El avance de China en América Latina, el “traspatio”, es indetenible. La estructuración de la Ruta de la Seda, “ruta cuántica”, ya se le fue de las manos a Estados Unidos. Lo del nuevo puerto Chancay en Perú es parte de eso, será un eje central del comercio mundial y para América, bajo control chino. Como decía Raúl Velasco: “¡Aún hay más!”
Xi Jinping ha aterrizado en Lima para la Cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). Es un aterrizaje sereno y firme, sin amenazas de violencia o de presencia militar, solo con colaboración e inversión, una colaboración irrechazable. Estados Unidos lo que solicitó al gobierno de Perú fue llevar soldados “para proteger la Cumbre”, a la cual también asiste Joe Biden.
La diferencia entre la política y la influencia internacional de China y de Estados Unidos es cada vez más evidente: cooperación, avance tecnológico, industrial y comercial, frente a la desgastada política del palo y la zanahoria.
El futuro Secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado que ”bajo el liderazgo del presidente Trump, lograremos la paz a través de la fuerza y siempre pondremos los intereses de los estadounidenses y de Estados Unidos por encima de todo lo demás”. “Alegre” declaración, gatillo alegre quise decir.
Pero esa es una política imposible hoy, aunque el MAGA así lo asume: la alianza militar del Oriente simplemente no la pueden masticar de ninguna manera. Con los débiles y pequeños otra puede ser la historia.
Es parte de la decadencia de la hegemonía global de Estados, hoy sin tanta fuerza ni liderazgo industrial y con cierto retraso tecnológico en la época de la IA —ni tren bala tienen en su territorio—. Con la gran fuerza militar que tiene Estados Unidos poco puede hacer contra la inmasticable alianza oriental.
El aún gran poder del dólar en el sistema financiero internacional también está en declive, aunque a mediano y largo plazo. Se suma a ello una deuda inmensa y una población envejecida. En fin, no la tiene fácil el nuevo gobierno de Donal Trump. Recomiendo ver un interesante artículo de Alexandr Mondragón y Wilder Buleje: “Del Patio Trasero al Puerto Trasero de la Isla-Mundo Euroasiática“.
Mientras, Cuba es “una tabla sobre un mar violento”, muy cerca de su adversario y muy lejos de sus aliados. Entramos en una época peligrosa.
Claro que Cuba no es una prioridad para el gobierno de Estados Unidos, pero eso no quiere decir que no van a hacer nada. Creo el nuevo gobierno tratará de hecerle la vida aún más difícil a la nación para arreciar las crisis, la asfixia económica; dificultar las relaciones con la comunidad cubano-americana y promover las protestas internas.
Durante el mandato de Biden quedó afectado el turismo europeo. Pueden afectar también la llegada de canadienses y arreciar la persecución financiera y al abastecimiento de petróleo, etc. Considerando la situación en la cual está Cuba actualmente estos no son detalles.
Qué van a hacer los que tienen las facultades para decidir en este país. Los que tenemos solo la facultad de analizar y proponer ya lo hemos hecho y lo hacemos humildemente y con compromiso, pero con poco éxito.
Ayer vi la Mesa Redonda sobre La Habana. Sirvió para reconocer el gran esfuerzo que han hecho muchos trabajadores para la recuperación del huracán Rafael que recién afectó la ciudad, lo cual es más que merecido.
Sin embargo, por momentos yo no sabía de qué ciudad estaban hablando, porque de esta no era.
Escuché un discurso de un triunfalismo improcedente en las actuales circunstancias. Estamos arribando al 505 aniversario de La Habana, con la ciudad en un estado lamentable.
Lo de la basura en las calles es de escándalo y no se soluciona con campañas coyunturales, debe ser un trabajo cotidiano y modesto, como en cualquier lugar. Los baches, el estado de los edificios, las viviendas, el estado del muro del Malecón, los barrios marginales, el problema de la inexistencia de transporte, el estado de los centros de salud, de los bancos, la electricidad, el abastecimiento de agua, etc.
¿Cómo es posible que no se hagan cargo críticamente de casi nada? Que si el huracán para aquí y el huracán para allá, como si los problemas de la ciudad se limitarán a ese impacto que sin dudas fue fuerte, como muy fuerte es también el impacto del bloqueo criminal, pero que de ninguna manera explica todos los problemas que con evidencias claras afectan a la capital y a todo el país.
La próxima sesión de la Asamblea Nacional será la última antes de que asuma Donald Trump, ¿será igual de insípida que las demás, sin capacidad crítica y mucho menos con capacidad propositiva?
Son tiempos recios y decisivos para esta nación. ¿Se entiende eso? El tiempo pasa.
*Este texto fue publicado originalmente en el perfil de Facebook de su autor. Se reproduce con su expreso consentimiento.
Bravo. Ese es uno de los grandes problemas con un costo político elevadísimo xq cdo la gente no se ve reflejada o se muestra una realidad inexistente se pierde la fé y la confianza. Dónde queda la autocrítica q siempre distinguió a los líderes de la revolución… Edulcorar la verdad tiene efectos muy peligrosos…