La economía cubana tampoco logrará crecer en 2024. O al menos eso anticipa preliminarmente el Gobierno de la isla.
En conferencia de prensa este jueves, el ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, admitió que el Producto Interno Bruto (PIB) del país posiblemente sufrirá una contracción este año, catalizada por los huracanes y sismos de las últimas semanas, además de la crisis energética.
Alonso Vázquez reconoció que los eventos del último mes “indiscutiblemente” han afectado al PIB, aunque, matizó, este ya venía mostrando signos negativos pese a las tímidas mejoras en otros índices, como el déficit fiscal.
Según el ministro, se “observa” que la economía “no debe crecer” este 2024. No obstante, subrayó que aún se trata de un análisis preliminar.
De cumplirse esta previsión, se trataría de la segunda caída anual consecutiva del PIB cubano, tras la contracción del 1,9 % de 2023.
El PIB cubano se encuentra aún por debajo de los niveles de 2019 por la confluencia de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses, las dificultades internas y los errores en política económica y monetaria a nivel nacional.
En 2020, el país registró una caída de 10,9 % en su PIB, seguido por un tímido crecimiento del 1,3 % y del 1,8 % en 2021 y 2022, respectivamente. Pero el año pasado volvió a retroceder.
Crecimiento vs. crisis energética
“El desarrollo económico de un país depende en gran medida de la energía y nosotros hemos tenido afectaciones eléctricas durante todo el año, no solamente este mes”.
“Por otro lado, no hemos contado este año tampoco con un suministro estable de combustible. Hay déficit de gasolina, de diésel, etcétera… y la economía para dinamizarse necesita de energía”, lamentó el ministro.
Alonso refirió un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que preveía un decrecimiento del PIB de un 0,4 % en este ejercicio.
Agregó que desconoce cómo hace las estimaciones este organismo de Naciones Unidas, pero consideró que “no hay que hacer muchos estudios” para llegar a una conclusión similar.
Por su parte, el economista cubano Pavel Vidal anticipó a EFE el pasado sábado que la isla está en la antesala de “la tercera recesión desde la pandemia”. “Yo esperaría una caída muy significativa del PIB este año”, subrayó.
El Gobierno cubano choca con esta realidad en un año en el que había enfocado sus baterías en un extenso programa de ajuste económico que incluyó, entre otras cosas, un aumento de más del 400 % en el precio de los combustibles e importantes recortes en el gasto público.
Esta realidad llevó al Ejecutivo a equiparar la situación a la de un país en “economía de guerra”: sin divisas suficientes para importar lo suficiente para abastecer a su mercado interno o conseguir el combustible necesario para generar electricidad. Por otro lado, el turismo sigue sin despegar tras el mazazo de la pandemia de la COVID-19 y la inflación ha sido imparable, al igual que la ola migratoria.
A este contexto se suma la incertidumbre que genera la llegada del republicano Donald Trump a la presidencia de EE.UU. el próximo enero. Trump ya ha anunciado para importantes puestos en su Gobierno a figuras como el senador cubano-americano Marco Rubio, defensor a ultranza de aumentar las sanciones contra La Habana.
EFE / OnCuba.
Y como siempre la culpa es de los ciclones, nadie habla de mala y mediocre gestión del gobierno con su ineficiencia para dirigir y organizar el país.