Fernando Pérez, el cineasta vivo más importante de Cuba, hizo público su rechazo al veto sobre la película Santa y Andrés, del joven director Carlos Lechuga, y ante un auditorio que lo siguió en vilo, palabra por palabra, aseguró que la medida es “un error… porque ya nada se puede silenciar”. Es insostenible, dijo, “una política de exclusión”, ante una realidad mutante, plural y harto compleja.
“Me parece una película que aborda un tema de nuestro pasado más reciente, con sus luces y con sus sombras, que hay que abordar, y Carlos Lechuga ha sabido abordarlo porque es necesario hacerlo”, dijo el director de Clandestinos y José Martí: el ojo del canario sobre la pertinencia del film, que ya desató un ciberfuego cruzado entre representantes de la institucionalidad cultural y cineastas y críticos.
Filmada de manera independiente, Santa y Andrés narra la historia ficcionada de un escritor homosexual que, a principios de los ochenta, aislado en un agreste paraje del oriente de la Isla, es vigilado por una mujer campesina a la que le asignan tal encomienda, tras lo cual surge entre ellos una relación imprevista.
“Es una película dura, difícil, que estoy consciente que puede provocar criterios contrarios a ella, pero lo que no puede ocurrir es que se excluya su discusión”, consideró Pérez luego de explicar que la cinta fue preseleccionada para competir en el 38 Festival de La Habana, mas después fue descartada por el ICAIC.
Amurallado por la ética de su obra y de su vida, y del propio trazado inconformista mantenido en décadas por el ICAIC, Pérez manifestó sus quejas en el centro Fresa y Chocolate durante la presentación del número 200 de la revista Cine cubano, una publicación que “se abre a la discusión y sobre todo al pensamiento”.
El cineasta recordó, ejemplar en mano, el primer número de la revista, comprado el 31 de julio de 1960 en la calle Concordia en un quiosco de periódicos. Su precio entonces era de 25 centavos y el cineasta, un quinceañero desgarbado que soñaba con hacer cine, sin haber pisado jamás un plató, y que entró en el ICAIC dos años después, de mensajero, en plena crisis de los misiles.
“Si por algo estoy aquí es por los recuerdos, pero también por el presente”.
La advertencia del cineasta, algunas de cuyas obras son piezas de culto para varias generaciones de cubanos, delineó las preocupaciones esenciales de la actualidad de un país en una transición histórica.
“Ha pasado el tiempo, no está Alfredo, no está Julio, no está Titón, no está el Che, no está Fidel. Estamos nosotros. Creo que con el tiempo se ha construido un cine cubano, no ajeno a discusiones y polémicas, y hemos construido también un país. No es el que se soñó exactamente, pero es el que pudimos y supimos hacer”.
Hojeando los contenidos del número 200, preparado por el también cineasta y escritor Arturo Sotto, Pérez fue entresacando frases, personajes y anécdotas propias y ajenas, con el fin de ir tejiendo una armazón conceptual para su discurso a partir de ideas de sus colegas –Gutiérrez Alea, García Espinosa–, además de Godard, Tarkovsky o Kurosawa.
El Premio Nacional de Cine 2007 se detuvo varias veces en Titón, citándolo en la presentación de Memorias del subdesarrollo en el festival de Karlovy Vary de 1968: “Es un filme doloroso, crítico y si el enemigo cree que puede aprovecharse de la crítica, estamos convencidos de que más nos aprovecharemos nosotros, porque en el dolor y en la crítica se afilan nuestras armas porque nos hacemos más sólidos, más auténticos y nos acercamos aún más a la verdad”.
Y también reparó, afincándose, en el fundacional Alfredo Guevara, protector de un cine “artísticamente válido, nacional, inconformista y barato”, quien en 1963 escribió una frase subrayada en rojo por Pérez. “No es fácil la herejía y sin embargo, practicarla es fuente de una profunda y alentadora satisfacción”.
Y como que casi siempre el azar es concurrente y prodiga desagravios, exhibió al auditorio la contraportada interior de la edición 200: el cartel de Santa y Andrés, a partir de lo cual se lanzó a fondo en la defensa de la polémica, el derecho al disenso y la cultura del debate.
“La batalla de las ideas, y las ideas, crecen y se enriquecen a través de la discusión, y no apartando, ni separando. Santa y Andrés toca ese tema desde una perspectiva difícil, hiriente y compleja, pero está por el diálogo, por entender, por conocer nuestro pasado” y tal vez pensando en la famosa frase de Santayana, remató: “para no volver a cometer los mismos errores”.
Enfático, a veces con voz quebradiza, marcando las palabras clave con un golpecillo del índice sobre la mesa, Fernando Pérez reivindicó al cineasta Lechuga y su película, “como parte del cine cubano de hoy, necesario, defendiendo y sintiendo y continuando la actitud con la cual yo crecí en el ICAIC”, porque –y aquí las pausas fueron profundas y el tono tajante– “la libertad es la única vía, la sinceridad el único modo y el ejercicio del criterio propio el único alimento para nuestro cine y para nuestro país”. Y a seguidas pronunció un “gracias” que gatilló la catarsis colectiva.
Aplausos cerrados para un cineasta de 72 años, con chequera de jubilado, que se siente un hombre del ICAIC y también del cine independiente, cuya próxima película, un biopic coproducido con Suiza, se va al siglo XIX , pero con intenciones de “una resonancia contemporánea”. Se filmará en el segundo semestre de 2017 si llega la plata a tiempo. ¿Su título provisional? Insumisa.
MUY, PERO REQUETEMUY BIEN DICHO FERNANDO!!!! Cuba necesita muchos Fernandos!!
Menos mal que todavia hay dignidad y valentía en Cuba.
escuchar a fernando siempre será una experiecia unica..a si son y deberian ser nuestros artistas e intelectuales..por lo menos aquellos que son dignos de defender en cualquier escenario las cosas que creen sin temor a nada
Apoyo las palabras de Fernando Pérez que ojalá encuentren amplia y clara difusión.
Grande Fernando Pérez, grande¡
alguien con realmente vergüenza y con criterio. Me quito el sombrero ante este David.
Un aplauso enorme desde mi corazón. Bravo!
Bravo!!!! Hace honor a Martí cuando dijo que “La libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.”
Mientras que en Cub,un Intelectual tenga que hacer la Advertencia : “pero fulano es revoluionario “…o tenga que nombrsr a los Padres protectores ” Ha pasado el tiempo, no está Alfredo, no está Julio, no está Titón, no está el Che, no está Fidel. “…la mente estara secuetrada,el hombre no sera libre …todo seguira siendo o mismo : culture panfletaria…..con alguna oveja negra,llamada al redil…por la Gran Logia Izquierdosa Internacional y Nacional…
No hay mejor defensa de nuestra esencia y mejor muestra de ser totalmente revolucionarios que la difícil tarea de enfrentar y resolver nuestros errores pasados y presentes, eso es simplemente ser martianos, ser cubanos, gracias una vez más a este gran hombre y arista Fernando Pérez
La censura es uno de los poderes más peligrosos que tienen los propietarios privados de los Medios o los burócratas, según el caso. Sin regulación legal, sin límites, sin definiciones claras y precisas del alcance con el que se puede ejercer, se vuelve nociva para la sociedad, dejando en estado de indefensión al censurado, la más de las veces. En esas circunstancias, tiende a extenderse silenciosa y cancerígena sobre todo lo que molesta a los decisores y se convierte en dictadura de estos sobre los que están bajo su poder. Hoy puede ser un cineasta, un profesor de Derecho, un periodista o el director de « Le Monde Diplomatique », mañana cualquiera. La censura no puede ser un poder discrecional. Tiene que ser una facultad reglada, muy bien dibujada por el Derecho, para que mañana, si doblan las campanas, no sean por nosotros.
“¿Para qué sirve la censura hoy?” Por Raudiel F. Peña Barrios. Publicado en Progreso Semanal el 9 de diciembre de 2016.
http://progresosemanal.us/20161209/sirve-la-censura-hoy/
“(…) No ponderaré la falacia de que en el capitalismo la libertad de expresión es absoluta y se exhibe cualquier producto cultural. Ejemplos hay a montones sobre que no opera de esa forma. Tampoco comparto la visión, a mi juicio reduccionista, de que una película por la temática abordada, puede ser problemática a partir de lo que muestra sobre la Revolución. Sencillamente todos tenemos que entender que hay muchas formas de ver y analizar la Revolución como proceso histórico, y eso también puede y creo que hasta debe ser llevado al cine. Soy de los que piensa que una visión plural y crítica de nuestros aciertos y desaciertos lejos de desunir, puede fomentar más la unión si se emplea para generar debate a nivel social y no solo entre algunos sabios.”
(…)
“Entonces pienso que cada vez se hace más obsoleto censurar películas, porque a algunos no les agrada la interpretación que hacen sus creadores de una determinada realidad. Puede que en la Cuba de 2016 censurar noticias en nuestros medios de prensa tenga cierta efectividad. El tímido incremento del acceso a internet todavía no propicia, por circunstancias objetivas y subjetivas, que los cubanos en mayoría consultemos medios de prensa foráneos. Pero está claro que la censura sobre filmes, documentales o música es cada vez menos efectiva; y de esta forma también se adquiere información. Por tanto, creo que si hay un perdedor en el caso de Santa y Andrés son los censores.
Desde que se adoptó el actual texto constitucional en 1976, y luego de su reforma en 1992, se remitió a una ley la regulación de las libertades de palabra y prensa. Estas fueron reconocidas constitucionalmente de acuerdo a los “fines de la sociedad socialista”, y se destaca que las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social. Pero a cuarenta años todavía no hay una ley que establezca el marco legal sobre este tema, y esto, no lo dude nadie, influye en qué se censura y qué no.
Sencillamente cuando no hay reglas del juego preestablecidas y de público conocimiento, se está a merced de que los censores hagan las reglas y además las interpreten de acuerdo a sus criterios o los de sus superiores; criterios que incluso la historia ha demostrado son moldeables según las circunstancias.”
LOS INTELECTUAES CUBANOS ESTAN EN LA OBLIGACION INVIOLABLE Y NECESARIA DE PRIORIZAR LOS TEMAS Y ACCIONES EN SUS OBRAS DE TODO TIPO, DE ACUERDO A LOS RIESGOS REALES,OBJETIVOS E INELUDIBLES QUE SUFRE EL PUEBLO DE CUBA POR LAS AGRESIONES DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA. NO ES EL MOMENTO DE OBRAS DE RECREACION POR LA RECREACION Y NADA MAS, ES LA HORA DE LA EXPOSICION CLARA, HONESTA, HONRADA, REVOLUCIONARIA, MARXISTA, MARTIANA Y FIDELISTA DE LAS SITUACIONES QUE NOS ESTAN AFECTANDO LA VIDA DEL CUBANO DE APIE COMO RESULTADO DE LAS POLITICAS CRIMINALES, GENOCIDAS, TERRORISTA Y HEGEMONICAS DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS CONTRA CUBA EN EL MOMENTO ACTUAL Y EN EL FUTURO INMEDIATO Y MEDIATO OBVIAR ESTO ES JUGAR CONCIENTE O INCONCIENTEMENTE CON LA SUPERVIVENCIA DEL PROCESO CUBANO POR EL SOCIALISMO.
Yo admiro a Fernando Perez por su obra y sus convicciones de cubano desligado de los mercenarios, lacayos traidores al proceso revolucionario cubano, esto lo dejo bien claro para que no existan dudas o preocupaciones por mi comentario que escribo a continuacion, siempre con el respeto que me merecen los hombres honestos y honrados como este companero director de cine en Cuba.
Los intelectuales en todas las ramas de la cultura cubana, tienen la sagrada obligacion de regirse por las normas de conducta, respeto, etica, moral, principios e identidad absoluta y sin vacilaciones y dudas alguna con el proceso revolucionario cubano, marxista, martiano y fidelista, y en esto tengo mis criterios con respecto al cine como los tengo con relacion a otros sectores de la cultura en Cuba, comienzo por senalar que el cine, uno de los mas poderosos medios de comunicacion de masas que hoy existen despues de la internet, en Cuba debe regirse por los patrones que hoy nos imponen las politicas criminales, genocidas y terroristas del gobierno de los Estados Unidos de America, politicas como el bloqueo, que mas que bloqueo es una guerra economica, comercial,finananciera, terroristay genocida contra el pueblo de Cuba, esto nos obliga a ser extremadamente selectivo con los temas que se toquen en medios como el cine, digamos el sexo y sus distintas manifestaciones no es de los que mas debe preocupar y ocupar a los directores jovenes y viejos del ICAIC, no importa que el film haya sido realizado bajo el ICAIC y sus presupuestos o por medios propios, cuyo origen deben de ser explicados con suma claridad y transparencia al pueblo de Cuba con el fin de evitar errores de jucio y conclusiones apresuradas de comentaristas como lo soy yo.
Por otra parte existen temas en el pais que requieren una exposicion en el cine, teniendo en cuenta que los puntos de vista personales no pueden jugar ningun papel y si la realidad en que vivimos y a la que debemos aquilatar, evaluar y juzgar con objetivdad revolucionaria, con rigor marxista, con vision martiana y con la historica verdad que nos ensenaron a pensar los revolucionarios de este siglo y el pasado y entre ellos el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, digamos temas que sugerimos con firmeza sin vacilaciones de tipo alguno, es el problema del robo en el pais como fuente de enriquecimiento ilicito, comprometimiento a personas honradas y honestas que aun no han superado el sindrome de la supuesta supervivencia personal por encima de los intereses sociales a los que estamos obligados los cubanos de a pie, danos a la economia del pais por estos delitos, comprometimiento a funcionarios estatales que con poco desarrollo politico e ideologico, ansian riquezas y bienestar personal, familiar y de amistades por encima de la sociedad cubana, la utilizacion de estos hechos y personajes por parte de la contrarrevolucion y los mercenarios orientados, pagados ydirigidos por el Gobierno de los Estados Unidos de America, todo esto y mas es un tema, del que existen miles de casos conocidos, investigados, juzgados y sancionados, gracias a la labor callada y necesaria de los organos de la seguridasd interior y los organos de justicia correspondiente.
Este importante tema tiene una gran funcion educativa y preventiva para el pueblo cubano de a pie y no asi los problemas sexuales como el que toca la pelicula de marras y que el companero Fernando Perez defiende con pasion, olvidando que la subsistencia de la revolucion cubana esta en juego, asi como la vida de todo un pueblo sino no entramos a combatir con las armas intelectuales a nuestro alcance , este tema y otros como la corrupcion en las esferas de gobierno y fuera de ella, el trabajo ideologico y politico del Gobierno de los Estados Unidos de America en su labor de desestabilizacion y destruccion al final, del proceso revolucionario, marxista,martiano y fidelista.
Todo en un proceso revolucionario como el cubano tiene su tiempo y su momento, pienso con el respeto que me merece Fernando, que el tema tocado por Carlos Lechuga esta fuera de tiempo y de momento pues no conjuga con el gran peligro que hoy tiene el pais, el proceso revolucionario cubano, el gobierno de los historicos y el pueblo de a pie ensu lucha de ideas, politicas e ideologicas contra el Poder el Capitalismo y el Imperialismo.
No me considero con la verdad absoluta y total, pero si vivo cada momento de la historia actual y pasada del pais y si sufro con lo que ocurre a mi alrededor, de la lucha que, como yo estamos llevando a cabo otros cubanos de a pie, contra los males que hemos heredado del periodo especial, que aunque nos salvo de la destruccion como dijese Fidel y otros dirigentes, sino hizo que algunos cubanos de a a pie perdiesen la orientacion y equivocasen el camino, por tanto es la hora de mostrar a esos eqjuivocados cubanos, cual es el camino correcto, como evitar errores graves que pueden y afectan a la familia y a la sociedad en su conjunto y como todos unidos en el mismo fin podemos derrotar con todas las armas disponibles a nuestro mayor enemigo EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, AL CAPITAL INTERNACIONAL, A LAS POLITICAS NEOLIBERALES Y AL IMPERIO DEL NORTE REVUELTO Y BRUTAL.
De Juan Antonio García Borrero… Genial!
http://progresosemanal.us/20161210/santa-andres-eterno-retorno-lo-identico/
“(…)Hay que desterrar el mito de que el Estado cubano nunca se equivoca. En otro texto paradigmático de los sesenta, “El socialismo y el hombre en Cuba”, Ernesto Che Guevara nos alertaba sobre la complejidad de la tarea. Y anotaba aquello de que “no debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni “becarios” que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas”(…)
“(…)Recuerdo que Tomás Gutiérrez Alea anotaba sobre nuestro filme mayor Memorias del subdesarrollo lo siguiente:
´Hay una raza especial de gente con la que tenemos que convivir, con la que tenemos que contar, para nuestro disgusto cotidiano, en esto de construir la nueva sociedad. Son los que se creen depositarios únicos del legado revolucionario; los que saben cuál es la moral socialista y han institucionalizado la mediocridad y el provincialismo; los burócratas (con o sin buró); los que conocen el alma del pueblo y hablan de él como si fuera un niño muy prometedor del que se puede esperar mucho, pero al que hay que conocer muy bien, etcétera (y nos parece estarlos viendo, con el brazo protector por encima de los hombros de ese niño); son los mismos que nos dicen cómo tenemos que hablarle al pueblo, cómo tenemos que vestirnos y cómo tenemos que pelarnos; saben lo que se puede mostrar y lo que no, porque el pueblo no está maduro todavía para conocer la verdad; se avergüenzan de nuestro atraso y tienen complejo de inferioridad nacional.´”
(…)
“No sé a dónde nos va a llevar esta nueva polémica. Por lo pronto veo algo diferente y que en lo personal aplaudo: el hecho de que Roberto Smith, presidente del ICAIC, y Fernando Rojas, Viceministro de Cultura, hayan decidido insertarse públicamente en el debate, nos invita a creer que la sordera institucional comienza a ceder. Ojalá ello fuera un aviso de que regresan aquellos tiempos en que Alfredo Guevara, Julio García-Espinosa, Gutiérrez Alea, entre otros, no temían defender sus convicciones en la esfera pública, que es donde verdaderamente se tienen que discutir los problemas que nos afectan a todos los cubanos, y no solo a los que responden a una determinada ideología.
Y finalizo esta reflexión como mismo la empecé: invocando la figura de Fidel. En la mencionada “Palabras a los intelectuales” hay un segmento que me interesa muchísimo más que la parte que cita y recita todo el mundo. Es esa en la que Fidel habla de un período que piensa ha quedado atrás para siempre: “En la época aquella”, anota, “en que no lo enseñaban a uno a pensar sino que lo obligaban a creer. Creo que cuando al hombre se le pretende truncar la capacidad de pensar y razonar se le convierte de ser humano en un animal domesticado”
Elpidio, quién te va a admirar a ti por tu obra? Ni yo.
“la libertad es la única vía, la sinceridad el único modo y el ejercicio del criterio propio el único alimento para nuestro cine y para nuestro país”.
Sabias, valientes y necesarias palabras.
Con todo el respeto que me mereces, Fernando, hay otra vía para nuestro cine y para nuestro país: hacer buenas películas.
Cada día admiro y respeto más a Fernando Pérez, por su calidad como cineasta, por su calidad como ser humano y su valentía.
Fernando ha sido y es mi maestro en en cine y en la vida por su criterio auténtico y concreto. Por el valor y la honestidad directa. Gracias por existir!
Fernando Pérez ha expuesto claramente su pensamiento crítico sobre aspectos que atentan contra el desarrollo de la polémica en Cuba. Censurar una película en estos tiempos es de funcionarios mediocres que nos retrotrae a los años del llamado quinquenio gris, momento infeliz dentro de la Revolución cubana. Esa medida, como dice él:“un error… porque ya nada se puede silenciar”. Es insostenible, dijo, “una política de exclusión”, ante una realidad mutante, plural y harto compleja. Es necesario recordar que entre los desvelos de Fidel estaba que el campo cultural se viera afectado por posturas autoritarias, sectarias, dogmáticas o injustas. Es necesario dignificar la discrepancia frente a cualquier tipo de homogeneidad paralizante y simplificadora como fórmula de mejoramiento de la Revolución, como principio de su funcionamiento, como método de consenso, porque la sociedad que triunfó en Cuba después de1959 se fundó en la libertad martiana: en el deber de todo hombre a decir lo que piensa, y a pensar y hablar sin hipocresía. Lo que Martí nos enseña es propiciar la participación, el diálogo, el intercambio sincero de puntos de vista, con honradez, de expresarlos con franqueza, sin temor al error, pues este puede rectificarse. Es así como se eleva el mandato martiano de que la verdad salva.
Quienes discrepen para defender la verdad no subvierten a la Revolución, la cual solo puede ser subvertida por la hipocresía y el acomodamiento del carácter, que no termina en otra cosa que en la prostitución del alma.
¿Cómo podríamos formar el valor de la honradez cuando alguien le impone etiquetas al otro? Es buscar que verdad tiene el otro y no acusarlo en determinados planos. Tocante a esto, Martí expresaba: “Pero como la libertad vive de respeto, y la razón se nutre en la controversia, edúcase aquí a los jóvenes en la viril y salvadora práctica de decir sin miedo lo que piensan; y oír sin ira y sin mala sospecha lo que piensan otros […]”
Por último, censurar es todo lo contrario al siguiente pensamiento de nuestro Apóstol: : “Edúquese en el hábito de la investigación, en el roce de los hombres y en el ejercicio constante de la palabra, a los ciudadanos de una república que vendrá a tierra cuando falten a sus hijos esas virtudes”.
Martí combatió siempre la intolerancia a las opiniones diferentes y al respecto nos enseña: “El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos […] es en mí fanatismo”. Por tanto, no se trata de imponer un pensamiento, sino de servir a la patria con el estudio adecuado de los elementos que la componen y hallarse dispuestos a comprenderlos y encausarlos en lugar de despreciarlos por soberbios o menguados, por cultos o ineducados.
Es así como debemos actuar y en ese sentido aplaudo las reflexiones realizadas por Fernando Pérez.