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Todo es cierto. Todo es real. Nada es falso. Nada de lo que aparece en este show es falso. Solo está meramente controlado.
Ed Harris, Christof, en El Show de Truman
¡Luces, cámaras, acción!
¡El show de Trumpman empieza!
Y el público: ¡qué grandeza,
vaya tronco de actuación!
¡Vaya pedazo de histrión!
Y qué bien peinado va.
El planeta entero está
pendiente de la pantalla.
Y se rueda. Y no se ensaya.
¿Preparados? ¿Listos? ¡YA!
El showman presidencial
está muy bien maquillado.
Peinado no, repeinado.
No hay nadie que vista igual.
Donald es un vendaval,
es más huracán que el Irma.
Cada vez que mea, firma.
Son cientos de imperativas
órdenes ejecutivas
que firma, afirma y confirma.
Ya no existen telediarios.
Ahora todo es “Show de Trumpman”.
Yo me enciendo un H. Uppmann
y río, ¡con dos ovarios!
¿Momentos extraordinarios
o estrafalarios momentos?
Carnaval de los violentos.
Fiesta de la xenofobia.
Orgía de la transfobia.
Todos los ultras contentos.
¡Y Groenlandia pa’ mí!
Y el Canal de Panamá
que me lo devuelvan ya,
tráiganlo pa Tennessee!
Que me lo devuelvan, sí.
Pónganmelo en Hialeah.
Ese charco de agua fría
es propiedad federal
como la Base Naval
de Guantánamo, que es mía.
¿Golfo de México? ¿Quéee?
¡Se llama Golfo de América!
Y la Claudia es una histérica.
(El nombre ya lo cambié).
¿Y Gaza? Netanyuhé
una solución brutal:
¿Gaza?: Riviera Oriental
para ir nosotros, los gringos,
a estar todos los domingos
en un spa natural.
Otra orden ejecutiva
(esta es la más importante)
contra el mundillo inmigrante:
la deportación masiva.
Monten guagua, camión, chiva,
Go home, latinos! Goodbye!
Solo es rubia la Yunai.
Solo nativos-nativos.
Son caprichos “deportivos”.
Nathional sport… Strike!
Y las mujeres transgénero
no comparten (desatinos)
en espacios femeninos:
ni las trans ni las bigénero.
“Cada género a su género”,
dijo Trump y generó
un efecto dominó
diciendo: “Solo genero
lo que en general espero
de un general como yo”.
Hasta la llamada Corte
Penal Internacional
es ilegítima. ¡Mal!
No podrán juzgar al Norte.
Las criptos, otro deporte.
Y Elon con el brazo alzado.
Elon, tan entusiasmado,
sacando múskulo, ¡ay, Elon!
vamos pa’ Marte, pal “cielon”.
Tú delante y yo a tu lado.
Y órdenes ejecutivas.
Órdenes ejecutivas.
Órdenes ejecutivas.
Órdenes ejecutivas.
Órdenes ejecutivas.
Órdenes ejecutivas.
Órdenes ejecutivas.
Órdenes. Órdenes. Órdenes.
Donald “ordenando” el mundo.
Donald creando, iracundo,
ejecutivos desórdenes.
¿Fin a la ciudadanía
por nacimiento? Goodbye?
(Yanquis de paso no hay:
se acabó la garantía).
Trumpman y su Guerra Fría
contra los no-residentes.
Trumpman y los diferentes.
Trumpman y la inmigración:
“Todos esos vientres son
viveros de delincuentes”.
¿La Organización Mundial
de la Salud (OMS)? ¡Adiós!
A callarse, ¡que habló Dios!
Que nadie se ponga mal.
Fiesta en el Despacho Oval.
Jolgorio primermundista.
Y Cuba vuelve a su lista:
“País patrocinador
del terrorismo”. ¡T-error!
¡Fucking isla comunista!
Ya nada será lo mismo.
Hasta la criptomoneda
se volvió trumpimoneda
en el circo del trumpismo.
Elon y el Elonmuskismo.
Bezos es “Bezos en Jeff”.
Zelensky es el Zar de Kiev.
Zuckerberg el Kan de Meta.
¿Y Donald Trump?: el Profeta
el Líder, The Boss, el Chef.
Guerra de los Aranceles.
Canadá, México, China.
Para Trump todo es rutina:
orgía de los papeles.
¡Qué! ¿Cambias erres por eles?
¡Un 25 por ciento!
¡Qué! ¿Tienes como alimento
tequila? ¡Un 15 o un 10!
¡Qué! ¿Hablas inglés y francés?
Más aranceles… Lo siento.
Guerra de los Aranceles.
Las aduanas son trincheras.
Las básculas, las carteras,
Los TCP, los papeles.
Guerra en todos los niveles.
La presión arancelaria
es sección extraordinaria
del Show de Trumpman, un show
rodado en un bungalow
según la “tasa blancaria”.
Petro, Ortega y Díaz-Canel
(Satanases, ¡vade retro!).
Pedro Sánchez, otro Petro.
¿Y el tal Maduro? ¡A por él!
Trumpman sigue en su papel.
confiables son Abascal.
Meloni, tan natural.
Jeff Bezos, tan necesario.
Zuckerberg, tan monetario.
Elon Musk, tan espacial.
Y Netanyahu, tan él.
Y Milei, porteño Vox.
Y Tucker Carlson, tan Fox.
Y Viktor Orbán, tan fiel.
Y Meloni, piel con piel
Y Farage, tan Brexit.
Trumpman pone en un post-it:
“I try to learn from the past”.
“A beautiful piece of ass”.
“Believe me, you will love it”.
Y ejerce de super crack
recitando su poema.
—Para decir nuestro lema:
Un, dos, tres… The Great Comeback!
Canta y baila (con playback).
Canta y baila y ríe y grita
y Melania regurgita.
Y Barron se pone triste.
Y Rubio es más rubio. (Insiste:
“It’s my last name!” (¡¡Criaturita!!)
Y siempre en prime time mundial.
Todo sirve a contraluz.
Bulos, mentiras, fake news.
Árbitros que piten mal.
El show es tan especial
que lo ven el inmigrante,
el votante, el no votante,
el policía, el ladrón.
Todo vale. La función
debe seguir adelante.
Otra orden: aplicación
de la pena capital
contra cualquier criminal
que delinca en la nación
y merezca tal sanción.
Orden que repite voces
radicales y feroces
de que esta pena es (oh, gloria)
“herramienta disuasoria
para crímenes atroces”.
Otra orden: retirada
del Acuerdo de París.
Donald Trump está feliz.
Brinda con la voz blindada.
¿Cambio climático? Nada.
¿Peligra el clima mundial?
¿Calentamiento global?
¿Reducir las emisiones?
Esas son progre-invenciones.
Lo woke contra el capital.
Otra orden ejecutiva:
la prórroga para TikTok.
Y Trump apunta en su bloc:
“Simple ejercicio de criba”.
La orden viene desde arriba:
“Frente a las aplicaciones
controladas por los clones
de adversarios extranjeros
hay que sacarles dineros
y afinar las prohibiciones”.
Otra orden: restaurar
la única “verdad biológica”
verdad biológica “lógica”:
la indicada al orinar.
Trumpman habla sin dudar,
con voz de sabio ladino
o de feliz adivino
o de pitoniso guay:
“Solo dos géneros hay:
masculino y femenino”.
Otra orden: restablecer
la libertad de expresión
porque en la Administración
Biden se llegó a perder.
Plataformas… ¡al poder!
Facebook e Instagram (Meta)
X y TikTok (¡la neta!,
en mero mexicanismo).
Se acabó: ¡Viva el trumpismo!
¡La decencia está obsoleta!
Otra orden: reajustar
el programa de admisiones
de refugiados. Millones
de dólares hay que ahorrar.
Otra orden: declarar
emergencia en la frontera
y proteger su bandera
de otra posible invasión
de toda esa población
que nació “por ahí afuera”.
Otra orden: proteger
a los Estados Unidos
de terroristas, de huidos,
de extranjeros sin qué hacer.
“¡No es xenofobia, joder!
Es cierto que hay detenciones
y raudas deportaciones
sin el debido proceso,
pero… soy bueno por eso.
¡Me sale de los… millones!”.
¡Luces, cámaras, acción!
El show de Trumpman… ¿termina?
No, qué va: será rutina.
No es vida, es televisión.
“En la próxima emisión
hablaremos del futuro.
Claro que existe. Lo juro.
Hasta mañana, mis fans.
Vaya, una rima de trans…
Oh no, trans no… vaya apuro”.
En fin, ya no hay telediarios.
Ahora todo es Show de Trumpman.
Y yo aquí, con mi H. Uppmann,
sonrío, ¡con dos ovarios!
Son tiempos extraordinarios.
Tiempos extranjerizantes
Extraños. Extravagantes
Extraterrestres, incluso.
Cómo extraño (pobre iluso)
a los villanos de antes.
Eso sí: el tipo es honesto.
Me encanta su Trumpsparencia.
Anunció con elocuencia
lo que haría entrando al puesto.
Trumpsparente en cada gesto.
Trumpsparente en cualquier lado.
Trumpsparente ante el Senado,
el Congreso, el Tribunal.
Nada puede salir mal.
¡Lo han votado, lo han votado!
Escribo en Google: “estreno”
“Trumpman”, “Show”, “esta semana”
y el programa de mañana
creo que será muy bueno.
Donald Trump no tiene freno.
¡Viva la televisión!
Actúa como un matón,
como un mediático vándalo.
¡El Show de Trumpman! ¡Qué escándalo!
Sombras, cámaras… ¡acción!