El Ministerio de Salud Pública de Cuba reconoció que las farmacias comunitarias del país enfrentan un “desabastecimiento prácticamente total”, algo que refleja la tormenta perfecta que enfrenta el sector sanitario en medio de una crisis epidemiológica, a lo que se juntan enfermedades crónicas y agudas que están siendo desatendidas en su tratamiento farmacológico.
“Hay un desabastecimiento prácticamente total en la farmacia. Eso es real, los medicamentos no están”, dijo Cristina Lara Bastanzuri, directora de Medicamentos y Tecnologías Médicas del Minsap, en un reportaje publicado este martes en el portal Cubadebate.
Funcionarios del sector señalaron que ni siquiera es posible garantizar la permanencia de los fármacos destinados a pacientes crónicos, como los hipertensos, diabéticos o epilépticos, y que la escasez se ha convertido en un fenómeno estructural.
El cuadro básico, la producción nacional y las sanciones de Washington
El sistema farmacéutico cubano se organiza en torno a un cuadro básico de 651 medicamentos, de los cuales el 62% debería ser producido por la industria nacional, mientras que el resto es importado. Durante años, la producción local garantizó la soberanía farmacéutica a precios accesibles, suministrando un 80% de los medicamentos.
Sin embargo, esa capacidad se ha erosionado en apenas unos años. Bastanzuri explicó que la industria nacional “ha dejado de responder de forma habitual los pedidos de medicamentos”, debido a dificultades para importar materias primas, obsolescencia tecnológica y problemas energéticos.
Las autoridades señalan al embargo económico de Estados Unidos como el principal factor que multiplica las dificultades. Incluso cuando Cuba dispone de financiamiento, las transacciones se bloquean en el sistema bancario internacional por temor de proveedores y bancos a sanciones secundarias diseñadas por Washington.
“Realmente después de la COVID hemos tenido una situación bastante compleja”, dijo Lara Bastanzuri, subrayando que la industria farmacéutica y Medicuba, las dos fuentes fundamentales de entrada de medicamentos, enfrentan deudas y restricciones financieras que paralizan operaciones.
Retirada de proveedores internacionales e insumos para urgencias
Otro factor crítico es la salida progresiva de proveedores extranjeros. Cada vez que un proveedor abandona el mercado cubano, sustituirlo resulta difícil por los estrictos procesos de calificación y registro de medicamentos.
La pandemia agravó la crisis global de suministros y encareció el transporte marítimo, multiplicando por cinco o seis los costos de envío y reduciendo la disponibilidad de navieras dispuestas a tocar puertos cubanos.
La consecuencia directa es visible en la red de farmacias comunitarias, el punto de contacto primario con la población. La disponibilidad de medicamentos importados ronda apenas el 40%, por lo que los escasos recursos financieros se concentran en insumos críticos para hospitales y emergencias, dejando a la farmacia comunitaria sin suministro regular.
La irregularidad genera distorsiones en la práctica médica: los doctores deben adaptar tratamientos a lo que haya disponible, más que a lo que los pacientes necesitan.
Importación personal, mercado ilegal, robos y tráfico de drogas
Ante la crisis, el gobierno autorizó en 2021 la importación personal de medicamentos sin impuestos. La medida alivió problemas individuales, pero abrió la puerta a un mercado ilegal sin precedentes, que se manifiesta tanto en zonas públicas como al abrigo de los hogares.
“Eso ha desatado una venta de medicamentos que es ilegal, que representa un riesgo sanitario por la calidad”, advirtió Lara Bastanzuri. Los productos importados para uso personal son revendidos a precios exorbitantes, mientras algunos medicamentos se desvían desde laboratorios, droguerías o farmacias.
Por su parte, la jefa del Departamento de Farmacias y Ópticas del Minsap, Maylin Beltrán Delgado, informó a Cubadebate que hasta octubre se habían registrado 33 hechos graves en el sistema de farmacias, incluidos 18 robos con fuerza. Alrededor de 10 casos involucraron sustancias fiscalizadas como psicotrópicos y estupefacientes.
“Todo el que se someta a vender ilegalmente medicamentos que están clasificados como drogas se puede ver involucrado en un hecho de tráfico de drogas”, advirtió Beltrán Delgado, mencionando ejemplos como tramadol, alprazolam y carbamazepina.
En paralelo, las autoridades alertaron sobre los peligros de consumir medicamentos adquiridos en el mercado informal.
El Cecmed, regulador estatal, ha identificado casos de medicamentos falsificados. Además, la ruptura de la cadena de frío compromete la eficacia de productos sensibles como la insulina, que pierde acción farmacológica tras 15 horas fuera de refrigeración.
Se mantiene el déficit de medicamentos en Cuba por falta de materias primas
Política coercitiva vs. necesidades impostergables
A principios de diciembre, la prensa oficial reportó un operativo policial contra revendedores de medicamentos y otros artículos apostados en el mercado del Puente de 100 y Boyeros- una práctica habitual desde hace años- con el resultado de una decena de detenidos por hechos de comercialización ilegal, y la imposición de multas de miles de pesos por venta ilícita de productos.
También este mes, el Tribunal Municipal Popular de Diez de Octubre celebró juicio oral y público contra dos personas que se dedicaban a la adquisición y comercialización ilícita de medicamentos con precios abusivos. Uno de los encarados fue sancionado a diez meses de privación de libertad, mientras que el otro recibió un año de privación de libertad.
Instituto de Neurología inicia consulta especializada para pacientes con secuelas de chikungunya
Ahora mismo, en las redes se mueven varios grupos en superficie que comercializan medicamentos importados, la mayoría con servicio de mensajería, mientras el debate en torno al mercado ilegal, para muchos alternativo, clasifica entre los más intensos y atendibles, basculando entre los pro y los contra de tales prácticas combatidas por el Estado en un asunto que puede tornarse de vida o muerte para el paciente.
“Un tema, la venta de medicamentos, cuidado como se enfrenta, es ilegal, bien, pero no hay en las farmacias nada de nada y estamos en medio de una crisis sanitaria, deben investigar las cadenas de suministros y si proceden de la red de fábricas, farmacias y hospitales y a esos el peso de la ley, los que vende traídos del extranjero, alertarlos para que sepan que no pueden hacerlo, pero mientras el gobierno no tenga como garantizar, cuidado!”, manifestó uno de los foristas, buscando un equilibrio en su opinión.













El problema es muy sencillo:
1-El Estado no tiene casi medicinas en la red oficial de farmacias. Sea por el bloqueo, falta de voluntad (para actos y monumentos y galas y homenajes sí hay presupuestos) o todo junto.
2-algunas personas se roban medicinas de las fábricas o farmacias cubanas porque no son honestas y el salario es muy bajo.
3-algunas personas aprovechan que las medicinas no tienen limites ni impuestos para importar cargamentos y enriquecerse vendiéndolos, sin pagar patente ni nada.
4-Los que dirigen el MINSAP, dictan las leyes y persiguen las farmacias ilegales, tienen aseguradas las medicinas para ellos y sus familiares.
5-El pueblo necesita medicinas, tanto por las dolencias derivadas de malnutrición y estrés, como por el Chicungunya, como por la actual debilidad genética o de salud de muchas sociedades modernas, donde aumentan alergias, trastornos, etc. sin importar sistema o país. En siglos pasados los más débiles morían. Ahora se curan con medicinas, tienen más descendencia, pero, y si faltan las medicinas?
La solución más práctica es crear redes de farmacias privadas en USD, MLC y CUP, obligar a pagarle un impuesto (en medicinas, no en dinero) al Estado, y supervisarlas, muestrear, hacer encadenamientos productivos y de distribución público-privados. ¿Que no es equitativo? Tampoco es equitativo el acceso a la alimentación, la vivienda, el transporte, a la propia salud, a la educación (la Habana tiene ventajas enormes sobre el interior, y dentro de la Habana hay élites), a la recreación , a la seguridad pública, a la higiene, a la representación política, incluso al ejercicio de los derechos básicos. Nada de eso es hoy equitativo en Cuba. Un negro campesino viejo de Guayos no tiene los mismos derechos ni atención que Sandro Castro o Cristina Lage.
Incluso en espacios gratuitos y “para todos”.
¿Una raya más para el tigre? Lo que no puede ser es que en nombre de una falsa igualdad o conquista histórica se persiga la casi única vía de acceso a medicinas del pueblo sin dólares ni altos contactos. Ni tampoco permitir negocios ilícitos lucrativos sin supervisión que pueden afectar la salud popular. Legalícenlos.