Arturo O´Farrill es uno de los dos cubanoamericanos que acaba de ganar un Grammy este año 2016. Con su The Afro Latin Jazz Suite ganó el premio en la categoría de Mejor composición instrumental, mientras que Cuba: The Conversation Continues, mereció una nominación al Mejor Álbum de Conjunto de Jazz.
Pero no hace falta un Grammy para que conversar con el hijo de Chico O´ Farrill, el “arquitecto del jazz afrocubano”, valga el esfuerzo.
A los seis años ya había escogido el piano, o quizá el instrumento lo eligió a él, para sacar de este cuanto se le antojara. Medio siglo después, es además trompetista y compositor, como su padre. Por eso no es de extrañar que en la música que Arturo hace junto a The Afro Latin Jazz Orchestra, sean tan fuertes las influencias de lo Latino, como de la samba, lo afro, o la herencia cubana.
Arturo O´ Farrill se ve a sí mismo como un poseso, que solo espera de quien le escuche la disposición a acompañarle en un viaje sin ideas preconcebidas, un ritmo al que no hay que buscarle otro sentido que el de la experimentación más desprejuiciada.
En 2014, O´Farrill viajó a La Habana y se lanzó a grabar aquí con casi 60 músicos. En el estudio, el 17 de diciembre, el jazzista convidó a quienes le acompañaban a conjurar la emoción tremenda de ese momento, y a imaginar cómo sonarían los acordes de ese nuevo diálogo entre dos pueblos y sus culturas, que acababan de anunciar los presidentes de Cuba y Estados Unidos.
Así grabaron Cuba: The Conversation Continues, que más que un disco entre músicos de dos orillas, quiere ser un puente hacia un jazz cubano más allá de lo conocido.
Con el Grammy en mano, O´Farrill agradeció al pueblo de Cuba en su discurso, y dijo sentir admiración por los gestos de Barack Obama y Raúl Castro. Muchos han dicho que pueden escuchar un eco sobre el futuro de los dos países en la música de este álbum.
¿Qué sabor le dejan a Arturo O´Farrill y The Afro Latin Jazz Orchestra la nominación y el Grammy 2016 que se llevaron a casa? ¿Qué influencia tiene un premio como este en su trabajo?
The Afro Latin Jazz Orchestra fue nominada a Mejor Grupo de Jazz grande, que no ganamos. El Afro Latin Jazz Suite nominada y ganó un Grammy por Mejor Composición Instrumental.
Nosotros ganamos y no ganamos. Sentí una mezcla de euforia increíble porque fui reconocido, y cierta ambivalencia porque The Afro Latin Jazz Orchestra no. Pero el mayor premio se lo lleva la orquesta, al conjugar un reparto tan increíble. Pienso que nadie más podría haber tocado esa pieza que se llevó el premio, y sólo Rudresh Mahanthappa podría haber sido el solista.
También siento satisfacción porque esa pieza representa el punto más alto hasta la fecha en mi trabajo con Cuba. Es gratificante el hecho de que tuvimos algunos músicos cubanos en esa grabación.
Los días previos a los Grammys son siempre un poco raros porque hay un poco de angustia. Pasamos por este proceso antes y perdimos. Sin embargo, lo más importante es que hemos hecho música durante 30 años, así que los Grammys no van a predecir el rumbo de nuestra música. Aún así, es todavía un gran honor.
Cuba: The Conversation Continues va en el espíritu del nuevo enfoque en la relación entre Estados Unidos y Cuba. ¿Podría describir cómo recuerda el 17 de diciembre de 2014 y los días posteriores, cuando estaba en el estudio en La Habana?
La noche anterior al 17 de diciembre desconocíamos por completo que el presidente Castro y el presidente Obama iban a anunciar este nuevo giro de los acontecimientos. Y como es sabido, nos quedamos encantados de estar en Cuba y escuchar la noticia allí, realizando la grabación con la compañía Malpaso para el evento de jazz.
Cuando oímos los anuncios sentimos una emoción tremenda, una felicidad increíble. Tenía que estar en control de un montón de gente, habíamos reunido un séquito de 50 o 60 músicos, pero me escapé por un segundo y no pude contener las lágrimas. Eran lágrimas de alegría y de tristeza al mismo tiempo, al pensar que mi padre habría sido muy feliz de vivir ese momento.
Cada nota que tocamos en aquella grabación estaba en sintonía con la historia de Cuba. Los músicos estaban particularmente atentos y concentrados en cada acorde. Fue realmente increíble.
Sobre lo que esto significa para el futuro de Cuba y los músicos de jazz, espero que comencemos a reflejarnos como paradigma para los músicos cubanos, a producir un sonido tan exótico que eleve al Jazz a un pedestal aún más alto. A fusionar una música tan intensa, como cuando se está apunto de grabar en el estudio.
Al compartir las mismas raíces, son tan importantes ellos como nosotros. Desde maneras de interpretar distintas, somos como dos caras de la misma moneda. Es una era increíble, tenemos la posibilidad de ver estos fenómenos de modo más simple para explicarle el Jazz a los cubanos. No existe ambición de liderazgo si ganamos aceptación y estamos ansiosos por experimentar la música como una constante.
¿Será posible encontrar más de esos sentimientos en sus próximos proyectos?
Por supuesto. Creo que el jazz se ha quedado atascado en un bache. Y que para seguir adelante hay que reconocer las resonancias comunes en ambas músicas. Parte de ese deseo de caminar hacia el futuro es la aceptación de ambos bandos debemos nutrirnos de fuentes internacionales para progresar. Y me refiero a beber de fuentes como América del Sur, las culturas africana y europea, pero también cuanto proviene de técnicas, estéticas e interpretaciones diferentes.
Este es un período de tiempo en que nuestra música tiene que dejar de ser definida simplemente como esto o aquello, y necesita vibrar como lo que puede llegar a ser cuando uno está abierto a nutrirse de las fuentes de información más variadas.
Al recibir el premio Grammy mencionaba en su discurso al pueblo cubano, “Tu belleza es la creación de la felicidad en cualquier circunstancia”, dijo. ¿Qué le gustaría que el pueblo cubano experimentara al escuchar su música?
Quisiera que los cubanos experimentaran lo mismo que me propongo con los americanos, japoneses, la gente de todo el mundo. Me gustaría que sintieran la posibilidad de no limitarse a confiar en el proceso. Me considero una persona un tanto alocada y todo lo que hago es arriesgado.
Es mi voluntad tener personas que cuando escuchen mi música estén deseosas de acompañarme en ese viaje, sin prestar atención a lo que ya saben o han escuchado, sino a aceptar la fusión de las técnicas, como cuando en The Afro Latin Jazz utilizamos la improvisación del saxofón sobre música de Perú y Zambia.
Realmente desearía que cubanos y estadounidenses escuchen mi música sin tener certezas sobre lo que es correcto, y sean capaces de aventurarse en un viaje loco y ridículo, en el que yo insisto. Esto es algo a lo que no se le puede buscar el sentido, a veces funciona y otras veces no, pero vale la pena correr el riesgo. Pienso que ese es el camino.