El reconocido humorista gráfico, caricaturista, pintor y ceramista cubano Manuel Hernández Valdés fue galardonado este viernes con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2024, refirió un despacho de la agencia Prensa Latina.
La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) hizo el anuncio, destacando la profunda conexión de la obra de Hernández Valdés con el imaginario del campesinado cubano, plasmado a través de sus pinturas, cerámicas y caricaturas.
El jurado, presidido por Miguel Barnet, Presidente de Honor de la Uneac, emitió un veredicto unánime en favor del artista matancero.

Hernández Valdés, de 82 años, cuyas creaciones han sido publicadas en medios nacionales como Bohemia, Juventud Rebelde, Granma y el Periódico Girón, ha dejado una huella en el panorama artístico cubano bajo la firma de Manuel en los suplementos humorísticos de la isla, principalmente el Dedeté, un clásico dentro del género en la isla.
“Manuel era el genio del DDT. No podría decir otra cosa. Tuvo el talento para desmitificar temas que eran tabúes en la prensa cubana de la época. Allanó el camino para todos los que han venido detrás. Introdujo, al menos en Cuba, el uso de hechos históricos mundiales para criticar problemáticas nacionales. Genio de las formas y los contrastes. Su particular línea le confería una gracia indiscutible, pero al mismo tiempo provocaba la reacción deseada en el lector ante lo serio del tema. Un tipo humilde e incansable, conocedor de su gran talento, pero sin necesidad de andarlo presumiendo. Siempre dispuesto a trabajar junto al colectivo. Mi admiración y reconocimiento para él”, manifestó a On Cuba Wilfredo Torres, quien durante veinte años fue diector del suplemento.

En paralelo, sus piezas de cerámica, testimonio de su maestría y creatividad, han encontrado un lugar de honor en instituciones culturales de la talla del Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de la Cerámica de Cuba.
Nacido el 2 de enero de 1943 en Limonar, Matanzas, Manuel Hernández Valdés acumula un abultado cartapacio de premios y distinciones a lo largo de su carrera, tanto a nivel nacional como internacional, entre los que sobresalen el Premio Nacional de Periodismo en 2001, Premio Nacional del Humor en 2006 y la Medalla Pablo Picasso, otorgada por el Consejo Mundial de la UNESCO en 1997.
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Inicios y formación
Los primeros pasos de Hernández Valdés en el mundo del arte lo llevaron a la Academia de Artes Plásticas Tarascó en su provincia natal, en 1961. Allí sentó las bases de su formación artística, explorando las técnicas y los principios del arte plástico.
Su incursión en la caricatura se produjo durante su tiempo en el servicio militar, donde encontró en el dibujo y el humor una forma de expresión creativa.
Su primer dibujo publicado, una ilustración, vio la luz en el periódico ¡Al Combate!. Posteriormente, trabajó extensamente como reservista para este periódico en Matanzas, especializándose en caricaturas de temática militar.
Tras su experiencia en el servicio militar, Hernández Valdés incursionó en el mundo de los títeres en Matanzas, diseñando escenografías para espectáculos infantiles. Sin embargo, su pasión por la caricatura lo llevó a emprender una carrera profesional en La Habana.
De 1991 a 1993 trabajó en el periódico Granma, creando caricaturas políticas que reflejaban su visión crítica y humorística de la realidad. A lo largo de su trayectoria, su trabajo ha sido publicado en once medios diferentes, incluyendo Bohemia, El Habanero, Juventud Rebelde, Dedeté y Palante.
Actualmente colabora con el periódico Girón en la provincia de Matanzas, donde publica una caricatura semanal.

El regreso al lienzo
En los últimos años, Hernández Valdés ha retomado la pintura, incorporando a su obra elementos del paisaje cubano, su gente y su exuberante vegetación.
Sus pinturas se caracterizan por el uso de colores vibrantes como el rojo, el naranja, el verde y el amarillo, con toques de azul que evocan la belleza y la vitalidad de la isla.
Incluido en 1985 en la Antología de los Mejores Humoristas del Mundo, Manuel también ha sido legitimado al formar parte de importantes colecciones, tanto en Cuba como en el extranjero.
En esa línea puntean el Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de la Cerámica, Castillo de la Fuerza, el Museo del Humor y la Sátira en Gágrobo, Bulgaria, el Muzeum Karykatury, en la capital polaca y la Fundation Danielle Mitterand, en París, además de las colecciones privadas de la actriz estadounidense Geraldine Chaplin y del escritor uruguayo Mario Benedetti.
La caricatura es “estresante”
En una entrevista concedida a Sergio López Herrera, de Radio 26, Hernández Valdés manifestó que la caricatura “es estresante” y añadió: “ Tienes que pensar, digerir muchas informaciones, buscar un chiste que no se haya hecho, que es muy difícil”.
Manuel desecha la idea despectiva de que la caricatura es un arte menor y explica que se relaciona más con la literatura que con la plástica.
“La plástica que tiene la caricatura es el dibujito que tú haces, pero la intención y el mensaje es puramente intelectual. Pongo como ejemplo al Quijote. Cuando empecé a leerlo y a tratar de descifrarlo me enredaba, porque las aventuras son simplemente un pretexto, lo importante son los textos, las conversaciones entre Sancho y el Quijote. Ese diálogo que es el alma española y lo que lo hace realmente importante”.
Por su parte, a la cerámica la describió como “un juego muy agradable”, y dadas sus herramientas de realización, “algo muy ligado al desarrollo de la Humanidad”.
“Es mágico convertir el barro en algo útil, artístico quizás. Es intemporal, si se rompe, lo pegas, como las piezas arqueológicas. Tiene el sabor de la eternidad”, evaluó.

Entretanto, la “La pintura es más íntima, más feliz. Es como caminar, más de uno mismo. Pintas solo. La caricatura es para un medio de prensa. La cerámica es más utilitaria”.
Hernández Valdés concibe el humor como un instrumento para la reflexión y el análisis crítico de la realidad. Sus caricaturas, a menudo acompañadas de textos ingeniosos, invitan al espectador a cuestionar las convenciones, a desafiar el poder y a reírse de sí mismo.
“La caricatura es para todo”, aseguró. “Forma parte de la cultura. Puede ser irónica, satírica, de pensamiento, de carcajada, de análisis, hay mucha variedad. Pero también para pensar”, sostuvo el creador en la cita entrevista realizada en 2019.
