La llegada a La Habana este sábado de un buque con 24 000 toneladas de trigo garantizará, hasta finales de marzo, la producción del pan de la libreta.
Gracias al arribo de esa carga, la distribución de harina comenzó este domingo en todo el país, según informó la Industria Alimentaria en sus redes sociales, citada por la Agencia Cubana de Noticias.
El cargamento permitirá reiniciar la molienda en los tres molinos de La Habana y en el de Cienfuegos, señaló la directora comercial de la Empresa Cubana de Molinería, Zaily Pérez.
Las autoridades anunciaron que se espera otro envío para “sostener” la producción hasta mediados de abril, aunque el molino de Santiago de Cuba no será abastecido, lo que provoca que el oriente del país dependa del suministro de La Habana, agregó Pérez.
“Continúan las gestiones para adquirir más trigo”, explicó la funcionaria, aunque el proceso “enfrenta obstáculos debido a las sanciones económicas” de Estados Unidos a la isla.
A finales de febrero, los medios estatales cubanos comenzaron a informar sobre una nueva etapa de dificultades en el suministro de harina de trigo, que afecta directamente la producción del pan de la canasta básica familiar normada.
El pasado 26, Cubadebate publicó un artículo detallando que “situaciones específicas con los embarques planificados” habían interrumpido la continuidad en la producción de harina, lo que resultó en una insuficiente disponibilidad para garantizar el pan normado.
Entonces, Pérez Hernández señaló que el único molino activo en ese momento era el de Cienfuegos, produciendo solo 250 toneladas diarias de harina frente a las 700 toneladas necesarias para cubrir la demanda diaria del país.
Asimismo, a finales de febrero el periódico Sierra Maestra en Santiago de Cuba reportó afectaciones en la distribución y producción del pan de la canasta básica, cuando la provincia amaneció con cero cobertura de harina para la producción del pan.
“No tenemos confirmación del comportamiento de esa fabricación, ni tampoco fecha fija de cuándo nos corresponderá el suministro de la fécula para la producción”, dijo entonces a ese medio Luis Arce Ferrer, director provincial de la Industria Alimenticia.
También días atrás, en Matanzas se informó que no habría disponibilidad de harina para elaborar pan en la provincia, excepto en el municipio cabecera.
Los retrasos en la llegada y venta a la población de los productos de la canasta básica es una de las constantes de la severa crisis económica que atraviesa Cuba, azuzada por el impacto de la pandemia, las sanciones de Estados Unidos y las deficiencias internas.
En este escenario, se han multiplicado las dificultades con el pan por “la libreta”, un alimento muy socorrido —a pesar de las críticas a su calidad— para las familias cubanas, por el carácter subsidiado de su precio en un contexto de elevada inflación.
A propósito, en septiembre de 2024 el Gobierno cubano estableció un recorte en el gramaje del también llamado “pan de la cuota” debido a “dificultades” con la harina para su producción, en medio de la severa crisis económica que sufre el país.
La medida nació con la intención de “poder mantener la oferta a la población” de este demandado producto a través de la comercialización racionada.