En un intento más por controlar la inflación y asegurar el acceso a alimentos básicos, el gobierno anunció este viernes la regulación temporal de los precios máximos de acopio y minoristas del arroz y el frijol común de producción nacional, dio a conocer el sitio Cubadebate.
La medida, oficializada mediante el Acuerdo 10093 del Consejo de Ministros, firmado por el jefe de gabinete, Manuel Marrero, y publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 7, busca replicar, en cierta medida, la regulación de precios ya implementada en productos como el pollo, la leche en polvo y el aceite, entre otros, que se comercializan únicamente en los negocios privados.
El Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) justifica la decisión como una respuesta a la “espiral inflacionaria ascendente” y al aumento de los precios en el mercado internacional, exacerbados por la crisis mundial.
Según el MFP, la regulación de precios es una herramienta para proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente aquellos con ingresos fijos o limitados.
“Se hizo el análisis del arroz y el frijol importados y los correspondientes a la producción nacional, así como un estudio integral de la ficha de costo real de los gastos, ingresos y márgenes comerciales, y se tuvo en cuenta la norma de utilidad del 30% sobre costos y gastos, en reconocimiento de la Política de Precios Agropecuarios aprobada”, explicó el comunicado del MFP.
De ese estudio se estableció que el precio minorista máximo para ventas controladas y liberadas CUP/libra para el arroz será de 155 CUP, en tanto la tonelada está tasada en 239 000 CUP.
Por su parte, el frijol común (diferenciado por entrega de insumos) tendrá un valor minorista de 196 CUP la libra, mientras la tonelada costará 304 360,00 CUP. Para el frijol común (sin entrega de insumos) la tonelada se tasó en 435 000,00 CUP, mientras la libra costará en los mercados 285,00 CUP.
Las autoridades ministeriales subrayan que los gobiernos locales jugarán un papel crucial en la concertación de precios, permitiendo la participación activa de los actores económicos a nivel municipal. Asimismo, enfatiza que los precios establecidos son máximos, abriendo la puerta a costos inferiores si las condiciones de producción y suministro lo permiten.
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Escepticismo ciudadano
Sin embargo, el anuncio no ha sido recibido con entusiasmo unánime. En un foro en línea del propio sitio Cubadebate, abundan las voces escépticas que temen que la medida termine siendo contraproducente, generando desabastecimiento y alimentando el mercado negro.
“Estoy temblando”, comenta un usuario identificado como “Y?”. “Cada vez que se les ocurre tocar algo y poner el precio que creen justo, se desaparecen los productos”. Recuerda lo sucedido con la malanga, cuyo precio regulado llevó a su desaparición de los mercados formales.
Otros foristas señalan la falta de cumplimiento de regulaciones previas. “Qué bueno algo justo para los de a pie, pero ¿quién lo hará cumplir?”, se pregunta “Lolo”, recordando que los precios máximos para el aceite y otros productos básicos rara vez se respetan.
Un aspecto recurrente en los comentarios es la relación entre los precios regulados y los salarios, especialmente las pensiones.
“Y los jubilados que aún mantienen la pensión establecida en el Reordenamiento Económico, ¿cómo resuelven su deprimida situación financiera para tener poder adquisitivo de estos productos?”, cuestiona el forista “JManuel”.
Algunos usuarios, como “Osmani García”, argumentan que los nuevos precios, aunque regulados, siguen siendo inalcanzables para muchos trabajadores, lo cual trasluce una preocupación colectiva en torno a la erosión constante del poder adquisitivo de los asalariados y pensionados por el Estado.
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Dudas
La efectividad del control de precios también es puesta en duda. “De todas formas, no hay quien haga cumplir eso”, sentencia “Taran”.
Varios foristas señalan la corrupción y la falta de fiscalización como factores que impiden el cumplimiento de las regulaciones.
“Es irritante escuchar a la máxima dirección del país anunciando que harán un EJERCICIO de fiscalización, cuando eso debe o tiene que ser permanente”, critica, por su parte, “Camagüey”.
Algunos usuarios sugieren que el problema de fondo es la falta de producción y la ineficiencia del sistema.
“No se cumplen, no por falta de control. No se cumplen porque son incompatibles, van contra la lógica y la razón económica, así de sencillo”, afirma “Vladi”.
Otros proponen subsidiar parte del costo real de producción o aumentar la producción como alternativas más efectivas.
Un punto de confusión es la diferenciación de precios para el frijol según la “entrega de insumos”.
Varios usuarios se preguntan cómo se determinará si un frijol se vendió con o sin insumos, y cómo se evitará que los vendedores cobren el precio más alto independientemente de las condiciones de su producción.
Más allá de tales suspicacias, la implementación de esta medida se plantea, como otras similares para atajar los altísimos precios, como un desafío para el gobierno, que deberá demostrar su competencia para equilibrar la necesidad de controlar la inflación con la importancia de garantizar el suministro de alimentos y proteger los ingresos de los ciudadanos.
Jugar con fuego
“En la economía no funciona la magia. Ni la propaganda ni el voluntarismo producen arroz, frijoles, ni nada que resuelva un nivel de inseguridad alimentaria sobre la que el gobierno cubano no parece estar dispuesto a reflexionar autocríticamente”, acotó, por su parte, el economista cubano Pedro Monreal.
El académico, que sigue al milímetro las políticas económicas y sus dinámicas en un contexto de crisis, opinó en la red X que “topar precios funciona como una tupición de cañerías del sistema económico. Crea la ilusión de “contener” inflación cuando, ante la ausencia de respuesta de oferta, lo que hace es trasladar la inflación al mercado negro y provocar inflación “reprimida” en mercados racionados.
“A estas alturas debería haberle quedado claro a los funcionarios del gobierno cubano que emitir una norma legal topando precios de alimentos cruciales del agro nacional, como son el arroz y los frijoles, más que un “congelamiento” pudiera ser jugar con fuego”, alertó Monreal.
Todo es tan complicado o mejor dicho, todo lo complicamos, en este momento todos los de apie, estamos demasiado molesto con todo, el dinero que uno gana trabajando todo un mes, que puede comprar, nada, los retirado esperan ansioso los finales de mes para cobrar una miseria de dinero que no le alcanza ni para comprar una bolsa de leche, no hay un inspector que se respete, todos estan para ver como morder la manzana que esta podrida, hay que estar en la calle y no ser ciegos, cuantos hay en la calle vendiendo de todo desde cigarros, javas, pan etc, para poder sobrevivir de esta terrible situación y lo peor es que no hay una luz a la salida del túnel, cual sera nuestro futuro.
Y ¿cómo sabe el consumidor cuando el frijol es con o sin entrega de insumos?
El precio será el del frijol sin entrega de insumos. Vivir para ver.