La Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC), organización de artistas radicados dentro y fuera de la isla que aboga por un cine inclusivo y sin censura, anunció esta semana su nuevo grupo de representantes.
El grupo, compuesto por 11 personas, comenzará oficialmente su labor en enero de 2026 en sustitución del que actualmente representa a los cineastas agrupados en la Asamblea.
Entre las figuras que componen la nueva directiva repiten varias de las que ya cumplían esa función. Entre estas resaltan importantes nombres del séptimo arte cubano como el director Fernando Pérez, Premio Nacional de Cine, y el reconocido actor Luis Alberto García.
Otros que se mantienen son los directores y guionistas Ernesto Daranas y Enrique “Kiki” Álvarez, el crítico Gustavo Arcos, la productora Rosa María Rodríguez y el director y productor Manuel Alejandro Rodríguez Yong.
A ellos se unen la experimentada documentalista y profesora Belkis Vega, el director Armando Capó, el director de fotografía Raúl Prado y la directora y animadora Ivette Ávila Martín.
Por elección
El nuevo grupo de representantes fue electo a partir de las consideraciones de los miembros de la Asamblea, tras una convocatoria previa de la que emergieron 22 candidatos.
“Fue un proceso abierto, democrático participativo y transparente” en el que “pudieron votar cineastas de todas las generaciones, tendencias artísticas y posiciones políticas, residan o no en el territorio nacional”, apuntaba ACC desde Facebook.
“Lo esencial era su pensamiento, compromiso y defensa del cine cubano en toda su complejidad y variedad”, recalcó la organización, que agradeció a todos los que emitieron sus criterios para la elección.
La Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) es una organización resurgida en 2023, sin convocatoria ni presencia institucional, que ganó relevancia a raíz de la censura del documental La Habana de Fito, de Juan Pin Vilar.
Desde entonces, la ACC ha participado activamente en los análisis y debates públicos sobre la cultura y el cine en la isla, aunque su postura contra la censura y a favor del diálogo le han ganado detractores en la institucionalidad cultural cubana y los extremos del posicionamiento político.
Mientras algunos artistas y otras personas —sobre todo desde fuera de Cuba— la cuestionan por su disposición dialogante y no asumir una oposición frontal a las autoridades e instituciones de la isla, otros —sobre todo desde el entorno de la oficialidad cubana— la acusan de hipercrítica y de servir a una presunta agenda política opuesta al entramado cultural y el sistema social del país.
En una entrevista con La Joven Cuba, en agosto pasado, Fernando Pérez dejó claro que cualquier interacción con la oficialidad cubana pasa por el reconocimiento de la ACC: “No puede haber dos Fernando Pérez (…) No solo (está) el Premio Nacional de Cine, sino el representante de la Asamblea de Cineastas; y mientras que ese no sea reconocido, el otro tampoco existe”.










