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Por Jeffrey Fields, USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences
Con el bombardeo estadounidense de tres instalaciones nucleares en Irán, las relaciones entre ambos países han alcanzado posiblemente uno de los puntos más bajos de la historia moderna. Pero la enemistad entre ambos países no es nueva: Estados Unidos e Irán llevan décadas en conflicto, al menos desde que Estados Unidos ayudó a derrocar a un primer ministro demócrata, Mohammed Mossadegh, en agosto de 1953. A continuación, Estados Unidos apoyó el largo y represivo reinado del sah de Irán, cuyos servicios de seguridad brutalizaron a los ciudadanos iraníes durante décadas.
Los dos países han sido particularmente hostiles entre sí desde que los estudiantes iraníes tomaron la embajada estadounidense en Teherán en noviembre de 1979, lo que dio lugar a sanciones económicas y la ruptura de las relaciones diplomáticas oficiales.
Desde 1984, el Departamento de Estado de EE. UU. incluye a Irán en la lista de “países que patrocinan el terrorismo”, alegando que el Gobierno iraní proporciona a los terroristas entrenamiento, dinero y armas.
1953: Estados Unidos derriba a Mossadegh
En 1951, el Parlamento iraní eligió un nuevo primer ministro, Mossadegh, quien llevó a los legisladores a votar a favor de tomar el control de la Anglo-Iranian Oil Company, expulsar a los propietarios británicos de la empresa y declarar que querían convertir los beneficios del petróleo en inversiones para el pueblo iraní. Estados Unidos temía que se interrumpiera el suministro mundial de petróleo y le preocupaba que Irán cayera presa de la influencia soviética. Los británicos temían perder el petróleo barato iraní.
El presidente Dwight Eisenhower decidió que lo mejor era deshacerse de Mossadegh. La Operación Ajax, una acción conjunta de la CIA y el Reino Unido, convenció al sah, el monarca del país, para que destituyera a Mossadegh y lo expulsara del poder por la fuerza. Mossadegh fue sustituido por un primer ministro mucho más favorable a Occidente, elegido personalmente por la CIA.
1979: Los revolucionarios derrocan al sah y toman rehenes
Tras más de 25 años de relativa estabilidad en las relaciones entre Estados Unidos e Irán, la población iraní estaba descontenta con las condiciones sociales y económicas que se desarrollaron bajo el régimen dictatorial del sah Mohammad Reza Pahlavi.
Pahlavi se enriqueció y utilizó la ayuda estadounidense para financiar al ejército, mientras que muchos iraníes vivían en la pobreza. La disidencia era a menudo reprimida violentamente por la SAVAK, el servicio de seguridad del sah. En enero de 1979, el sah abandonó Irán, aparentemente para recibir tratamiento contra el cáncer. Dos semanas después, el ayatolá Ruhollah Jomeini regresó del exilio en Irak y lideró una campaña para abolir la monarquía y proclamar un gobierno islámico.
En octubre de 1979, el presidente Jimmy Carter accedió a permitir que el sah viajara a Estados Unidos para recibir tratamiento médico avanzado. Estudiantes iraníes indignados asaltaron la embajada estadounidense en Teherán el 4 de noviembre, tomando como rehenes a 52 estadounidenses. Esto convenció a Carter de romper las relaciones diplomáticas con Irán el 7 de abril de 1980.
Dos semanas más tarde, el ejército estadounidense lanzó una misión para rescatar a los rehenes, pero fracasó y se estrellaron varios aviones, lo que causó la muerte de ocho militares estadounidenses.
El sah murió en Egipto en julio de 1980, pero los rehenes no fueron liberados hasta el 20 de enero de 1981, tras 444 días de cautiverio.
1980-1988: Estados Unidos se pone tácitamente del lado de Irak
En septiembre de 1980, Irak invadió Irán, lo que supuso una escalada de la rivalidad regional y las diferencias religiosas entre ambos países: Irak estaba gobernado por musulmanes suníes, pero su población era mayoritariamente musulmana chií; Irán estaba liderado y poblado en su mayoría por chiíes.
Estados Unidos temía que el conflicto limitara el flujo de petróleo de Oriente Medio y quería asegurarse de que no afectara a su estrecho aliado, Arabia Saudí.
Estados Unidos apoyó al líder iraquí Saddam Hussein en su lucha contra el régimen iraní antiamericano. Como resultado, Estados Unidos hizo en gran medida la vista gorda ante el uso de armas químicas por parte de Irak contra Irán.
Los funcionarios estadounidenses moderaron su habitual oposición a esas armas ilegales e inhumanas porque el Departamento de Estado de EE. UU. no “quería hacerle el juego a Irán” alimentando su propaganda contra Irak. En 1988, la guerra terminó en un empate. Murieron más de 500 000 militares y 100 000 civiles.
1981-1986: Estados Unidos vende armas en secreto a Irán
EE. UU. impuso un embargo de armas después de que Irán fuera designado Estado patrocinador del terrorismo en 1984. Esto dejó al ejército iraní, en plena guerra con Irak, desesperado por conseguir armas, aviones y piezas de vehículos para seguir luchando.
La administración Reagan decidió que el embargo probablemente empujaría a Irán a buscar el apoyo de la Unión Soviética, rival de Estados Unidos en la Guerra Fría. En lugar de poner fin oficialmente al embargo, los funcionarios estadounidenses acordaron vender armas en secreto a Irán a partir de 1981.
El último envío, de misiles antitanque, se realizó en octubre de 1986. En noviembre de ese año, una revista libanesa reveló el acuerdo. Esta revelación desató el escándalo Irán-Contra en Estados Unidos, al descubrirse que funcionarios de la administración Reagan habían recaudado dinero de Irán para comprar las armas y enviado ilegalmente esos fondos a rebeldes antisocialistas (la contra nicaragüense).
1988: La Marina de los Estados Unidos derriba el vuelo 655 de Iran Air
En la mañana del 8 de julio de 1988, el USS Vincennes, un crucero lanzamisiles que patrullaba en aguas internacionales del Golfo Pérsico, entró en aguas territoriales iraníes mientras se encontraba en una escaramuza con lanchas artilladas iraníes.
Durante o justo después de ese intercambio de disparos, la tripulación del Vincennes confundió un avión civil de pasajeros Airbus que pasaba por allí con un caza F-14 iraní. Lo derribaron, matando a las 290 personas a bordo.
Estados Unidos lo calificó de “accidente trágico y lamentable”, pero Irán creyó que el derribo del avión fue intencionado. En 1996, Estados Unidos acordó pagar 131 millones de dólares en concepto de indemnización a Irán.
1997-1998: Estados Unidos busca el contacto
En agosto de 1997, un reformista moderado, Mohammad Khatami, ganó las elecciones presidenciales de Irán.
El presidente estadounidense Bill Clinton intuyó una oportunidad, y envió un mensaje a Teherán a través del embajador suizo en ese país en el que proponía conversaciones directas entre ambos gobiernos.
Poco después, a principios de enero de 1998, Jatamí concedió una entrevista a la CNN en la que expresó su “respeto por el gran pueblo estadounidense”, condenó el terrorismo y recomendó un “intercambio de profesores, escritores, académicos, artistas, periodistas y turistas” entre Estados Unidos e Irán.
Sin embargo, el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, no estuvo de acuerdo, por lo que las gestiones mutuas no dieron muchos frutos cuando Clinton llegó al final de su mandato.
En su discurso sobre el estado de la Unión de 2002, el presidente George W. Bush calificó a Irán, Irak y Corea del Norte como un “Eje del Mal” que apoyaba el terrorismo y buscaba armas de destrucción masiva, lo que tensó aún más las relaciones.
2002: El programa nuclear de Irán despierta la alarma
En agosto de 2002, un grupo rebelde en el exilio anunció que Irán había estado trabajando en secreto en armas nucleares en dos instalaciones que no se habían revelado públicamente hasta entonces.
Esto constituía una violación de los términos del Tratado de No Proliferación Nuclear, que Irán había firmado y que exigía a los países revelar sus instalaciones relacionadas con la energía nuclear a los inspectores internacionales.
Una de esas instalaciones anteriormente secretas, Natanz, albergaba centrifugadoras para enriquecer uranio, que podía utilizarse en reactores nucleares civiles o enriquecerse aún más para fabricar armas.
A partir de 2005, ciberataques de los gobiernos de Estados Unidos e Israel se dirigieron contra las centrifugadoras de Natanz con un software malicioso creado a medida que se conoció como Stuxnet.
Esa iniciativa, que ralentizó el programa nuclear iraní, fue uno de los muchos intentos estadounidenses e internacionales, en su mayoría infructuosos, para frenar el avance de Irán hacia la construcción de una bomba nuclear.
2003: Irán escribe a la administración Bush
En mayo de 2003, altos funcionarios iraníes se pusieron en contacto discretamente con el Departamento de Estado a través de la embajada suiza en Irán, en busca de “un diálogo en el respeto mutuo” que abordara cuatro grandes cuestiones: las armas nucleares, el terrorismo, la resistencia palestina y la estabilidad en Irak.
Los partidarios de la línea dura del Gobierno de Bush no estaban interesados en ninguna reconciliación importante, aunque el secretario de Estado Colin Powell se mostraba a favor del diálogo y otros funcionarios se habían reunido con Irán para tratar el tema de Al Qaeda.
Cuando el radical iraní Mahmud Ahmadineyad fue elegido presidente de Irán en 2005, la oportunidad se esfumó. Al año siguiente, Ahmadineyad hizo su propia apertura a Washington en una carta de 18 páginas dirigida al presidente Bush. La carta fue ampliamente rechazada.

2015: Firma del acuerdo nuclear con Irán
Tras una década de intentos infructuosos por frenar las ambiciones nucleares de Irán, la Administración Obama emprendió una vía diplomática directa a partir de 2013.
Dos años de negociaciones secretas y directas, inicialmente bilaterales entre Estados Unidos e Irán y posteriormente con otras potencias nucleares, culminaron en el Plan de Acción Integral Conjunto, a menudo denominado acuerdo nuclear con Irán.
Irán, Estados Unidos, China, Francia, Alemania, Rusia y el Reino Unido firmaron el acuerdo en 2015. Este limitaba severamente la capacidad de Irán para enriquecer uranio y obligaba a inspectores internacionales a supervisar y hacer cumplir el acuerdo por parte de Irán.
A cambio, se concedió a Irán el levantamiento de las sanciones económicas internacionales y estadounidenses. Aunque los inspectores certificaron periódicamente que Irán cumplía los términos del acuerdo, el presidente Donald Trump se retiró del acuerdo en mayo de 2018.
2020: Drones estadounidenses matan al general iraní Qassem Soleimani

El 3 de enero de 2020, un dron estadounidense disparó un misil que mató al general Qassem Soleimani, líder de la Fuerza Quds de élite iraní. Los analistas consideraban a Soleimani el segundo hombre más poderoso de Irán, después del líder supremo, el ayatolá Jamenei.
En ese momento, la administración Trump afirmó que Soleimani estaba dirigiendo un ataque inminente contra activos estadounidenses en la región, pero las autoridades no han proporcionado pruebas claras que respalden esa afirmación.
Irán respondió lanzando misiles balísticos que impactaron en dos bases estadounidenses en Irak.
2023: Los ataques del 7 de octubre contra Israel
El descarado ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 provocó una temible respuesta militar por parte de Israel que continúa hoy en día y sirvió para debilitar gravemente a los aliados de Irán en la región, especialmente Hamás, autor de los ataques, y Hezbolá en el Líbano.
2025: Trump 2.0 e Irán
Trump vio la oportunidad de forjar un nuevo acuerdo nuclear con Irán y de buscar otros acuerdos comerciales con Teherán. Una vez investido para su segundo mandato, el presidente estadounidense nombró a Steve Witkoff, un inversor inmobiliario amigo del presidente, como enviado especial para Oriente Medio y para liderar las negociaciones.
Las negociaciones para alcanzar un acuerdo nuclear entre Washington y Teherán comenzaron en abril, pero los países no llegaron a un acuerdo. Estaban planeando una nueva ronda de conversaciones cuando Israel atacó Irán con una serie de ataques aéreos el 13 de junio, lo que obligó a la Casa Blanca a reconsiderar su posición.
En la madrugada del 22 de junio, Estados Unidos decidió actuar con contundencia en un intento de paralizar la capacidad nuclear de Irán, bombardeando tres instalaciones nucleares y causando lo que los responsables del Pentágono calificaron de “daños graves”. Irán prometió tomar represalias.
Jeffrey Fields, Professor of the Practice of International Relations, USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences
Este artículo fue publicado en The Conversation. Lea el original.