grandes turnos como el de Manny Machado con bases llenas en el juego dos, el jonrón de Fernando Tatis Jr. en el choque inicial, o la velocidad de Jurickson Profar y Luis Arráez para lograr sencillos importantes dentro del cuadro.
La actuación monticular de Michael King, el supuesto abridor número tres de la rotación, fue una joya monticular que propicio una blanqueada de 4-0. King lanzó un 33% de lanzamientos rompientes, la mayor cantidad en cualquiera de los juegos de su carrera de al menos 50 envíos. Los Bravos le hicieron swing a 17 de ellos y fallaron en 10 de esos intentos. Esa fue su principal fórmula para lanzar siete innings de cinco hits y 12 ponches.
Ahora toca enfrentarse a los Dodgers, quizás la escuadra más fuerte de MLB. En San Diego están ansiosos por afrontar esa gran serie, en la que los Othani, Freeman, Betts y compañía salen como favoritos. Pero no se puede descartar a San Diego, primero porque le sobra la confianza y la experiencia en postemporada (han jugado 20 juegos en playoff desde 2020) y segundo, porque son uno de los conjuntos más equilibrados de esta postemporada.
El cubano Adrían Morejón no vio acción en la primera fase de los playoff, pero, es muy probable que San Diego lo necesite para las series más largas, en especial contra los Dodgers, porque tienen una alineación de muchos bateadores zurdos.