Las peculiares creaciones de Fernando Velázquez cada vez se hacen más conocidas y tangibles para quienes caminan la capital habanera. En la calle 23, la más céntrica de las arterias citadinas, es posible sentarse en múltiples sitios donde están emplazados sus duraderos y decorativos muebles de madera, hierro y cerámica de óptima factura e innegable valor artístico.
En varios puntos de la célebre esquina de 23 y 12, en el popular establecimiento La pelota, en la Casa del Perro Caliente de 21 y 14 y en el restaurante Buona Sera, se encuentran estas creaciones. También en el parque de 23 y Paseo se pueden apreciar bancos y pérgolas del reconocido artista.
Herederas de una fuerte tradición familiar y de un gran sentido utilitario, son obras que, en las formas, motivos recurrentes y gamas cromáticas que las decoran, derrochan cubanía.
Fernando Velázquez es un creador incansable. Hijo del destacado ceramista Fernando Velázquez Vigil, heredó de su padre la pasión por la cerámica. Miembro del Fondo Cubanos de Bienes Culturales, despliega su trabajo en diversos soportes y formatos. Su obra se ha consolidado y convertido en referente de la cerámica en Cuba. Hace más de una década crea una obra donde el barro sigue siendo el protagonista, aunque el hierro y la madera desempeñan importantes roles. También desarrolla una línea más comercial de muebles y esculturas monumentales, de sello siempre reconocible.
Experimental y creativo, Velázquez se ha expresado en disímiles soportes y formatos. Su dominio de variadas técnicas: el dibujo, la escultura y la pintura, ha sido la vía para trasmitir múltiples mensajes. Entre otras temáticas: los valores humanos, los sentimientos, la naturaleza, la historia universal, la incomunicación, la separación y el silencio. Matices, texturas, contrastantes gamas cromáticas y mucha imaginación expresada en sus peces, plantas, figuras humanas y paisajes.
Mediante el estudio y la práctica de nuevas y originales soluciones, la obra del artífice culmina en un estilo orgánico, inspirado en la naturaleza, pero sin perder la experiencia aportada por estilos anteriores.
Reconocimientos en eventos nacionales e internacionales hablan de la calidad de sus piezas. En múltiples rincones de la Isla pueden apreciarse las elucubraciones de Velázquez. En los restaurantes El Bacura, El jardín de los milagros, La campana, en el Club Ecuestre de la Habana, los hoteles Blau Varadero y Las Praderas. El Museo Nacional de la Cerámica acoge varias de sus obras.
Piezas de menor formato, como mesas de centro, cuadros, maceteros, búcaros y lámparas, junto a diversos muebles instalativos, se podrán adquirir en esta edición de la Feria Internacional de Artesanía (FIART) 2016 (4 al 21 de diciembre) en el stand del artista.