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María Karla Hernández (San Cristóbal, 26 de noviembre de 2004) nació en un pueblito antes perteneciente a Pinar del Río, hoy Artemisa. Semi rural, fue fundado en 1830 por inmigrantes españoles originarios de las Islas Canarias y Cádiz que se dedicaron al cultivo del tabaco.
Hoy de ese pasado solo quedan huellas, pero San Cristóbal conserva una joya escondida: las artes.
Para María Karla, el hecho de haber nacido en esa tierra, justo en una familia artística, marcó en gran medida la niña que fue.
Una de sus referencias principales dentro de la música cubana es Elena Burke. Hoy, como cantante y compositora, se ha labrado un lugar dentro de la música en la isla.
“San Cristóbal es un lugar lleno de arte, todo el tiempo hay gente cantando, componiendo, haciendo teatro. Es un lugar muy pequeño, pero allí la gente siente la necesidad de crear todo el tiempo. Las personas con las que me relacionaba desde niña sentían y tenían mucho amor por el arte, comenzando por mi papá, que es artista visual. Trabaja en la cerámica, hace vitrales, pinta, diseña interiores. Mi mamá es maestra de español, sin ella no sería posible hacer lo que hago hoy en la música. Mis profesores, que me enseñaron a escribir historias desde muy pequeña, eran escritores. Luego, las primeras personas que me abrieron las puertas para cantar fueron músicos, muy buenos que tenían una peña en el cine del pueblo. Allí interpreté canciones de los Beatles”, contó a OnCuba.
El público joven la sigue, la respalda y aclama sus canciones, sin embargo, poco a poco ha logrado trascender el marco generacional con su música y ha sido aceptada por un público bastante amplio y heterogéneo.
¿Quiénes te dieron la primera oportunidad de cantar?
La dirección de cultura municipal de San Cristóbal hace todos los meses La Peña con los Beatles. Allí se reúnen fanáticos del rock. Las bandas, a veces de aficionados, tocaban en vivo la música de esas épocas: pop y rock anglosajón de los 60 y 70. Esas personas, cuando yo aprendí a tocar la guitarra, me abrieron las puertas del espacio y me invitaron a cantar. Fueron mis primeros pasos en la música. Eran casi todas personas mayores, excelentes músicos, además. Recuerdo que formaban una banda para acompañarme en los conciertos. Yo tendría 15 o 16 años. La peña sigue funcionando.
¿Has vuelto a tocar con ellos?
No, desde que me mudé a La Habana. Tengo muchas ganas de regresar un día y sorprenderlos.
Primavera creativa
La etapa de la cuarentena supuso un reto para una mente inquieta como la de María Karla. Se reencontró con un deseo que había quedado truncado por la apatía que le generaron clases de teoría musical excesivamente teóricas. Al final, aprendió a tocar la guitarra de forma autodidacta, mirando tutoriales en YouTube.
“Era una niña de 13 años que quería aprender a tocar las canciones que le gustaban. Quería que la guitarra sonara bien, que todo fuera rápido, salir de la clase e irme a mi casa a tocar, pero la teoría me desmotivó. Dejé la guitarra guardada en un rincón hasta que, durante la cuarentena, mi papá decidió botar cosas que no eran útiles, que no se usaban y allí apareció nuevamente mi instrumento. Miré tutoriales y así fue como aprendí”, confesó.
Durante este mismo tiempo de la cuarentena participaste en un concurso organizado por la plataforma “Inglés Virtual”. No ganaste, pero quedaste entre las tres finalistas. ¿Cómo llegaste al concurso?
Fue una ocurrencia mía. En la cuarentena me aburría mucho. Me puse a experimentar porque para entonces ya podía tocar, cantar y escribir canciones. Sentí la necesidad de mostrar lo que me estaba pasando, lo que ya sabía hacer.
Me puse a buscar concursos y apareció este en un canal en YouTube que se llamaba “Inglés Virtual”. El concurso consistía en interpretar una canción en ese idioma. En esa interpretación me acompañó al piano Adolfo (Olpito) Ulloa, uno de los músicos de la peña de San Cristóbal. Olpito fue muy importante en mi carrera. Fue de los primeros que entendieron que yo podía cantar, que había que darme tiempo. Le estoy muy agradecida. Grabamos la interpretación y la enviamos. Participé con “Blinding Lights”, de The Weekend.
Además de la interpretación, María Karla compone. Le ha cantado al amor y ha sido capaz de conmover. Todo parte de su mundo interior. “Desde niña estoy escribiendo historias. Iba a talleres de literatura donde me enseñaban a estructurar bien los cuentos, recrear a los personajes. Desde que aprendí a escribir no he dejado de hacerlo. Luego descubrí el cine y me puse a experimentar con guiones. Cuando aprendí a tocar la guitarra y descubrí que podía crear historias con la música comencé a escribir canciones. Tengo muy pocas que son personales. Desde pequeña me adapté a imaginar historias y contarlas”, dijo.
Reconoce que su madre influyó de manera notable en este proceso creativo y en su proximidad con las letras. “Aprender a leer y a escribir era una obligación. Desde que tengo tres años escribo y leo y eso se lo debo a mi hermana, quien es tres años mayor que yo, y sobre todo a mi mamá”.
¿Cómo llegas a la popularidad?
Yo llevaba un tiempo subiendo covers a la plataforma cuando Raúl Paz lanzó un challenge en Instagram. Consistía en cantar una canción de su repertorio y publicarla. Yo lo descubrí el día antes de que terminara, me grabé corriendo y subí el video. No sabía que había un premio y terminé ganando: consistía en cantar con él en un concierto que hizo en El Vedado, en Coco Blue y la Zorra Pelúa.
Necesitaba ese salto para trascender la esfera local de San Cristóbal. Fue mi primera experiencia con la preparación de un concierto grande, un espectáculo. Después de eso continué trabajado con Raúl, le abrí varios de sus conciertos; fue un aprendizaje tremendo, aprendí cómo se conforma una banda, cómo se arma un show, todo el proceso de producción, y aprendí también mucho de Raúl, de su forma de hacer los conciertos y la narrativa que utiliza, porque los shows tienen una narrativa, como un guión que se debe cumplir. Antes yo pensaba que un concierto consistía en interpretar canción tras canción. Estaba equivocada.
¿Cómo llega “Vudú” a la banda sonora de Los Hijos de Pandora?
“Vudú” fue una canción que le mostré a Raúl en un concierto que se hizo en el Anfiteatro de la Habana Vieja. Ya la había tocado en vivo en algunos conciertos ese año. El director de la novela, Ernesto Fiallo, la escuchó y le pareció adecuada. Cuando eso sucedió ya la novela se estaba transmitiendo. Tuve que grabar la canción corriendo. Iba como por el capítulo veinte, pero logramos que el tema tuviera una aceptación increíble.
De San Cristóbal a La Habana
Después del éxito de “Vudú”, María Karla tomó la decisión de mudarse definitivamente a La Habana, también para estudiar en la universidad. “Hasta ese entonces estaba yendo y viniendo de San Cristóbal. Cuando entré a la universidad decidí quedarme en la ciudad. Tuve una pausa creativa larga; pero entendí lo que me estaba pasando y comencé a sentirme más cómoda y preparada. Decidí que era el momento para continuar sacando canciones y rompí el bloqueo con “Sálvame”. A partir de ese momento supe que tenía cosas que contar, y ganas de dar el salto hacia adelante”, cuenta la cantautora.
¿Cómo se conocieron tú y Alejandro Dopico?
Cuando gané el challenge de Instagram, Raúl Paz fue a mi casa a conocerme. Recuerdo que fue en plena pandemia, estábamos todos con las mascarillas puestas. Dopico iba acompañando a Raúl. Me dijo: “mira, este es mi productor”. En ese momento no entendí la relevancia de aquello. Luego sucedió que yo quería entrar a la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (Famca). Dopico era estudiante, en la espacialidad de producción. Él me preparó para las pruebas de ingreso a la facultad y así se fue estrechando la relación. Actualmente no doy un paso sin consultarlo con él.
¿Cuánto ha significado Raúl Paz para ti?
Mucho. Fue la persona que me ayudó a subir el primer escalón en esta carrera. Con eso pude esquivar unos cuantos obstáculos. Mi entrada a la música, ya de manera profesional, fue directa. Llegué a los shows de Raúl sin entender mucho y allí fui aprendiendo, mirándolo: su forma de actuar, de interpretar. Le estoy eternamente agradecida, desde el momento en que fue a mi casa a conocerme y me dio el empujoncito para que me conocieran.
¿Estás satisfecha con tu carrera? ¿Cómo te recibe el público, la gente?
Sí, estoy bastante satisfecha. “Vudú” ayudó mucho. Estar dentro de la banda sonora de una telenovela que se transmitía en horario estelar y que llegaba a todo el país tuvo un alcance tremendo. Con las canciones nuevas sí me he dado cuenta de que las personas menos jóvenes, que recibieron de buena grado a “Vudú”, ya no siguen tanto mis canciones. A lo mejor eso ha pasado porque están mezcladas con reguetón, con trap. Aún así, me he dado cuenta que se quedan por las letras, por lo que cuentan las canciones, y eso me gusta. Disfruto sacar a la gente de su zona de confort y que se abran a lo nuevo.
¿Te gusta componer bandas sonoras?
Mucho. Escribí la banda sonora de “Barcos de papel”, un teleplay transmitido en el programa Una calle, mil caminos. Fue un ejercicio de composición muy duro, que me sacó por completo de mi forma de crear, sobre todo porque trataba de una muchacha que tenía cáncer terminal y tenía que hacer una canción de despedida. A mi no se me habría ocurrido, jamás habría hecho una canción despidiéndome de esa forma. Fue un ejercicio muy duro. Eso es lo más fuerte que he hecho para un proyecto, hasta el momento.
Qué les aconsejarías a los muchachos que están por ahí soñando con cantar y tener su proyecto?
Que usen mucho la influencia de las redes sociales, que no tengan miedo a mostrarse. Es una ventaja que tenemos hoy en día para llegar al público. Hay que aprovechar esa oportunidad.
Muy buen artículo