Hace algún tiempo, alguien, al enterarse de que yo escribo, me preguntó: ¿y por qué no publicas? Me quedé en una pulla, como dicen, y me salí con un eufemismo que no logró convencer al curioso y capcioso interlocutor: Publicar no es fácil. Por suerte no indagó mucho, y a esa hora me vinieron a la mente las tres novelas que me he leído —hasta el momento—sobre el mundillo Editorial. Muy al contrario de lo que se pueda creer, los tres
libros no son nada panfletarios ni se cruzan con el ensayo, son, más bien, novelas de puro humor, al cabo una de las cosas más sabías que hay. Siempre les digo a mis amistades y conocidos: hay que reírse de la vida porque ella se ríe de nosotros todo el tiempo. Apúntate esa y tira pa´ lante.
«A todo el mundo le puede encantar leer si se cumple la condición de tener en las manos la novela adecuada, la que nos va a gustar, la que nos va a decir algo y que no podremos soltar», Escribió David Foenkinos en su novela La biblioteca de los libros rechazados. Y por si acaso estás buscando leer algo refrescante, que te haga reír y pensar, te propongo tres novelas que de seguro no podrás leer con cara de poker, cargadas de situaciones
hilarantes, disparatadas, tragicómicas, sarcásticas y muy realistas —o no.
La gran pesquisa, de Tom Sharpe
Es una historia llena de situaciones rocambolescas, muchos giros inesperados, un cinismo y un nivel de desfachatez que te mantendrán enganchado a la lectura. Su autor, Tom Sharpe, está considerado El rey del humor corrosivo. Hace unos meses me compré toda una colección de sus novelas editadas por Anagrama, un tesoro, la verdad.
La gran pesquisa es en realidad el conjunto de búsquedas que tienen los distintos personajes; Frensci es un editor exitoso que tras una demanda por difamación recibe un manuscrito cuyo éxito prevé, pero con la condición de conseguir publicarlo bajo anonimato.
Por otro lado Piper es un joven escritor que anhela ser publicado y vive para eso, aunque Frencsi por lástima no le confiese que la novela en la que lleva tantos años trabajando es un fracaso.
A Piper le encasquetan la autoría de la novela que no ha escrito y de ahí se inician los enredos comerciales junto a Sonia, la editora ayudante y coprotagonista de los escándalos, chantajes y amenazas en un circo con manifestaciones, sangre, juicios, persecuciones, amores furtivos, incendios, explosiones, policías, fanáticos religiosos, ¡es que esta novela lo tiene todo!
Luego entra Baby, una ricachona colmada de cirugías plásticas que cambia el rumbo hasta del aire, y luego un último giro la mar de inesperado para concluir dándole un poco de participación al karma —por llamarlo de algún modo— y dejarte boquiabierto. Novela para carcajear y meditar, pues con tanto enredo quieres saber en qué va a parar tanto sinsentido que, de manera brillante, nos habla sobre ese negocio del libro que en
países del primer mundo puede ser millonario y cundido de ironías y escepticismo:
«Al fin y al cabo, dentro de mil años, ¿a quién demonios le iba importar quién había escrito Grandes Esperanzas? Solo a unos pocos eruditos que todavía sabrían leer el inglés».
Tom Sharpe es —aunque ya haya fallecido— un maestro del enredo, el humor fino, elegante, culto y soez también. Creó diálogos e imágenes bien cinematográficas y he aquí un ejemplo de su ingenio envidiable a la hora de mover a sus personajes de una situación a otra, de un país a otro, de la tierra al mar y del bien al mal. Esta es , sin dudas, una gran novela.
La biblioteca de los libros rechazados, de David Foenkinos
Novela de humor que, a través del sarcasmo, plasma la realidad del mundo editorial con sus vaivenes y trueques. En Bretaña, Francia, Jean-Pierre Gourve funda la Biblioteca de libros rechazados, inspirado por un norteamericano de Vancouver. Te hablan de Magali, la secretaria, luego te cuentan sobre Delphine Despero, una bretona que trabaja en París como editora. Delphine descubre a una supuesta promesa literaria, y con él también inicia una relación de pareja.
Del viaje de visita a Bretaña, Delphine y su novio escritor regresan a París con el descubrimiento de una novela de amor llena de sensibilidad y hermosura, con ciertos nexos a la cultura rusa y que cuenta el final de un amor a la par de los sufrimientos de la muerte de Pushkin, supuestamente escrita por el antiguo dueño de una pizzería local. Ahí es cuando verdaderamente inicia la aventura de esta novela, pero, ¿fue realmente el pizzero el
autor?
El éxito inusitado que tiene la historia lleva a encontrar otro libro más en el desván, crearán toda una campaña que colmará a los escépticos y que enredará las cosas tanto para la editora y su relación en declive, la viuda del pizzero-autor, la hija frustrada de ese matrimonio, la que lleva la biblioteca y Jean-Michel Rouche, un crítico editorialista que entra a mitad de la novela para revolver las cosas, pues busca desmentir al autor. «A las obras maestras las acompaña con frecuencia una novela de la novela».
Esta es una novela sobre lo que también somos y no demostramos —las segundas intenciones—, sobre las apariencias, y sobre la búsqueda de la esencia de las cosas por encima de la mera observación de las formas. Escrita con ese estilo tan existencialista que tienen los franceses, con un humor que va de lo sublime a lo ridículo, con mucha elegancia y una cantidad justa de curiosidades y sugerencias literarias, esta novela entretiene a la par que ilustra. Tiene sus toques detectivescos y dramáticos-románticos pero en general es una novela de humor. «Los lectores siempre se encuentran a sí mismos, de una forma o de otra, en un libro».
Bestseller, de Alessandro Gallenzi
«(…) Puedes pasar de que no te publiquen con independencia de lo bueno que seas a que te publiquen con independencia de lo malo que seas (…) Ya no tiene que ver con libros o con autores, sino con psicología y finanzas…» Novela sobre el mundo de las editoriales inglesas, la gente que escribe y quiere ser publicada, y la gente que no escribía pero es oportunista, entonces plagia y miente y es publicada por cuestiones comerciales.
Es una crítica mordaz a ese mundo de los negocios literarios. Logra enganchar desde el principio y sabe dar giros inesperados a la trama, de modo tal que no se ve venir lo que sucederá, y el final resulta de lo más realista y sorprendente. El mundo editorial es complicado es un eufemismo, si tenemos en cuenta todo lo que se condena y recondena en esta historia que pone al descubierto las trampas del negocio editorial, ese que antepone el dinero al talento y es tan víctima de las modas como la más superficial criatura humana: «¿Qué es ser editor? ¿Es una profesión, un oficio, una vocación o una ocupación de caballeros? Bien, desde luego lo último ya no. (…) señoras y caballeros. Ahora es una rama degradada más del negocio corporativo global, con unas pocas y honrosas excepciones». Imposible no seguir citando al autor.
El sector editorial está descrito en Best seller como sucio, tramposo, despiadado, frío, superficial y hasta poco culto, dándole paso a esos literatos puros hacia un departamento de perdedores y marginados. A pesar de tener ciertos lugares comunes tipo «oscuro como boca de lobo» y «rojo como un tomate», que no sé si son cosa de la traducción o del autor, la historia logra cautivar. Se hace fácil de leer por sus muchos diálogos, algo que es muy común en autores anglosajones, con esa forma de narrar tan cinematográfica.
La historia se mueve entre Jim, un autor frustrado que no escribe mal pero carece de contactos, por lo que no ha logrado publicar, y Charles, un viejo editor que ve su sello purista caer en las garras de los grandes empresarios de editoriales comerciales. Jim logra colarse con identidad falsa en una fiesta de editores y autores, logra colar también una mentira, y esa promesa de libro que no existe amplía su radio de acción hasta llegar a un par de mujeres que en su vida habían pensado en escribir pero que aprovechan la nueva moda de la literatura escrita por y para mujeres para salirse con una novelucha poco original y llena de plagios, pero encumbrada por la publicidad para vender más.
La moraleja de la historia, si uno se pone a buscarla, es bastante desalentadora, pero por otro lado también ayuda a abrir más los ojos y a no dejarnos llevar por toda la farsa que nos venden para que compremos más, para que alabemos a igual de falsos premios literarios y figurines puestos a dedo que a la postre van en detrimento de un mundo que, ¿debería ser menos superficial en las entrañas de su mecanismo que otras ramas del arte?
He aquí una novela que enseña a jugar las cartas del éxito Editorial, o al menos a saber qué esperar si no tienes ni dinero, ni amigos influyentes, ni contactos importantes, ni personalidad flexible para hacer lo que haga falta, escribes bien y aún así crees que puedes lograrlo por las supuestas vías formales.
«¿Por qué escribir? ¿Quién había decretado que la palabra escrita era superior a la hablada?(…) ¿Qué sentido tenía ultracongelar los pensamientos de uno en beneficio de generaciones futuras, gente de otros tiempos y de otras culturas que no harían otra cosa que malinterpretarlos? (…) Resultaba reconfortante pensar que sus palabras, algún día, en un futuro lejano, podrían resonar en un espíritu afín y despertar pasiones y pensamientos».
Sirvan estas tres inolvidables novelas para entender algunas de las aristas del ámbito Editorial desde el humor, y para que a nadie se le ocurra preguntarle a un escritor por qué no publica, así, como si el hada de los libros existiera con una varita dispuesta a complacer cada perreta literaria. Por esta semana les dejo con buenas recomendaciones. Espero las disfruten.
Un abrazo y un “Librazo”.