La película El Acompañante, de Pável Giroud, obtuvo los premios del público en festivales de cine de Francia, España y Estados Unidos. Además, ha sido exhibida comercialmente en salas de varios países, y fue seleccionada para representar a Cuba en los Premios Oscar, Goya, Ariel, José María Forqué, Platino y César. Es, como se puede notar, la obra cinematográfica cubana de mayor movimiento internacional en los últimos meses.
La cinta se ubica en la Cuba de la década de 1980 y cuenta con las interpretaciones de Yotuel Romero (Horacio), Armando Miguel (Daniel), Camila Arteche (Lisandra), Michel Pentón (Elio), Yailene Sierra (Dra. Mejías) y Broselianda Hernández (mamá de Daniel), entre otros actores.
Cuenta la historia de un reconocido boxeador que tras ser sancionado por dopaje, es enviado a trabajar como acompañante de un paciente diagnosticado por el virus del VIH-Sida en un sanatorio de La Habana (Los Cocos). El filme, con fotografía de Ernesto Calzado y música de Ulises Hernández y Sergio Valdés, vuelve la mirada sobre algunos de los elementos que marcaron la realidad de aquellos años, cuando poco se conocía de la enfermedad en el país.
A través de un relato de ficción, enriquecido con historias reales, valiosos testimonios y un fuerte trabajo investigativo para reconstruir la época, se respira un intento de volver al pasado, para abordar interesantes pasajes de la realidad nacional, sumergidos en el tiempo.
OnCuba ha encontrado juntos a Camila Arteche, Armando Miguel y Michel Pentón, lo cual abrió la oportunidad de escuchar a cada uno. Lo primero que cuentan es que el trabajo de equipo fue arduo y que Pável Giroud brindó total libertad creativa para darle vida a los personajes.
“Necesitamos directores que se arriesguen, no siempre ocurre lo que Pável hizo conmigo: ponerme a bajar de peso y comenzar a trabajar en el personaje de muchas maneras”, confiesa Armando Miguel. “Me hubiera gustado deteriorarme un poco más, pero ello atentaba contra mi salud. Fue complicadísimo, de hecho hay cosas que quisiera haber hecho de otra manera. Me hubiera gustado tener más tiempo para prepararlo, uno siempre quiere hacer más”.
Camila Arteche reconoce que luego de conocer el tema con profundidad y sensibilizarse con tantos testimonios de pacientes, amigos y familiares, el reto fundamental como actriz era lograr que las personas se identificaran con la historia y a la vez, sintieran que había mucha verdad en lo que se contaba.
Por su parte, Michel Pentón asegura que para interpretar a Elio –un paciente que tiene la enfermedad y a la vez, un desequilibrio mental– lo primero fue distanciarse del humor. Agradece que este filme no siga caminos trillados en el cine cubano, donde en ocasiones se ha potenciado el desnudo y la risa simplona.
“Llevamos algunos años haciendo películas donde lo importante era el sexo y reír. Sin embargo, El Acompañante cambia un poco ese esquema facilista y ha movido a la gente sin tocar propiamente el humor y sin tener escenas explícitas de sexo. Es un drama que plantea otras cuestiones, es ‘vamos a pensar’, vamos a sentir o a hablar sobre una realidad determinada que pasó. Estoy muy feliz de haber participado en este proyecto”, asegura.
Antonio López (Tony), uno de los productores del filme, comenta que la fotografía se concibió en planos cerrados fundamentalmente, pues algunos elementos de la ciudad han variado y se pretendió cuidar el más mínimo detalle de ambientación y arte. De igual manera señala que la música desempeñó un rol esencial y que para Pável era importante en determinados momentos que el silencio se convirtiera en un personaje más.
“A través de la música incidental se refleja la época muy bien. Escuchar de pronto a Irakere, Ojedita, Manolo del Valle o a los Van Van es un placer, indudablemente el público lo agradece y de igual manera, la banda sonora compuesta por Ulises Hernández y Sergio Valdés, también le da una dramaturgia especial a la cinta, sobre todo en esa secuencia final cuando Daniel está a punto de fallecer y al mismo tiempo Horacio está en su momento de esplendor y de gloria”, revela López.
Al margen del reconocimiento internacional que va alcanzando el filme, es una obra cubana y sus intérpretes tienen preocupaciones por el contexto inmediato. Armando Miguel, por ejemplo, quien insiste en abogar por la superación de ataduras burocráticas que, según él, impiden mayores oportunidades de trabajo, financiamiento y promoción.
“El cine –sea independiente o estatal– tiene que lanzar a sus actores. Las grandes industrias del mundo comprendieron este fenómeno hace tiempo. Si no lanzas una estrella, nadie la conocerá. Debe crearse un mecanismo donde vendas la película junto a los actores”, aclaró.
Antonio López estima que esas historias contadas por nombres como Ernesto Daranas, Carlos Lechuga y el propio Giroud, las cuales redescubren el pasado en muchas ocasiones, y que no dejan de ser contemporáneas, valientes y profundas, deben ir unidas al reconocimiento de nuevas y diversas formas de producción audiovisual que desde hace varios años son una realidad en nuestro país.
“Si bien existe una disposición legal del Ministerio de Cultura que legitima la labor del productor audiovisual como una persona natural; en la práctica no estamos reconocidos y ello implica varias desventajas: cómo gestionar un permiso de filmación, cómo operar económica y tributariamente ante nuestros bancos y demás instituciones estatales, cómo relacionarnos contractualmente y cómo existir fuera de Cuba como personas jurídicas (casas productoras) para acceder a fondos de subvención existentes a nivel internacional”, se explica.
“Espero que en un futuro a corto plazo, nuestras películas sigan despertando más interés en festivales y sobre todo en circuitos de exhibición comercial y con ello, puedan circular más y viajar con sus actores, quienes son el mayor centro de interés para el público. Nos toca trabajar y sobre todo alcanzar facilidades existentes en otros países- incluso de la región- para promocionar las obras, los artistas y nuestra cinematografía”.
“Ojalá se aprueben una ley de cine –insiste López– un fondo de fomento para el sector audiovisual y un registro que reconozca la labor de productores, creadores y actores. Todo ello, a la par de consolidar un Star System. Lamentablemente, en nuestro país algunos califican el hecho de reconocer un Star System cubano como algo superficial. Hay que flexibilizar también los modos de pensar y con ello de aceptar –aunque no estemos 100 por ciento de acuerdo– lo cual no quiere decir que tengamos que asumir la banalidad. Cuba debe insertarse en una realidad mundial que vemos a diario”.
El Acompañante, de alguna manera, es producto también de este contexto.
Excelente película que nos revela un recuerdo que algunos se empeñan en borrar. Y no es que el enfoque sea critico en esa película, solo expone algo que sucedió aunque tenga matices de ficción como toda obra. Felicidades al equipo de actores y tecnicos que hicieron posible esta emotiva OBRA DE ARTE.
Coincido con ese comentario. La película aborda una realidad de la que mucha gente habla y se identifica- aunque yo no haya vivido en Cuba en esa época. Hay algunos pacientes o familiares que incluso dicen que la pelicula “edulcora” una realidad que fue mucho más triste y dura. Por otro lado dicen que hay funcionarios a determinado nivel de decisión a los que no les gustó la película y que quisieran desaparecerla del mapa y hasta se retuercen el hígado sabiendo que es la escogida por Cuba para el Oscar y Goya. Sin duda alguna es dificil comprender a los cubanos. No se queda bien con nadie. El cubano en inconforme por naturaleza y si es para criticar o censurar, por favorrrrr. Pero la película meritos tiene de sobra para tener el reconocimiento nacional e internacional que va ganando. ¡En horabuena!
La película esta bien hecha y las actuaciones son buenas. Hay aspectos donde la trama se aleja de la realidad. En aquella época, cuando el Sanatorio era de las Fuerzas Armadas, los acompañantes eran estudiantes de medicina y de enfermería radicados en los Hospitales militares, no se aceptaba a otras personas y mucho menos “sancionados” procedentes de otras entidades. Los acompañantes nunca convivieron en habitación de pacientes y nunca hicieron uso del comedor destinados a aquellos. Solo se conoce de un paciente que fue conducido a un calabozo por incumplir el reglamento vigente. En la película se muestra un calabozo lleno de pacientes, lo que nunca ocurrió.. En 1989 cuando el Sanatorio paso a ser atendido por el Ministerio de Salud Publica y cambio el reglamento militar que existía en ese lugar, que pertenecía a los servicios médicos de las FAR desde 1962. En 1993 se aprobó el régimen de Atención Ambulatoria, pero muchos pacientes solicitaron quedarse allí, de los cuales algunos aun permanece alli, sin restricciones de ningun tipo.