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Este no es un artículo con pretensiones académicas. No coloco ahora cifras ni estadísticas, tampoco es un comentario extenso, es solamente la reacción a las lamentables afirmaciones que se han realizado recientemente en un programa de televisión que trata semanalmente sobre diferentes aspectos de la marcha de la economía nacional. Una cuestión de la mayor importancia en la actual situación que vive la nación. En este caso, referido a un tema de gran sensibilidad: la alimentación de la población.
El disparate ha sido tan evidente y tan críticamente comentado, que en esta ocasión no he sentido la necesidad de extenderme, solo apoyar casi todo lo que con justeza al respecto se ha dicho.
Una afirmación así, descargando sobre la población, esta vez sobre sus hábitos alimentarios: “Consumo excesivo de arroz y papa, productos que no son autóctonos del país”, pero sí que son parte de la cultura y de las guías alimentarias de la nación desde muy larguísima data histórica. Sobre todo, expresarlo en este momento es de una insensibilidad y de una falta de sentido político extremo.
Claro que he visto el programa completo y hay más de una afirmación lamentable, como esa otra de que “con la escasez que hay hoy, cualquier cosa que pongas en la placita camina”, como bien afirma uno de los lúcidos comentarios al respecto, y cito: “Esa afirmación no solo es insensible: es profundamente deshumanizante. Reduce la población a un estado casi animal, como si no fuéramos personas con gustos, preferencias y dignidad, sino seres que deben aceptar cualquier cosa que aparezca, porque hemos perdido el derecho a elegir”. (Ale JC)
Este episodio está en la misma categoría de aquellas lamentables afirmaciones de la exministra de Trabajo y Seguridad Social que en su momento criticamos. Qué daño hacen estas cosas a la misma nación que se pretende defender.
Muchas veces he expresado que la concepción y la línea editorial, la conducción y las décimas y hasta el tema musical de ese programa [Cuadrando la caja] deberían ser objeto de revisión para diseñar algo mejor, de mayor rigor, de mayor audacia política, más revolucionario y de mayor utilidad. Cuba no está para estas pifias.
Sin dudas ha habido algunos programas con invitados notables que han realizado intervenciones muy buenas, pero el balance general del programa, su línea editorial, es muy cuestionable.
Claro que ese programa no es un evento científico; es, debe ser, un programa para informar y explicar con rigor a la población sobre las complejidades de la economía en un momento muy difícil, con debates fundamentados, sin simplificaciones ni dogmas.
Este fin de año la población lo está pasando con miles de carencias y las evidencias de que lo que se comprometió el año pasado, por diversas razones, no se ha logrado cumplir ni de lejos.
En una situación como esa, viene alguien a la televisión (sea a nombre propio o no, pero en un programa oficial y con una línea editorial muy clara que cuida cada palabra que allí se dice) y repite, una vez más, que la culpa de lo que sucede es de alguna manera de la gente… En este caso, porque supuestamente quieren consumir lo que no deben porque no les es propio. Además de desconocer que tampoco hay alimentos suficientes de esos que se afirmó que “sí son cubanos”, como la malanga.
Para ser justos, debo aclarar que no es este un juicio sobre el compañero que hizo estas afirmaciones, quien probablemente sea un trabajador valioso y honesto; es un juicio sobre lo que expresó, lo cual es un error inaceptable.
Existe últimamente una tendencia muy negativa de culpar a la gente de sus males y a descargar sobre ellos la solución de los problemas. El impacto político de eso es enorme. La población está fatigada. Decir eso en TV, más allá de cualquier explicación racional, es un disparate sin sensibilidad política y el momento en Cuba es esencialmente político, en el sentido profundo de esa palabra. Es mucho lo que está en juego y lo que se debe defender con lucidez, credibilidad y sensibilidad.
Claro que algunos en el fondo se alegran de estos errores, es obvio. Otros los observamos y señalamos con mucho pesar, pero “la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”.
*Este texto fue publicado originalmente en el perfil de Facebook de su autor. Se reproduce con su expreso consentimiento.













Tengo una pregunta. Y porque en Cuba consumen Marciano
leninismo si no son rusos? Y porque la economía “ Socialista” está basada en Dollares y Euros si los cubanos no son Ni Europeos ni Estadounidenses?