Bajo el eslogan “Construyendo un mundo justo y un planeta sostenible”, este lunes representantes del “grupo de los veinte”, compuesto por las economías más fuertes del planeta, abrirán las sesiones de su encuentro anual más importante, con la participación de organizaciones invitadas como la Unesco y la OMS.
Jefes de Estado como Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Claudia Sheinbaum (México), Vladimir Putin (Rusia), Joe Biden (Estados Unidos) y Xi Jinping (China), además de otros que sumarán 55 delegaciones, se verán las caras en el Museo de Arte Contemporáneo de Río de Janeiro, Brasil, el 18 y el 19 de noviembre. En su condición de anfitrión del foro, Brasil ha invitado al encuentro a otras naciones que no forman parte del grupo, como Angola, Egipto y España.
Es la segunda vez que la cúpula, creada en 1999, se realiza en el país suramericano y la primera en su historia en la que se discutirá un plan global para tasar a las grandes fortunas del mundo. La propuesta la puso en la mesa Brasil, cuya cámara de diputados rechazó en octubre de este año el proyecto de gravar fortunas domésticas, superiores a los 10 millones de reales (aproximadamente 2 millones de dólares).
Sujeta a aprobación durante las conversaciones de la cúpula, la norma se lleva a discusión en un contexto en el que los países del llamado Sur Global (en vías de desarrollo) debieron pagar alrededor de 50 mil millones de dólares para saldar su deuda externa mientras la ayuda económica que reciben va en caída libre desde 2014. Además, se discuten en otro cónclave paralelo, la COP 29, los términos de un nuevo acuerdo de financiamiento que podría ayudar a las economías emergentes a adaptarse al cambio climático, fenómeno en el que el G20 tiene una responsabilidad considerable.
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Cobrar un impuesto mínimo del 2 % a las mayores fortunas del mundo es la propuesta de Brasil, fundamentada en un estudio encargado al economista francés Gabriel Zucmann, profesor de la Escuela de Economía de París y de la Universidad de California. De implementarse y de contar con el apoyo de los países interpelados, la medida llevaría a las arcas internacionales alrededor de 250 billones de dólares anuales, que se usarán para combatir la desigualdad mundial.
Entre los que se han manifestado a favor del acuerdo está Emmanuel Macron. La elección de Donald Trump para regir la Casa Blanca en 2025 puede ser, no obstante “un cubo de agua fría” para la implementación de la medida, han advertido algunos economistas. De hecho, la actual Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet L. Yellen, ya ha dicho que se opone.
Tasar a las grandes fortunas, ¿solución para la desigualdad o utopía?
Según datos de Oxfam Brasil, 98 billonarios del mundo se concentran en América Latina y el Caribe. La riqueza de todos ellos equivale al Producto Interno Bruto (PIB) de Chile y Ecuador, sumados. Para la organización, algunas reformas tributarias ayudarían a reducir la desigualdad en la región, donde hoy una persona común tendría que trabajar durante 90 años para percibir el ingreso diario de un millonario.
Para Gabriel Zucmann, autor del estudio que dio pie a la propuesta de tasación de las grandes fortunas que se discutirá entre este lunes y el martes durante el G20, los sistemas de tributación actuales aplican tasas mayores de impuestos a contribuyentes que perciben menos ingresos y tienen menos patrimonio, lo cual constituye un beneficio fiscal para los más ricos.
En 2023, los super ricos de América Latina pagaron al fisco una tasa de 1% en impuestos. Además de que la tributación los favorece, la evasión fiscal a través de mecanismos como empresas de fachada les descuenta de su contribución a Hacienda.
En julio de este año, durante las negociaciones previas a la realización de la cúpula en noviembre, se agregó al borrador de la propuesta sometida a discusión una condición: el acuerdo deberá respetar la soberanía tributaria de cada país y cada uno de estos decidirá cómo lo implementa. El resultado: la propuesta final que se pondrá sobre la mesa este lunes es bastante conservadora y no tiene otras pretensiones que ser apenas un punto de partida para que la discusión esté bajo radar. La medida de que se estableciera un gravamen internacional, propuesta por Brasil, fue vetada incluso antes de que se dieran por abiertos los encuentros del foro este lunes.
Contra el hambre y la pobreza
Otro de los platos fuertes de la cúpula es la presentación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, promovida por el anfitrión del encuentro, Brasil, y apoyada por la FAO, a la que ya han dado el visto bueno 44 países. Las bases de la Alianza serán explicadas por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, este lunes, y es un intento de movilizar recursos a escala global para combatir el hambre, que en 2023 afectó a más de 700 millones de personas, una de cada once, según Unicef.
El objetivo principal de este proyecto, al cual podrán sumarse no sólo gobiernos sino también organizaciones internacionales, es “revertir el retroceso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1 (fin de la pobreza) y 2 (hambre cero y agricultura sostenible)”, según el sitio oficial del G20 (2024).
En su condición de proponente y presidente de la cúpula, Brasil, país que para 2026 pretende haber salido del Mapa del Hambre, presentará experiencias exitosas que se han implementado con estos objetivos, entre ellas el programa Bolsa Familia, un subsidio estatal amparado por ley federal que fue iniciado durante el primer mandato presidencial de Lula, en 2003, y que hoy beneficia a 20 millones de familias. En 2023 el país tuvo la menor tasa de pobreza desde 2012, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
De acuerdo con un informe de la Cepal, esta disminución del indicador en Brasil, cuya población representa más de un tercio de la población de América Latina, ha impactado de forma favorable en el indicador regional, que también cayó, pero de forma muy lenta. Se espera que al cierre de este año sean 170 millones los latinoamericanos en situación de pobreza.
Algunas de las propuestas concretas que países como Sierra Leona, Tanzania y Palestina han esbozado en la antesala del G20 con relación a esta pauta son el crecimiento de la alimentación escolar, la oferta de servicios médicos gratuitos para niños que han perdido a sus padres y tutores y la atención de emergencia gratuita a gestantes y lactantes.
Desarrollo sostenible y transiciones energéticas para frenar la crisis climática
“Vamos a fracasar en nuestro intento de sobrevivir si no hacemos una transición rápida para librarnos de los combustibles fósiles”, alertó durante una de las mesas de debate previas al encuentro del G20 este lunes y martes Tori Tsui, activista climática de origen japonés residente en Inglaterra. En la mesa también estuvieron presentes representantes indígenas como Tukumã Pataxó y Licypriya Kangujam, de la India.
Según la Agencia de Refugiados de la ONU, ACNUR, desde 2008 unas 21.5 millones de personas se han tenido que desplazar de forma forzosa hacia otras partes del mundo debido al cambio climático. A estas personas se les conoce como “refugiados climáticos” y su cifra va en ascenso a medida que eventos ambientales extremos como incendios forestales, sequías y lluvias excesivas se intensifican en todo el mundo.
El viernes pasado, durante la mesa “Intercambio de conocimientos y experiencias sobre el combate al hambre y la pobreza”, realizada en el marco del G20 Social, evento precedente a la cúpula que acogió también a la sociedad civil, se propuso la creación de una ley que reconozca a los refugiados climáticos y trabaje para su inserción social mediante iniciativas como cupos en las universidades, reconocimiento de títulos de estudios de estas personas, entre otras.
En la antesala de la cúpula, este domingo grupos indígenas se reunieron en la playa carioca de Botafogo para llamar la atención de los líderes del G20 sobre la emergencia ambiental en la Amazonía, mayor bosque tropical del planeta y bioma esencial para la regulación del ciclo de carbono del mundo que ha sufrido serios índices de deforestación por el “agronegocio”, una de las industrias que contribuye a la crisis climática. Además, el bioma ha sido víctima de crímenes ambientales como las quemadas intencionales y la minería. Los activistas que se reunieron este domingo en Río de Janeiro exigieron “compromisos claros”, según reportó la agencia EFE.
¿Qué pasa después?
No serán pocos los obstáculos y resistencias para que un plan tan osado como el de tasar a las grandes fortunas del mundo se apruebe en el marco del G20, que no tiene poder legislativo internacional. No serán menos los que seguirán a la improbable aprobación mayoritaria de la medida.
Según Fernanda Brandão, coordinadora del curso de Relaciones Internacionales de la Universidad MacKenzie Río: “El G20 no cuenta con medios para verificar el cumplimiento de las metas establecidas entre los Estados. Ello se sostiene en la confianza de que los gobiernos cumplirán aquello con lo que se comprometieron durante la reunión. Pero todo eso se ve impactado por cambios de gobiernos; a veces los ciclos electorales traen consigo cambios radicales, y eso se refleja en la implementación de las medidas y acuerdos a los que se llegue durante el G20”, advirtió a G1.
En cuanto a las propuestas para combatir el cambio climático, están mejor contempladas en la COP 29, que se celebra en Bakú, Azerbaiyán, hasta el 22 de noviembre y en la cual el G20 está representado.
Mientras los jefes de Estado de las economías más poderosas del mundo se acomodan en sus mesas este lunes, la COP les ha lanzado un pedido de ayuda para viabilizar el “Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiamiento Climático”, una propuesta que busca recaudar cerca de 3 millones de dólares para ayudar a las economías emergentes a adaptarse al cambio climático y que ha encontrado algunas resistencias por parte de ciertos países.
“Espero que [durante el G20] se dé una señal fuerte a respecto de la cuestión climática”, ha dicho Ana Toni, Secretaria de Cambio del Clima del Ministerio de Energía y Medioambiente de Brasil, para quien la atención de “los veinte” es fundamental para el éxito del acuerdo que se busca firmar en Bakú.