Esto no parece una encerrona de la imaginación. Lo es. Apoltronado en cualquiera de los muebles del salón, o frente a la carpeta, o camino a una de las habitaciones en la planta alta, el huésped del Claxon Hotel Boutique no sabrá muy bien dónde posar la mirada. Sito en Avenida Paseo #458, entre 19 y 21, El Vedado, el espacio acoge por estos días la muestra visual Hey, Habana…?!!, curada por Johanna Luque. Son varios los guiños; intensas las seducciones. En este caso, la vacilación del observador no podrá ser tomada como un reproche, sino como una de las virtudes de la exposición.
“Quise hacer una muestra pequeña que ofreciera la visualidad de una ciudad en la que aún palpitan los deseos de soñar”, dice la joven curadora a OnCuba.
Una ciudad que, si bien se destruye por las bombas de racimo (pobreza, ultraje del tiempo y burócratas venales), en menor medida se reconstruye —pura vida real— mediante andamios parcheados de coloridos desechos que forman la palabra fe y que ocultan la decrepitud de fachadas. Otra ciudad se deconstruye, casi que volátil, en planos de transparencias hasta sentirla onírica y prometedora, plena de modernidad y vida.
Son contrastes que Johanna ha querido mostrar como testimonio de que todo no está perdido, pesquisando ciertas evidencias del presente o inventándose argumentos para un futuro mínimamente optimista.
“Estuve cinco meses fuera de Cuba y, a pesar de no ser mucho tiempo, regresé con una mezcla de nostalgia y tristeza por mi Habana. La vi más deteriorada; mucha, muchísima basura por todos lados. Fue algo que a mi niño de cuatro años le chocó sobremanera”, cuenta sobre sus impactos.
Sin embargo, a medida que se fue involucrando en la urbe y reencontrándose con amistades y personas cercanas, se percató de “que aún hay mucha gente que no desea largarse de esta isla, si no que quiere apostar por su crecimiento y ponerle fe”.
Aprovechando la cercanía de la Bienal, en su edición XVI, Johanna ideó su propio homenaje a La Habana en su aniversario 505 y “entonces me surgió el deseo de hacer una exposición” con “artistas con los que ya llevo tiempo trabajando, cuyas obras se pudieran conectar con mi idea”.
Y por supuesto, a riesgo de un hermoso cliché, la reunión de creadores estaba obligada a contener presencia de mar. ¿Lo contrario? Un despropósito imperdonable. La Habana no se puede explicar —pasado, presente y futuro— sin su ADN marino.
Es así que pueden ser contempladas, en diálogo, dos magníficas marinas: una ventana desvencijada y abierta de par en par al océano, (ingeniosamente el marco del mirador es el propio del lienzo) y un malecón asediado por la espuma de las olas. Paletas diferentes. Movimiento y quietud. Perspectivas desiguales; una constreñida, otra panorámica; pero siempre dominadas por esa realidad líquida, límite y contralímite, posibilidad de idas y venidas, condena y salvación de toda isla, a la que el poeta llamó “la maldita circunstancia del agua por todas partes”.
“Camejo y Yunier, con sus pinturas que se conectan con el mar, me hicieron recordar el poema de La isla en peso”, afirma Johanna aludiendo al desiderátum nacional de Virgilio Piñera.
“La escultura firmada por The Merger (La Fusión) en homenaje al edificio Focsa y las piezas caladas de Daniel Collazo me conectaban con la arquitectura de La Habana. Y la pieza de William Acosta en la que, de cierta manera, humaniza la urbe, también”, relaciona la curadora.
Por otra parte, las cajas de luces de Rancaño “rememoran la añoranza de la vida que pasa, el recuerdo que queda…y las piezas de Remberto y Adonis son un canto abierto a la fe y esperanza de un mejor futuro”, estima la experta, quien evitó cualquier discriminación por imperio generacional.
“No quise ceñirme a una generación específica, por eso vemos obras de artistas que gozan de gran reconocimiento como Rancaño, Camejo, Adonis… y otros más jóvenes como Wiliam, Daniel y Yunier… Cada artista ha desarrollado su propia línea estética y expresiva, según sus intereses creativos”, sopesa la especialista.
Como valor agregado de la muestra, el visitante o huésped del Hotel Claxon Boutique puede consultar libros-catálogo de algunos de los artistas que exponen, entre ellos Adonis Flores, William Acosta y The Merger.
A su vez, Hey, Habana…?!! tiene carácter comercial. Las piezas pueden ser adquiridas, una oportunidad única para clientes y visitantes del Claxon Boutique.
Modelo exitoso de gestión privada de alta gama, Claxon, en el corazón de El Vedado, vuelve a certificar su gusto por lo exquisito del arte cubano contemporáneo. Su propio diseño interior es una cámara idónea para las artes plásticas y, pese a ser una reverencia al eclecticismo, entrega armonía y reconciliación con el paisaje exterior. O más que eso. Paz, porque el mundo, nos advierte Nervo, cansa.