Es Mayo, mes en el que se efectúan festejos, marchas, protestas y actividades de distintas índoles para defender, ampliar o lograr los derechos de la comunidad LGTBQ+ a nivel mundial; por eso la semana pasada estuve hablando sobre novelas cuyas protagonistas eran personas trans. Hoy les traigo un libro de cuentos lleno de personajes diversos, realmente diversos, y creados por una mujer abiertamente lesbiana: Desastres íntimos, de la uruguaya-española Cristina Peri Rossi, recientemente galardonada con el Premio Cervantes.
Las creaciones literarias de Cristina Peri Rossi han sido aclamadas por la calidad, estilo y a su vez, por el contenido de sus historias y personajes que siempre tocan fibras, llamémosles “incómodas”, y proponen una inmersión en las profundidades del pensamiento, ideas fijas, actos, deseos y sentimientos más inconfesables; llamémosla provocadora.
Y vamos al lío:
Desastres íntimos
Es un libro que contiene nueve cuentos magistrales, una invitación al mundo interior de un grupo de personas que pueden ser bien tú o cualquier otro ser que, como todos, contiene una serie de deseos engavetados, o en el mejor de los casos, realizados —aunque sea de forma oculta, pero incluso dentro de la realización siempre se tiende a dejar algo escondido, y es a eso a lo que alude la autora con estos relatos:
«(…) Lo maravilloso nunca está en la superficie, hay que sumergirse para hallarlo; lo maravilloso es periférico, marginal, oculto, un túnel, un mundo hundido, una zona del limbo…»
Por libros como este es que uno lee y se inspira, y hasta termina siendo mejor persona que antes. Qué maravilloso este conjunto de relatos que hurgan dentro de las convivencias y sus monstruos para hacer una especie de manifiesto sobre los balances entre la realidad visible y las fantasías ocultas. Hace diagnósticos certeros de las interacciones humanas, del amor, del deseo y de las batallas de los sexos: «La dialéctica de los sexos es esa: el que hace sentirse culpable al otro, gana. Los hombres lo tienen más fácil, porque hace muchos miles de años que se dedican a ello».
Peri Rossi es capaz de crear citas que nos sirven para meditar sobre nuestras propias vidas, desde la presentación de problemas y situaciones ajenas en sus cuentos.
Sus personajes se condicionan, como pasa en la vida real, por sus cuerpos, y nos hablan de cuánto pueden influir las características físicas en la personalidad y en la sexualidad: «Hay una secreta relación entre el cuerpo y los sentimientos».
No puedo decir que me gustó más este o aquel cuento, porque todos me dejaron embelesado. Casi me daba roña descubrir que lo bueno del libro iba in crescendo.
«(…) Las lágrimas de las mujeres, esparcidas por la ciudad, eran un río blanco, ardiente, un río de lava, un río insospechable que circulaba por las entrañas oscuras, un río sin nombre, que no aparecía en los mapas…»; en este párrafo se resume, de forma poética, el tema principal de la narrativa de Peri Rossi, las vicisitudes de la mujer en el mundo moderno, en la vida diaria, en los ajetreos domésticos y laborales, físicos y espirituales. Estos cuentos son un ticket para viajar a través de los cuerpos y los pensamientos de una serie de personas “inventadas” para que el lector reflexione desde la observación y, en el mejor de los casos, la identificación.
En todo momento se juega con los objetos fálicos, ya sea desde la admiración, la competencia, el desprecio o la ruptura. Romper un objeto fálico puede equivaler a rebelarse contra el machismo y el patriarcado, contra las zonas a las que son relegadas las mujeres, contra las ideas macho-alfistas vendidas, inyectadas y forzadas a caber dentro de la lógica humana. La prosa de Cristina reivindica a las mujeres, ya sea a una que lleva sus deseos ocultos, a la que es demasiado gorda, a la madre soltera, a la que engaña al marido, a la que cría a su hijo, a la que es engañada, al travesti que es hombre y es mujer, y a otros tipos de mujeres que desfilan por este libro.
El hombre es retratado como figura violenta, no por la fuerza física que también ejerce, sino por la violencia psicológica que viene con la crianza, con las costumbres, con las ideas conservadoras tipo “un hombre hace falta en una casa”, y de este modo critica también la ausencia de una educación basada en la independencia y la autosuficiencia de las mujeres, como en el cuento que da título al libro, en el que una mujer lucha contra la tapa de un pomo de lejía fabricado por un hombre, tapa imposible de abrir con facilidad por esas mujeres, supuesto público objetivo de ese producto en el mercado, pero no, es un pomo que va dirigido a las mujeres para que dependan de la fuerza de un hombre a la hora de abrirlo, ¿qué significa esto? ¿que las mujeres son débiles? ¿que deberían ejercitarse y ser más fuertes? ¿que estamos invadidos por objetos machistas? O en ese otro cuento brutal en el que el hijo de una lesbiana empieza a tener ideas eróticas protagonizadas por su madre y su amante, y de cómo el deseo entre mujeres se filtra por la cosificación, y he aquí algo interesante, pues el varón, lejos de crear un vínculo más comprensivo con la figura materna y la de sus novias, desarrolla un impulso incestuoso y violento, invasivo, dominante y engreído: “el hombre de la casa”, vaya idea con la que hemos crecido todos nosotros. El peso de esa expresión que cae sobre los hombres y las mujeres, aportando responsabilidades y obligaciones sobre unos y otros, colocando una brecha, rajando la convivencia.
Los juicios que hace Peri Rossi, aunque suenen, desde mi crítica, un poco rencorosos, más bien pasan en la lectura como una especie de ataque pasivo-agresivo, pues el lector es quien juzga y entiende a partir de los actos y las expresiones de los personajes, esos traductores del mundo Perirossiano. La violencia del cuento El testigo es crucial a la hora de entender la violencia de los ideales bajo los que somos criados; los varones para ser “los hombres de la casa” y las mujeres para acatar ese supuesto mandamiento, incluso las que son lesbianas.
El cuento La ballena blanca nos habla sin embargo del hombre menudito, del macho apocado por su baja estatura que ve en la mujer gorda y grande un objeto de adoración, y ella, consciente de eso, asume la superioridad corporal como otro tipo de superioridad, algo que calificó Jane Austen como el poder de decisión que tiene la mujer a la hora de consentir una relación, y que aquí, de algún modo, también es violado por estratagemas masculinas que juegan con la “casualidad”, y que es visto desde el filtro de otro macho, el que sí es fuerte y no entiende bien cómo otro hombre puede subyugar sus impulsos frente a la mole femenina.
La crítica al matrimonio es constante: «(…) Contraerá matrimonio como se contrae una enfermedad. La enfermedad social (…) Las mujeres casadas no me gustan (…) Llevan un anillo al dedo, siempre están insatisfechas y mezclan el amor con el dinero». También estudia las relaciones íntimas y cómo afectan nuestra individualidad: «A veces el amor es tan fuerte, tan insoportable, tan absorbente que se necesita una buena pelea para que las amantes vuelvan a ser seres autónomos, dolorosamente independientes, dueñas de sí mismas. Ocurre con las homosexuales y con las heterosexuales».
Los personajes de Peri Rossi no aman de forma melosa ni idealista, todo lo contrario, en este libro se celebra al amor carnal, realista, finito, para romper con todas esas ideas de amor-melcocha que a los latinos tanto nos gusta ver en novelas y películas, y reproducir en la vida diaria. Sirvan estos cuentos para contradecir a ciertos convencionalismos y otras hipocresías sociales y políticas. La idea de los círculos sociales y la familia como una cárcel, como una pandilla, es recurrente en casi todos los cuentos
Este es un libro que habla sobre el deseo, ese desastre íntimo que todos tenemos adentro, y lo hace desde la piel y la mente de varias personas que no están tan lejos ni de ti ni de mí: «La mayoría de nuestras ideas y “creencias” (…) son deseos disfrazados (…) Uno cree que busca una cosa y encuentra otra o, cuando encuentra lo que busca, comprende que no se trataba de eso».
Pone la luz dentro de las zonas más oscuras: «Las crisis, a pesar de su dolorosa angustia, arrojan una mirada implacable al interior».
El conjunto de relatos bien pudo haberse titulado Cuentos fetichistas, ya que en cada historia se muestra, se demuestra o se habla de los fetiches sexuales y de cómo estos pasan a llenar las listas de desastres íntimos, que también da título a uno de los cuentos y que resulta mucho más feliz y menos provocador que eso del fetiche, a pesar de que está en todos los cuentos: el club de los fetichistas y la mujer que adoraba los cuellos masculinos, hombres que se visten de mujer, sadomasoquismo, voyerismo, incesto, y todo entre objetos simbólicos y otros entes sugestivos.
El libro es una oda a los deseos, al hedonismo, una crítica a las inútiles cargas y culpas que acumulamos con el tiempo y los tropiezos, una invitación a la libertad y a la diversidad de los impulsos y los sentimientos, que son cambiantes, como el propio cuerpo: «El deseo es exigente, intolerante, despótico. Al deseo no le interesa saber nada que no tenga que ver con los cuerpos y con los gestos (…) ¿Qué sabemos acerca de nosotros mismos? Una serie de conductas repetitivas o reflejas que, en cualquier momento, pueden des montarse como las vértebras de un saurio de juguete».
Sobre Cristina Peri Rossi
Es una autora de 81 años que en 2021 fue condecorada con el Premio Cervantes. Es poeta y novelista, nació en Montevideo, Uruguay, aunque se fue a vivir a España en la década de los setenta a raíz de la dictadura cívico-militar que estuvo presente en su país hasta 1985.
Sus primeros poemas fueron controversiales por la temática sexual y transgresora que tocó. Ha recibido varios premios importantes como el “Rafael Alberti”, y ha sido profesora de Literatura Comparada durante varios años. Reconocida a nivel mundial y traducida a varios idiomas, Peri Rossi también es conocida por su estrecha amistad con Julio Cortázar. Sus libros han gozado del aplauso de la crítica y del público, entre ellos se encuentran: Evohé, 1971; Descripción de un naufragio,1974; Diáspora, 1976; Lingüística general, 1979; Europa después de la lluvia, 1987; Babel bárbara, 1991; Otra vez Eros, 1994, y Aquella noche, 1996.
Sirvan estos cuentos para iniciar, si no lo han hecho ya, la lectura de la obra de esta gran autora.
Me quedo con la resaca de este “Librazo” y comparto el impacto, hasta la próxima semana.
Bueno y porqué hay q ver constantemente el rostro de este senhor en este website?
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