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Por Chris Thompson, Profesor de Teatro, Universidad Católica de Australia.
En la escalofriante escena final de la obra maestra de Francis Ford Coppola de 1972, El padrino, la puerta de la oficina de Michael Corleone se cierra en las narices de su esposa, Kay. Al mismo tiempo, eso significó la apertura de muchas más puertas para la carrera de la actriz Diane Keaton.
En esa película, tan dominada por actores masculinos, Keaton marca su impronta. Para alguien que se haría famosa por su estilo cómico y alocado, la actriz californiana nos demostró que también tenía grandes dotes para la interpretación dramática.
La galardonada actriz, productora y directora ha fallecido a los 79 años. Deja tras de sí un legado de papeles memorables en películas que incluyen clásicos como El padrino y Annie Hall, abarcando géneros que van desde la comedia hasta el drama.
Primeros pasos en el escenario
Keaton nació en Los Ángeles como Diane Hall el 5 de enero de 1946. Era la hija mayor de Dorothy y Jack Hall, y la única de sus hermanos –Randy, Robin y Dorrie– que mostró interés por el teatro. Esto se produjo de una manera poco convencional.
Cuando tenía “ocho o nueve años”, contó en 2004, su madre ganó el concurso “Mrs Los Angeles”.
Recuerdo estar sentada entre el público viendo cómo la coronaban. Era la ama de casa perfecta. […] Yo no quería ser una ama de casa feliz, eso no me atraía. Pero sí quería subir al escenario. Vi que eso era algo que me atraía. Allí estaba ella, en el teatro, y vi que se abría el telón y allí estaba mi madre. Y pensé: “Creo que eso es lo que me gusta”.
Su carrera comenzó como una adolescente Blanche en una producción de Un tranvía llamado deseo.
En sus memorias de 2011, recuerda cuando su padre acudió al backstage:
Me di cuenta de que estaba sorprendido por su torpe hija, la que había suspendido álgebra y destrozado la nueva camioneta Ford. Durante un emocionante momento, fui su Seabiscuit (un famoso caballo de carreras), Audrey Hepburn y (la superheroína) Wonder Woman, todo en uno.
Comenzó a estudiar arte dramático, pero pronto lo dejó, adoptó el apellido de soltera de su madre, Keaton, y se trasladó a Nueva York para estudiar en el Neighbourhood Playhouse.
En 1968, tras una temporada en el teatro de verano, fue elegida como suplente en Hair en Broadway. Tenía 19 años y se negó a hacer la escena desnuda, lo que la hizo famosa: “No fue por ninguna razón filosófica, simplemente me daba demasiado miedo”.
Su salto a la gran pantalla
Tenía el corazón puesto en la gran pantalla, lo que, por supuesto, significaba empezar en televisión, en series como The FBI (“Lo peor que he hecho nunca, ¡fui unánime y rotundamente mala!”), y Night Gallery.
En cambio, fue el teatro lo que la llevó a conseguir sus primeros papeles en la pantalla.
En 2023, Francis Ford Coppola reveló a Hollywood Reporter que había visto a Keaton en Hair.
Más tarde le dijo que la había elegido para El padrino porque,
aunque ibas a interpretar a la esposa más recta y convencional, había algo más en ti, algo más profundo, más divertido y muy interesante. (Tenía razón).
Luego hizo una audición para una nueva comedia teatral, Play it Again, Sam (Sueños de un seductor, en la adaptación al español), del prometedor comediante Woody Allen. La audición resultó ser lo que se conoce en las comedias románticas como un encuentro fortuito que no solo dio lugar a su muy publicitada relación, sino también a una importante colaboración en ocho películas, entre ellas el éxito de 1977 Annie Hall.
Por ese papel, Keaton ganó el Óscar a la mejor actriz. Y su vestuario, diseñado por Ruth Morley, la convirtió en un icono de la moda de los años 70. También nos regaló la caprichosa frase “la di dah”.
A menudo se piensa que Annie Hall trataba sobre su relación con Allen, pero, como ella misma declaró al New York Times: “No es cierto, pero hay elementos de verdad en ella”.

Exhibiendo poderío en Hollywood
Durante las siguientes cinco décadas, Keaton se convertiría en una fuerza en Hollywood.
Tuvo papeles cómicos en películas como El club de las primeras esposas (1996), Algo pasa con Mary (2003) y la franquicia El padre de la novia. Junto a estas comedias, destacó por sus papeles dramáticos en Buscando al señor Goodbar (1977), Rojos (1981), La pequeña tamborilera (1984), Crímenes del corazón (1986), La habitación de Marvin (1996) y dos películas más de El padrino.
También fue una destacada directora de películas como Héroes a la fuerza (1995), Heaven (1987) e incluso un episodio de Twin Peaks.
Además del Óscar, el BAFTA y el Globo de Oro por Annie Hall, recibió nominaciones al Óscar por Rojos, Marvin’s Room y Something’s Gotta Give (conocida como Cuando menos te lo esperas, en España, y Alguien tiene que ceder, en América Latina), por la que ganó su segundo Globo de Oro. También fue nominada a un Tony, dos Emmy y otros siete Globos de Oro.
A pesar de sus relaciones muy publicitadas con Al Pacino, Woody Allen y Warren Beatty, Keaton decidió permanecer soltera toda su vida. A los 50 años, adoptó a dos niños, Dexter y Duke.

Una rica vida creativa
Keaton hacía que la comedia pareciera fácil, pero en 1977 comentó que “tanto la comedia como el drama son igualmente difíciles”. Más tarde declaró a Fresh Air:
Cuando interpretas un papel dramático, estás constantemente luchando contigo mismo, al menos yo lo estoy. Porque para mí no es tan fácil. Creo que me inclino más por vivir cómodamente en el mundo del humor.
En cualquier caso, su vida creativa nos ha enriquecido y su pérdida nos empobrece.
Este artículo fue publicado en The Conversation. Lea el original.
Chris Thompson es Profesor de Teatro en la Universidad Católica de Australia.