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La acción comunitaria va ganando cada día más espacio como un interés del sector privado en Cuba, incluyendo la fuerza que ha tomado el Proyecto de Desarrollo Local como una de las formas de gestión no estatal.
Sin embargo, esta no es una mirada que nace hoy. Algunos proyectos llevan muchos años teniendo como objetivo hacer el bien a sus comunidades y a la población en general, más allá de generar ingresos.
Ese es el caso de ArteCorte, fundado en 1999 por el barbero Gilberto Valladares “Papito”, y que ha convertido una pequeña calle de la Habana Vieja en todo un espacio cultural, gastronómico y referente para el estilismo en Cuba. Una gran tijera indica la entrada al tramo de la calle Aguiar que ya no se conoce por ese nombre, sino como Callejón de los Peluqueros.
Este 27 de diciembre el proyecto retomó una de sus acciones más notables, la celebración del Día del Barbero y el Peluquero en Cuba, y que se convierte en un momento masivo de participación de público y profesionales de la belleza en el país.





Para ello, el proyecto se mudó a la Plaza Vieja del casco histórico y tuvo como momento fundamental el “Corte simultáneo”, el cual hace posible el acceso de manera gratuita para el público a la realización de un pelado, que puede ser desde el retoque a tu habitual corte hasta todo un cambio de estilo.
“Un espectáculo vivo donde barberos, peluqueros y estilistas regalaron su talento al público, cortando al mismo tiempo, con amor, técnica y vocación de servicio. Este gesto colectivo demuestra que la peluquería y la barbería no son solo oficio, sino arte, comunidad y entrega”, define un post en Facebook del proyecto.


Andrés Talabera, profesor de la Escuela Nacional de Belleza Bella Caribe, cree que sacar el proyecto cada año a la calle es una de las mejores cosas que tiene ArteCorte, y participa acompañado de muchos de sus estudiantes del curso de barbería porque afirma que este momento les brinda “un pensamiento a ofrecer servicio comunitario”.


Libia, miembro y profesora de ArteCorte, participó este año por tercera vez en el corte simultáneo y destaca que la posibilidad de interactuar con muchos colegas es otra de las ventajas importantes de celebrar la fecha de esta manera.
Este ya se ha convertido en un momento esperado por muchos, para recibir un servicio que esta vez se convierte en toda una experiencia familiar de disfrute, aderezada con una atención máxima, la experiencia compartida, la explicación detallada que denota la mayor profesionalidad y la música cubana de fondo, recordando que se trata de una fiesta de casa.
Gabriela dice que llegó con su mamá a la Plaza Vieja y con el pelo “un poquito mal”, pero salió de esta experiencia “arreglada” tras probar suerte de manera espontánea con uno de los profesionales que ofrecieron sus servicios y a quien ella no conocía hasta ese momento.




Dignificar y promover el oficio de la barbería y la peluquería fueron los motivos con los que “Papito” creó ArteCorte y las razones que mantienen el proyecto hasta hoy, aun cuando su creador reside fuera de Cuba y otras manos lo dirigen.




El Día del Barbero y el Peluquero está instituido en la isla desde 1947 en homenaje al natalicio de Juan Evangelista Valdés Veitía, barbero, poeta e historiador villaclareño, y ArteCorte lo celebra también para reconocer la labor de los profesionales del sector y mostrar sus talentos.



Por eso, más allá del corte simultáneo, la acción de este 27 de diciembre en la Plaza Vieja incluyó la entrega del Premio Juan Gómez al estilista Pedro Lázaro Díaz Hernández, con más de 40 años de trabajo en la peluquería profesional, con marcada huella en el cine, el teatro y el cabaret.

El propio premiado fue parte del show de estilismo, segmento más artístico de la celebración, donde su talento y el de otros profesionales destacados como Carlos Quiala y Pedro King Barber trajeron a escena sus creaciones en diversas inspiraciones de la cultura cubana como fueron la novela Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde o los orishas del panteón yoruba.











