En Osetia del Norte no hay mucha gente con idea sobre Cuba. Como pocos en la Isla conocen de esta región del Cáucaso ruso, situada en la antigua Ruta de la Seda. Sin embargo, a su población de 712 mil habitantes se ha sumado alguien que une hoy a tierras tan lejanas geográfica y culturalmente. Es el habanero Yasniel Navarro.
“Llegué aquí casi de casualidad”, cuenta ahora, siete años después. “Rusia no era un sueño en mi mapa, fue simplemente una oportunidad que apareció de la nada.”
Desde pequeño Yasniel soñaba con ser “uno de esos cantantes que escuchaba en la televisión”, años antes de hacer realidad su sueño en un lugar que, desde su hogar en Marianao, le hubiese parecido el fin del mundo.
“Vengo de una típica familia cubana. Vivíamos muchos en un pequeño apartamento donde la necesidad se desbordaba por todos lados, pero nunca faltó el amor”, recuerda en una fría tarde de Osetia.
“Mi mamá, mi tía Juana y mi abuela Emilia son las mujeres más fuertes y luchadoras que conozco. Ese ejemplo lo tuve siempre bien cerquita y ha sido mi inspiración por acá –cuenta. Mi papá nunca estuvo para mí. Mami tuvo que ser madre y padre, en medio de muchas carencias. Mi motivación inicial para venir a Rusia fue la necesidad y el deseo de salir adelante.”
Pero el camino de Yasniel no ha sido nada fácil.
“Mi formación musical en Cuba fue bastante débil por un problema que tuve de niño en las cuerdas vocales. Eso me desmotivó por completo. Cuando lo superé ya estaba estudiando otra cosa, pero mi amor por la música hizo que empezara a tomar clases de piano y al mismo tiempo me preparara vocalmente en la escuela del maestro José Luis Cortés ‘El Tosco’. Sin embargo, no tuve tiempo de recibir una gran preparación pues debí presentarme al servicio militar y después apareció la oportunidad de salir de Cuba”.
“Llegue a Rusia por casualidad”, dice. A través de un amigo de otro amigo, que tenía a su vez otros amigos rusos, lo invitaron a un festival en Rostov. Pero tras un modesto éxito inicial, comenzaron los problemas.
“Luego de trabajar por tres meses, los empresarios que nos trajeron nos pidieron que nos quedáramos por más tiempo y por menos dinero. Yo y otros del grupo no estuvimos de acuerdo y pedimos que nos regresaran a casa”.
El regreso nunca sucedió y Yasniel y sus compañeros se vieron de pronto en las calles de Anapa, una ciudad de la región de Krasnodar. Por su propia cuenta y sin medios.
“Gracias a algunas amistades y a quien luego se convirtió en mi primera esposa salí adelante y llegue a la ciudad donde vivo, Vladikavkaz, la capital de Osetia del Norte –recuerda. Algunos de mis compañeros del grupo volvieron a Cuba y otros se establecieron en Moscú y otras ciudades rusas”.
La vida se encargó del resto, incluso de una adaptación que por momentos parecía imposible.
“Salí de Cuba con el consejo más sabio que me han dado en la vida y no lo olvidé en tiempos difíciles. Mi tía me dijo esto: ‘Los dinosaurios desaparecieron por inadaptados’ y eso fue todo lo que necesité”, comenta.
“No me molestó el clima. De hecho, soy fanático del frío, aunque no tanto del frío extremo de Rusia, pero lo sobrellevo”, asegura ahora. “Tampoco he tenido problemas con la comida, pues soy un comelón empedernido y no existe plato que no me guste.”
En otros aspectos fue más difícil.
“Donde vivo actualmente la convivencia puede ser algo complicada porque chocan muchísimo las culturas. Es una ciudad a la antigua, digamos, con unos comportamientos sociales que no comprendo, regionalistas a veces, incluso racistas, pero me las he arreglado para que me acepten bien”.
La mejor prueba de su integración fue al presentarse en 2015 al concurso FactorX de Rusia, un programa televisivo dedicado a la búsqueda de nuevas estrellas musicales. No sólo fue aceptado, sino que logró ser finalista. Desde entonces, muchos lo reconocen como “el cubano de Osetia”.
Aunque afirma que “Rusia y Osetia son mi casa hoy”, Yasniel asegura que “Cuba es quien soy, mis orígenes y mi carácter. Cuba es y será siempre mi tierra.”
“Lo que más extraño es mi familia y amigos, discutir de deportes con los amigos, jugar dominó en la esquina. Ese es el precio que tengo que pagar. Pero hoy estoy felizmente casado por segunda vez y tengo dos niños cubano-osetios. Mi vida ahora es el camino a mis sueños de la infancia”, dice con optimismo.
“Actualmente sigo dedicándome a la música. Mis obras se encuentran en plataformas online, mis videos musicales están al alcance de todos en mi canal de YouTube. Pero como artista independiente se me hace bien difícil promocionar mi música en Latinoamérica y los Estados Unidos. Espero que pronto alguna disquera se interese en mí. Mientras, seguiré componiendo y cantando, esforzándome para que el mundo llegue a tararear mis canciones”.
Suerte con tu música,y recuerda,no hay frio difícil,lo que hay es ropas inadecuadas para pasar el frio.
wow.. que rusa mas linda!!!
Mucha suerte Yasniel. Para ti y tu familia. Muy hermosa.