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El miércoles 2 de julio, el habanero Yanquiel Fernández tomó el madero y salió con toda la disposición del mundo al rectángulo ofensivo del Coors Field, donde 30 545 personas presenciaban su debut con el uniforme de los Rockies. El espigado zurdo empuñó el bate y comenzó entonces su primera batalla en las Ligas Mayores.
De todos los rincones del planeta, no había ninguno en el que Yanquiel deseara tanto estar desde que salió de Cuba hace más de cinco años. De hecho, en todo este tiempo tras su firma con Colorado el 12 de julio de 2019, no se ha enfocado en otra cosa que trabajar con mucha paciencia en todos los niveles de las Ligas Menores hasta recibir su oportunidad en el Big Show.
Tras ese largo compás de espera, Yanquiel decidió atacar rápido en su estreno ligamayorista. Desde la lomita, el derecho Hunter Brown, uno de los caballos de los Astros en la actual temporada, le dio la bienvenida con una recta de 96 millas y después dibujó un cambio de velocidad en el mismo borde de la zona exterior que sedujo al cubano, aunque solo pudo conectar un roletazo a la inicial.
En sus dos siguientes turnos fue más medido y vio 11 picheos en total, pero tampoco pudo activar el casillero de los jits. De cualquier manera, estas comparecencias marcaron la primera toma de contacto del capitalino con un escenario superlativo, al que cada vez cuesta más llegar, aunque Yanquiel en particular tenía muchas papeletas para hacer el grado.
De hecho, en febrero cuando realizamos un listado de los ocho cubanos con más opciones de debutar en Grandes Ligas en 2025, el habanero era uno de los candidatos. También estaban en el grupo Victor Mesa Jr. y Edgar Quero, quienes igualmente ya recibieron su llamado a MLB y comenzaron la frenética y todavía más exigente aventura de mantenerse en el máximo nivel.
De momento, Quero ha conseguido el objetivo y hasta pudiera decirse que es una de las revelaciones cubanas de 2025 (55 partidos y 189 comparecencias al plato con promedio de embasado de .344) con los Chicago White Sox, mientras el menor de los hermanos Mesa tuvo un paso más efímero por los Marlins y ahora espera por un nuevo chance.
Edgar Quero, una promesa cubana en la receptoría de Grandes Ligas
Yanquiel, por su parte, debe afinar el tiro y tratar de tener un impacto inmediato en sus próximos desafíos con los Rockies, lo mismo que Lázaro Estrada, efectivo de los Blue Jays que fue llamado este jueves y probablemente se encarame en la lomita en las próximas horas. El lanzador pinareño, otra de nuestras apuestas para debutar en MLB durante 2025, está muy cerca de cumplir el sueño.
Tendencias de futuro
El desembarco de nuevos nombres cubanos a Grandes Ligas es motivo de satisfacción, sobre todo porque demuestra que el talento antillano puede imponerse luego de emprender una travesía con el objetivo de llegar al destino profesional. De este último grupo, llama la atención que los chicos han hecho el grado en MLB labrando su camino prácticamente de cero en academias y sucursales de las Menores.
Aunque algunos firmaron como prospectos destacados por su rendimiento en categorías juveniles, no traían la fama de otros peloteros que, en el pasado, brillaron en la Serie Nacional o en el equipo Cuba antes de dar el salto a Estados Unidos. Para tener una idea, de los 74 peloteros cubanos que han jugado en MLB durante los últimos diez años, solo 15 no estuvieron en los clásicos domésticos de la isla.
Esta tendencia probablemente se revierta a corto o mediano plazo, sobre todo porque cada vez quedan menos efectivos en la Serie Nacional con capacidad real para desempeñarse en Grandes Ligas. Ahora mismo, para firmar talento cubano, las organizaciones de MLB se enfocan más en chicos muy jóvenes, un buen grupo de ellos menores de 20 años, a quienes llevan a sus sistemas de desarrollo para que continúen allí su etapa de formación y aprendizaje.
Estas son inversiones más económicas para los equipos norteños, que se han decantado por gastar pequeñas sumas de dinero en los períodos de firmas internacionales en lugar de comprometer cifras astronómicas en un solo jugador, por mucho cartel que tenga. Los resultados de esta fórmula, obviamente, no se ven de inmediato, de hecho, tienen que pasar años para saber si sus apuestas dieron resultados.
Hoy, por ejemplo, Andy Pagés triunfa con los Dodgers, pero ellos invirtieron en el pinareño hace seis años ya. Claro, en aquel momento solo gastaron 300 mil dólares por un chico que ahora, después de mucho trabajo y progresión, merece un contrato de siete ceros. Este camino se va a explorar cada vez más, porque permite tener mayor control de la evolución de los jugadores y las pérdidas monetarias no son tan grandes si finalmente el pelotero no cumple con las expectativas.
¿Quiere decir que veremos menos peloteros cubanos en MLB en los próximos años? La respuesta, ahora mismo, es una incógnita. El volumen de jugadores antillanos firmados con franquicias de MLB es muy alto, pero muchos de ellos todavía tienen que completar buena parte del trayecto en las granjas antes de llegar al máximo escalón. Entonces, que haya más o menos efectivos en el futuro dependerá de la progresión de estos.