En el año 2012, Marta Valdés abría las puertas de su casa para recibir a un muchacho discreto, que había aprendido a observar en silencio las maravillas del mundo, para sentirlas, pensarlas y luego convertirlas en noticias o estampas cargadas de versos. El joven llegaba con preguntas, porque “saber no puede ser lujo”.
Marta, desde el templo donde le nacieron canciones, su casa, rodeada de nomeolvides, jicoteas y memoria, le regaló las primeras de muchas respuestas. Desde entonces, el muchacho no saldría de su vida, y ella se tatuaría para siempre en él.
Al conversar con el periodista Raúl Nogués, se comprende por qué a su sensibilidad y lealtad Marta Valdés le confió la importante tarea de contar su historia.
“Siempre pensé en la necesidad de registrar algunas de las facetas de su trabajo, su personalidad y su fascinante mundo. Sin embargo, traté de evitar cualquier alusión al respecto, porque Marta era difícil de entrevistar. Creo que prefería tener las conversaciones llanas y espontáneas, sin micrófonos ni grabadoras de por medio. Fui muy respetuoso, hasta el punto de que a veces fue ella misma quien me pidió que la entrevistara.
“Navegamos en el tiempo, de conversación en conversación, pero solos, casi sin testigos. Hasta llegar a sus últimas confesiones, cuatro días antes de su fallecimiento. Me llamó: ‘Mijo, ven para acá con todo para grabar, vamos a conversar’. Entonces Juan Carlos Travieso me acompañó”.
Durante el Festival Longina en Santa Clara, se estrena Marta Valdés: soberana del tiempo, el primer documental del periodista Raúl Nogués. Junto al realizador Juan Carlos Travieso, nos lleva a lo más profundo de la humanidad de la autora de “Palabras”.
“Un día me dijo: ‘Mijo, tú vas a hacer mi documental. Me conoces, tienes todos los elementos. Sabes que llevo como una verdad ese concepto de Carpentier de que hay nada más engorroso que una sarta de elogios’.
“El documental es apenas un esbozo, un latido que se ramifica en la vida de muchos. Cada quien tiene su propia Marta. Su vida concentra tantas facetas. Sus canciones son un universo infinito y su carácter singular es una lección de ética”.
Soberana del tiempo nace de una frase de una canción inédita de Marta Valdés.
“Esa canción se titula ‘Hoja de ruta’, y la dedicó a la tercera edad, al derecho de existir con dignidad, aunque otros piensen que si tienes muchos años ya eres casi un milagro. Convoca a entender que todos los que estamos vivos somos mortales, por más que se crea que esa fragilidad es cosa exclusiva de los que peinan canas.
”Ella la grabó en su teléfono y me la envió por WhatsApp, pidiéndome que la guardara. En algún momento trató de estrenarla en El Mejunje, e incluso llamó a [Ramón] Silverio; pero después puso en pausa esa posibilidad. Luego, cuando llegó el momento del documental, le consulté si podía utilizarla”.
Raúl Nogués y Juan Carlos Travieso reúnen las voces de Roberto Fernández Retamar, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Miriam Ramos, Gema Corredera, Alfredo Zaldívar, Haydée Milanés, Ivette Cepeda, Dayron Ortiz, entre otros, para dibujar el rostro de la persona que es Marta. La alumna, la joven introvertida primero, la apasionada y enamorada de la vida y de los pequeños momentos que, para ella, son los que realmente vale la pena vivir. La artista de Teatro Estudio, la hija adoptiva de Matanzas, la escritora, la maestra y la amiga. La que no se desploma porque cultiva la fe, la mujer con voluntad de memoria y ansiedad de compartir lo bello. La intransigente seguidora de lo justo.
“La Marta que está en mí, todavía la estoy calibrando. Me sale al paso en lo cotidiano; a veces, cuando dudo en algo, me encuentro con sus certezas y logro seguir adelante.
”Ella decía: ‘La vida siempre es más’. Cada vez que podía lanzaba esos pensamientos que fueron su razón de ser: ‘A mí siempre me amanece y mientras eso ocurra, yo doy gracias porque sí’”.
”Cuando le comentaba de algún trabajo periodístico que debía hacer, me convocaba a su casa. Al llegar, encontraba libros desplegados en su mesa y alguna interrogante. Se sentaba a mi lado a hacer anotaciones, añadía algún comentario y, en algún momento, me insistía: ‘Nosotros no somos estudiantes, somos estudiosos’.
”Marta me dio pruebas de cuánto puede llegar a ser alguien si presta atención a la existencia. Recuerdo que, en una de nuestras conversaciones, enfatizó de repente: ‘Lo importante es lograr la belleza a través de la claridad, no un chorro de luz: solo la luz exacta’.
“Eso es ella en mis adentros, la luz exacta”.
Nogués pregunta a sus entrevistados si tuvieran que irse por la vida cantando en voz alta una obra de Marta, ¿cuál sería? Luego, mientras reflexiona, él me revela su propia respuesta.
“Las canciones de Marta me arropan, van conmigo; a veces me responden o me ayudan a sacar las cuentas claras. No obstante, hay dos que tarareo a diario y que significan mucho más para mí: ‘Sin ir más lejos’, y ‘Canción desde otro mundo’. Me confesó que ella era ‘Canción desde otro mundo’ ya para siempre”.
Marta Valdés: soberana del tiempo trae valiosos testimonios de amigos y personas importantes en su vida, quienes la respetan, admiran y quieren. Pero sobre todo, el largometraje incluye los testimonios de la propia Marta, incluso sus verdades dichas justo antes de partir físicamente del mundo.
“Marta misma dijo en una canción titulada ‘Orden del día’: ‘Mejor me animo a regalarle mi cantar a quien pueda interesar’. Creo que fue así con todo. Su personalidad y su pensamiento marcaron distancia de la ambición o el egoísmo.
‘Yo concentro todo en el acto mismo de entregar y, de ahí, que se desprenda algo; en el arte, hacer las cosas pensando en el resultado puede ser casi antinatural o poco inspirado’. Eso me decía a menudo.
”Así que puso sus saberes, su inspiración y su experiencia en libros, canciones y algunas entrevistas, con la ilusión de hallar un interlocutor. Con el ánimo de compartir su experiencia con todo aquel que, como ella, tuviera la curiosidad sana en el centro de sus preocupaciones.
”El documental pretende dialogar con sus seguidores, amigos, discípulos y todos aquellos que deseen descubrirla”.
Mientras realizaba una de las entrevistas, Raúl Nogués recibió la noticia de que Marta Valdés había muerto, pero en él quedó también el espíritu hacedor de la artista: la voluntad de sobreponerse a las circunstancias más tristes y duras, y de ellas parir poesía. La entrevista de aquel día, y el filme fueron llevados a puerto.
No es un documental sobre Marta; es un documental de Marta. Allí están su voz y las voces que ella eligió. Un bordado de experiencias, canciones y sentencias, tejido a través del lente y la sensibilidad de Juan Carlos Travieso, y por las manos del muchacho discreto y estudioso que la acompañó en los últimos años de vida y en quien ella también se quedó viviendo.
“Marta está en mí tan viva como los nomeolvides de su jardín, o como esa palabra que ella entonaba y que escucho como una melodía: gracias”.