Hasta el olvido parecía no recordarlos. Casi al final de la Alameda de Paula se apreciaban las ruinas de tres espigones. En la belleza gris de ellos se adentraban pescadores, enamorados y familias, para mirar el mar más de cerca. De los tres muelles hermanos, solo sobrevivió el antiguo Almacén del Tabaco y de la Madera, los otros, tuvieron que ser demolidos.
Desde hace dos años y medio, un equipo de ingenieros, arquitectos, diseñadores y constructores de la Oficina del Historiador de La Habana (OHCH) han volcado su creatividad y empeño para devolver el esplendor a este muelle, testigo de una época de renovación del puerto capitalino.
Es por ello que se hacía indispensable rescatarlo, porque parte de la historia económica de La Habana y del país se encuentra en ese espigón, declarado Patrimonio Industrial de Cuba.
Cuando este año culmine la rehabilitación de la nave sobreviviente, esta pasará a tener una función comercial. En la parte posterior habrá un gran mercado y tendrá 14 cámaras frías, las cuales abastecerán a todos los establecimientos de la Avenida del Puerto; mientras que en su parte anterior ya se alista una fábrica de cerveza, en la que 400 personas podrán disfrutar de la refrescante bebida.
Quienes lleguen a este lugar encontrarán un contexto acogedor, asegura el proyectista general de la obra, Juan José Díaz: “A pesar de acoger a 400 personas al unísono, buscamos la calidez en todo el tratamiento cromático, en la selección del mobiliario y en los materiales a emplear, además se han salvado las barreras arquitectónicas”.
El agradable ambiente de este espigón se deberá en buena medida a la creatividad de Mónica Pestano, quien tuvo a su cargo el diseño de interior del establecimiento. Dentro del espacio se manejaron cuatro conceptos: la cerveza, el mar, el mesón y el almacén. Ello está reflejado en el diseño “donde se pretendió recrear un mesón español y lograr una armonía mediante el empleo de recursos formales contemporáneos, a partir del color, las texturas y las formas”, indica la diseñadora de la OHCH
Otra de las particularidades del lugar es que contará con un tablado flamenco. “No será solo un sitio para comer o disfrutar de una cerveza, sino también un establecimiento donde habrá un espectáculo, en el que las personas podrán interactuar con el mismo. Por otra parte, desde una gran pecera transparente se podrá apreciar el proceso fabril de la cerveza y su laboratorio”, precisa el arquitecto Díaz.
Esta cervecería, que será el doble de la ubicada en la Plaza Vieja, contará también con dos parrilladas y una barra de 27 metros de largo. A esta agradable atmósfera de sabores, olores y sonidos se le suman dos murales gigantescos realizados por el diseñador gráfico Edel Rodríguez Molano, los cuales se encuentran a ambos laterales del espacio.
Pero no solo el ambiente interior será placentero, pues otra de las maravillas del lugar lo constituye su mirador. Es un portal perimetral, similar al de las quintas campestres que tenemos en algunos lugares de Cuba, al cual se le hizo una escalera de público para que las personas suban y disfruten de la panorámica de la bahía.
Además, actualmente se trabaja en la entrada del establecimiento, la cual tendrá una singular plaza que conectará de manera física y natural al Centro Cultural Almacenes de San José con la Fábrica de Cerveza. El pedido fue realizar un espacio verde pero hacer esto en una zona tan cercana al mar tuvo sus complejidades técnicas, pues no todas las especies de plantas sobreviven, explica comenta el arquitecto de la OHCH, Michel Merzeau, encargado del proyecto de exteriores.
En la Plaza de la Madera, como se le denomina, los elementos naturales, parecerán artificiales. También se jugó con el desorden aleatorio que siempre existe en esta zona del puerto, por ser un lugar de carga y descarga. “Otro de los elementos típicos del lugar que nos llamó la atención fueron las grandes cajas, los grandes huacales donde venían las mercancías y los tomamos como referencia visual”, apunta Merzeau..
Estas cajas, en ocasiones, hacen función de grandes macetas donde se sembrará el arbolado; en otros casos son cajas verdes, que se conforman con un cubo metálico que queda cubierto por enredaderas.
El mobiliario también juega con el carácter lúdico y de esparcimiento que tiene el espacio y con la función comercial de la cervecería. “Es un mobiliario en el que te puedes sentar de una manera natural, puedes acostarte, caminar por encima: es para dar posibilidades”, asegura el arquitecto.
En pocos años quedará totalmente revitalizada la Avenida del Puerto, se podrá pasear por todo este borde costero, y ya casi al final del recorrido, degustará una refrescante cerveza mientras disfruta el paisaje desde la Plaza de la Madera o se deleita con la espectacular vista de la bahía habanera.