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La última vez que Seattle llegó a discutir el banderín de la Liga Americana en MLB, solo dos cubanos habían vestido el uniforme de la franquicia, el gran Ichiro Suzuki recién desembarcaba en la ciudad cruzando el Pacífico desde Japón, y el boricua Edgar Martínez, con 38 años cumplidos, todavía atemorizaba a los lanzadores contrarios tras 15 temporadas con los Marineros.
Ha pasado casi un cuarto de siglo y muchas cosas han cambiado: ya son 11 los cubanos que han jugado por el equipo de la costa oeste de Estados Unidos, mientras Ichiro y Edgar, que compartieron en Seattle de 2001 a 2004, ahora también han hecho coincidir sus placas en los pasillos del Salón de la Fama de Cooperstown.
Lo que no se ha alterado en todo este tiempo es la poca fortuna de los Marineros, que en 24 años solo han llegado dos veces a la postemporada. La más reciente aventura la estamos presenciando en vivo y en directo con una novena que se ha colado por cuarta ocasión en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, instancia en la que se juegan contra Toronto el boleto al primer Clásico de Otoño de su historia.
En esta carrera sin igual para la ciudad resalta el nombre de Randy Arozarena, figura indispensable en el actual roster de los Marineros. Ningún pelotero de la plantilla tiene más apariciones en postemporada (39) que el patrullero nacido en Arroyos de Mantua, bautizado por el colega Francys Romero como el “Mister Octubre Cubano” precisamente por su rendimiento en playoffs.
El pinareño impresionó a todos en 2020, cuando avanzó hasta la Serie Mundial con los Rays de Tampa casi acabado de subir a las Grandes Ligas. Ese año, más allá del resultado colectivo, puso números espectaculares en el orden individual, al punto de que implantó récords absolutos para una misma postemporada en jonrones (10), extrabases (14), hits (29) y bases recorridas (64). Todavía siguen vigentes. Además, impuso marca para novatos en impulsadas (14) y anotadas (19).
Su línea ofensiva (Average/Promedio de embasado/Slugging/OPS) de aquellos playoffs fue de .377/.442/.831/1.273, un rendimiento imperial que le permitió ganar el premio de Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato, aunque le quedó un regustillo amargo al perder el Clásico de Otoño contra los Dodgers.
Después, Randy ha sido sinónimo de consistencia. De hecho, suma cinco temporadas consecutivas (2021-2025) con 20+ jonrones y 20+ bases robadas, algo que solo habían logrado otros dos latinos en la historia: el venezolano Bobby Abreu y el dominicano José Ramírez.
En postemporada, si bien no tuvo suerte en sus incursiones con los Rays después de 2020, ha mantenido un ritmo estable. Para tener una idea, se ubica en el Top-12 de OPS tras sus primeros 39 partidos de playoffs, acompañado solo por estrellas:
* Carlos Beltrán (2004-2013): 1.214
* Babe Ruth (1915-1932): 1.196
* Albert Pujols (2001-2006): 1.083
* Nelson Cruz (2010-2014): 1.059
* George Brett (1976-1985): 1.055
* Jayson Werth (2004-2010): 1.019
* Chipper Jones (1995-1997): 1.013
* Giancarlo Stanton (2018-2024): 1.011
* Justin Turner (2014-2018): .995
* Bryce Harper (2012-2023): .987
* Fred McGriff (1989-1996): .983
* Randy Arozarena (2020-2025): .977
De este grupo, Ruth, Brett, McGriff y Jones son miembros del Salón de la Fama, donde también tienen opciones de entrar Cruz y Pujols cuando sean elegibles y Stanton y Harper después de su retiro. En tanto, Beltrán recibió un 70 % de las boletas en las últimas votaciones, por lo que también podría llegar a Cooperstown en los próximos años. ¡Inmejorable compañía para Arozarena!
Un amuleto de la suerte
La última vez que Seattle llegó a discutir el banderín de la Liga Americana en MLB, Randy Arozarena era un niño de seis años que correteaba por Mantua sin la más mínima idea de que se convertiría en una estrella del béisbol mundial. Como él, la mayoría de los actuales jugadores de los Marineros también eran muy jóvenes, algunos recién nacidos.
Esto nos da la medida de cuánto han tenido que esperar los fanáticos para volver a disfrutar de un equipo capaz de ganar el partido decisivo, justo lo que lograron el pasado viernes contra Detroit en el quinto duelo de la Serie Divisional, una maratón de 15 entradas definidas por un sencillo de Jorge Polanco tras cinco horas de juego.

Arozarena, aunque se fue en blanco en cinco turnos oficiales, recibió un pelotazo en el inning 15 que acercó un poco más al plato la carrera de la victoria en las piernas de J.P. Crawford. Esa anotación desató la locura de más de 47 mil almas en el T-Mobile Park, que había contenido ese grito triunfal durante 24 años.
“La afición es increíble; nos anima y nos da un impulso extra. Como equipo, solo tenemos que salir a darlo todo, jugar con intensidad y darle al público algo con lo que se ilusione”, dijo Arozarena sobre un encuentro que ha entrado en los libros de récords como uno de los más largos en la postemporada de MLB.
Con esa victoria, Seattle dio un paso importante rumbo a la Serie Mundial, un territorio desconocido para la franquicia, una de las cinco que nunca ha ganado un campeonato junto a los Cerveceros de Milwaukee, los Padres de San Diego, los Rays de Tampa y los Rockies de Colorado.
En la Serie de Campeonato, tras un primer acto en Toronto este domingo, Arozarena ya demostró que es uno de los líderes de los Marineros. El pinareño brilló a la defensa y, pese a no conectar jit en cuatro turnos oficiales, recibió un boleto y se robó dos bases que después le permitieron anotar la última carrera del partido. Los únicos cubanos con par de estafas en un choque de postemporada eran Bert Campaneris (en 1972 y 1973) y Yoenis Céspedes (2012).
Este primer triunfo contra los Azulejos acerca a Seattle al tan añorado Clásico de Otoño, pero queda camino por transitar. Para lograr el objetivo, Arozarena insiste en que lo esencial es mantenerse fieles a su plan de juego y enfocarse en ejecutarlo.
“No intentar hacer demasiado o hacer más de la cuenta. Esto sigue siendo béisbol. Hay que disfrutarlo. Tengo que seguir siendo el mismo jugador de toda la temporada, disfrutar del juego. Una vez que empieza el partido, hay que analizar cómo se desarrolla: si va a ser un partido reñido o no. Pero lo principal es salir y disfrutar el momento, junto a mis compañeros”.