China se enfrenta a una nueva oleada de la COVID-19, relacionada con la contagiosa variante Ómicron, que ha encendido las alarmas en el país en que tuvo su origen la pandemia hace ya más de dos años.
Este sábado, las autoridades sanitarias chinas contabilizaron 1.938 nuevos positivos del coronavirus detectados en la China continental, dato que marca la cifra más alta de nuevos casos diarios desde la primera mitad de 2020. De ellos, 1.807 se produjeron por contagio local en diferentes puntos del país, mientras los 131 restantes son importados del exterior, en viajeros que afrontan una cuarentena de hasta tres semanas de duración.
Además, también se informó sobre la detección de 1.455 casos asintomáticos, 1.315 por contagio local, aunque Pekín no los computa como casos confirmados a menos que manifiesten síntomas. El total de este tipo de infecciones en observación es de 6.287, de las que 1.486 proceden de otros territorios.
La Comisión Nacional de Sanidad también detalló que, hasta la pasada medianoche local (16.00 GMT del sábado), se dio de alta a 169 pacientes tras superar con éxito la COVID-19, precisa la agencia EFE, según la cual el total de contagiados activos en la China continental asciende a 7.230, seis de los cuales se encuentran graves.
La mayoría de los casos de esta última oleada se han registrado en la provincia de Jilin, en el noreste del país, con 1.412 positivos contabilizados hoy. Su capital provincial, Changchun, de nueve millones de residentes, está completamente confinada.
La viceprimera ministra china Sun Chunlan, al frente de las tareas de prevención contra la covid del país, calificó la oleada de “grave y complicada”, e instó a las autoridades sanitarias locales a que hagan todo lo posible para controlar la transmisión del virus.
Según las estadísticas oficiales de China, desde el inicio de la pandemia se infectaron 115.466 personas en el país, entre las que 103.600 han logrado recuperarse y 4.636 fallecieron. Hasta la fecha se ha realizado seguimiento médico a 1.786.279 contactos cercanos con infectados, de los cuales 142.351 continúan en observación.
Confinan la ciudad de Shenzhen
En medio del actual rebrote, las autoridades chinas anunciaron este domingo el confinamiento de la ciudad meridional de Shenzhen, de 17 millones de habitantes, debido al aumento de casos de COVID-19 en los últimos días. Sus residentes de la urbe, uno de los principales polos tecnológicos del país y sede de empresas como Huawei y Tencent, deberán someterse a tres pruebas de ácido nucleico en un intento por frenar la curva de casos.
Las autoridades de Shenzhen, que notificaron más de 60 nuevos casos el sábado y más de 300 en total durante el último mes, aseguraron que el confinamiento se extenderá desde este lunes hasta el próximo día 20, tiempo durante el cual sólo se permitirán “tareas esenciales” como las relacionadas con el suministro de agua y electricidad. Quienes no trabajen en este tipo de sectores deberán hacerlo desde casa, y deberán también cerrar las tiendas comerciales a excepción de supermercados, farmacias e instituciones médicas.
El transporte en Shenzhen, vecina de Hong Kong, que también ha visto un dramático aumento de casos en el último mes, se mantendrá “a un nivel básico” para que la ciudad se mantenga abastecida. Los edificios residenciales permanecerán en cuarentena, y los habitantes solo podrán salir sin permiso expreso.
La última oleada de la COVID-19 afecta también a la metrópoli de Shanghái, cuyas autoridades pidieron hoy a los residentes que no salgan de la ciudad si no es estrictamente necesario.