La estrategia de Israel de quebrar mediante bombardeos aéreos las infraestructuras militares, los centros de mando, almacenes y mecanismos de comunicación, así como liquidar a los principales jefes de Hamás y Hezbolá en Gaza y el Líbano, desde el pasado día 20 del presente mes, con una frecuencia de hasta diez ataques diarios, se ha extendido a las oficinas bancarias de Al Qard Al Assan (AQAH), ubicadas en unas 30 locaciones en el Líbano.
Con la firma de Arthur Sullivan, la agencia alemana Deutsche Welle (DW), ha publicado un detallado artículo acerca del bombardeo de Israel sobre las dependencias bancarias de Al-Qard Al-Hasán (AQAH) en el Líbano que se presumen vinculadas o pertenecientes a Hezbolá.
Según el texto, Daniel Hagari, portavoz del Ejército de Israel dijo que: “los ataques tuvieron como objetivo lugares asociados a Al-Qard Al-Hasán” y, sin aportar pruebas, afirmó que la organización almacena “cientos de millones de dólares” en un búnker situado bajo un hospital de Beirut.
Citando a David Asher, asesor del gobierno de Estados Unidos en materia de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, Sullivan escribió que Al-Qard Al-Hasán funciona “como una asociación de ahorro y préstamo, no como un banco en el sentido convencional”, mientras Jonathan Lord, director del Programa de Seguridad en Oriente Medio del grupo de expertos Center for a New American Security, dijo que Al-Qard Al-Hasán desempeña “un papel clave para Hezbolá”.
Fundada en 1983, Al-Qard Al-Hasán posee unas 30 sucursales en el país, operando sin formar parte del sistema bancario libanés ni atenerse a regulaciones. Desde 2007 permanece sancionada por el gobierno de Estados Unidos. Según se afirma, el presupuesto de Hezbolá puede alcanzar los 15 mil millones de dólares al año, estimándose que los ataques aéreos israelíes “han acabado con hasta el 40 por ciento de los activos de la entidad”. Numerosos expertos afirman que al menos la mitad de ese dinero proviene de Irán.
Se asume que Al Qard al Hassan (AQAH) es utilizada por Hezbolá para ejecutar labores de asistencia social respecto a sus simpatizantes y a parte de la población, algo usual en las organizaciones islámicas que de ese modo ganan simpatías en los sectores más humildes de la población.
Como suele ocurrir, las agencias bancarias, muy abundantes en el Líbano, una de las principales plazas financieras de Oriente Medio, están ubicadas en zonas urbanas y con frecuencia en edificios que comparten con comercios y viviendas, por lo cual los ataques ocasionan cientos de bajas entre la población civil, ante lo cual Israel es indiferente.
Según el reportaje, en el último año en Líbano han muerto unas 2500 personas, la mayor parte en el último mes, mientras que más de 1.2 millones han sido desplazadas.
Los ataques aéreos que se extienden a todo el país y las incursiones terrestres de Israel por la frontera con el Líbano no han logrado quebrar la resistencia de Hezbolá que, si bien carece de defensas antiaéreas y de aviación, continúa el lanzamiento de misiles que alcanzan ciudades e instalaciones militares de Israel, a quien ocasiona, además, numerosas bajas en los enfrentamientos terrestres.
La agresión de Israel contra el Líbano y las criminales tácticas empleadas en la lucha urbana contra fuerzas irregulares ocasionan la muerte de millones de personas desprotegidas, inermes y sobre todo inocentes que no son parte de las organizaciones que el ejército sionista pretende eliminar y, muchas veces, ni siquiera simpatizan con ellas ni aprueban sus tácticas de combate, que los ponen en riesgo.
Operar del modo como lo hace es un crimen que Israel ha cometido durante décadas, impunemente. La pregunta es: ¿Hasta cuándo? Allá nos vemos.
*Este texto fue publicado originalmente en el diario ¡Por esto! Se reproduce con la autorización expresa de su autor.