Cuba no trajo delegación oficial ni tuvo estand en la Feria Internacional del libro de Buenos Aires, que termina este lunes, luego de 19 días de movimiento en su sede porteña de La Rural.
Pese a esta inexplicada ausencia, la literatura de la isla estuvo presente por clásicos que han visto la luz en distintas editoriales de países como España, Chile o Argentina y entre los que se encuentran autores como Leonardo Padura, Reinaldo Arenas, Alejo Carpentier o Eliseo Diego.
De manera presencial estuvieron los escritores Marcial Gala y Félix Anesio, ambos en el exilio y presentes en actividades indistintas programadas en la sede. Llegan tres años después de que La Habana fuera la ciudad invitada de esta importante Feria.

Gala vive en Buenos Aires y cuenta con una notable y sólida obra, publicada en sellos como Corregidor, editorial argentina donde también han sido publicados autores diversos, desde Virgilio Piñera, que también pasó casi diez años de su vida en Argentina, a Antonio José Ponte o José Martí. La obra más reciente de Gala es su novela La máquina de ser feliz.
El cubano, nacionalizado argentino, tuvo protagonismo en el espacio “Diálogo de escritores”, donde compartió con el mexicano Uri Bleier, quien pasa también parte de su tiempo en La Habana, según me explicó en una entrevista que daré a conocer en este medio próximamente. Además, en la mesa estuvo el uruguayo Diego Recoba.
La charla giró en torno a la identidad y nacionalidad, y se refirieron ideas como la habilidad de los mercados para establecer etiquetas y, algunas veces, limitar la representación identitaria de los escritores. Los autores, los tres radicados fuera de sus países de origen, leyeron fragmentos de trabajos recientes.
Gala seleccionó un fragmento de La máquina de ser feliz, aunque, por el propio tema de la mesa, debió referirse a su exitosa novela Llámenme Casandra (Clarín-Alfaguara), publicada en 2019 y con la que obtuvo el Premio Clarín Ciudad de Buenos Aires. En ella desarrolla la idea de un joven transexual cubano involucrado forzosamente en la guerra en Angola.
En el caso del poeta Félix Anesio, llegó a Buenos Aires desde Miami, donde vive desde inicios de los 2000. Forma parte de la antología Poemas a la deriva, un “proyecto experimental” de dos volúmenes, editados en la provincia de San Juan gracias al empeño del poeta Tomás Pablo Las Peñas.
El libro junta a 31 poetas de 16 países, entre los que también se encuentra Eduardo Herrera Baullosa, otro cubano radicado en Buenos Aires, aunque no llegué a recoger impresiones suyas.

La noche de presentación, ambos poetas leyeron los textos por los cuales fueron incluidos en este trabajo, junto a voces de Venezuela, España y Argentina.
En conversación que compartiré en algunas semanas, Anesio, poeta nacido en Guantánamo e ingeniero de formación, me contó que en el estand de San Luis tuvo la posibilidad de presentar obras propias, publicadas por editoriales como Oxeda y Betania.
El comité organizador de la Feria, ratificó un aumento del 10% de público con respecto a 2024 en esta 49.ª edición. Fue visitada por más de un millón de visitantes y participaron 24 países o colectividades.