El Malecón los sábados por la noche es un hervidero de pasiones. Un sitio para encontrar bullicio y complicidad. Pasear por el muro después de las 8 es un regalo para los sentidos, una aventura para el alma. Aquí, diez hallazgos:
1. El ciclista con muleta
Casi siempre que vamos a hacer fotos, pedimos la autorización de quienes queremos fotografiar. Cuando le preguntamos si podíamos fotografiarlo respondió que sí, pero quiso saber por qué él, con tanta gente que había en el Malecón esa noche.
“Porque tu imagen nos parece fuerte, enérgica. Llevas una muleta y una bicicleta eléctrica; una sugiere estatismo, impedimento, vulnerabilidad; la otra, velocidad, desplazamiento. Ese contraste es único en el Malecón esta noche”.
El hombre nos miró asombrado y nos dijo: “¡Me gusta, me gusta eso!”
2. El rapero de Luyanó
Improvisó un rap de 15 minutos. Una suerte de manifiesto surrealista de la supervivencia. Dijo que Eminem le está tirando, pero que él no le responde porque es un samurái. En medio de su lírica sin métrica dijo: “Un día voy a ser millonario, estoy loco por irme de este país para virar en una lancha llena de euros y salvar a todo Luyanó”.
Mira como yo rapeo, mi hermano, guajápen tuyú, les voy a llenar el refrigerador de pollo, soy un pollón de rap, ustedes son inmortales, no hay problem.
Con su flow de samurái hizo unos cuantos pasillos de breake dance; luego metió un beatbox de lujo y terminó diciendo: “Auuuuuu piwix box pob pob chuwiiii la guaguaaaa Luyanóooooo”. A su alrededor todos aplaudimos emocionados.
3. Lenguaje universal
Una japonesa y una alemana conversan en el muro del Malecón. Tal vez hablan de “País de Nieve” o de la Noche de Walpurgis relatada en “Fausto”. Quizá disertan sobre las secretas conexiones entre Goethe y Kawabata. No lo sabemos; cada una hablaba en su idioma. De fondo de la conversación que se nos antojó literaria estaban las luces de La Habana y Omara con sus mariposas blancas en un radiecito mal sintonizado. Cuando nos acercamos, la nipona dijo en imperfecto español: “Cuba está en mi corazón”, y la germana se tocó el pecho.
4. Testigos en la distancia
Pasan los vendedores de flores de cristal, los adolescentes músicos, un sabio vendedor de rositas y un héroe de Luyanó; los jóvenes con sus costumbres extravagantes; los carros y los barcos. Pasan el tiempo y la noche y aumentan las ganas de que llegue el frío, por lo menos para el 31. Mientras, ellos miran con admiración cómo, del otro lado del muro, una prima lejana triunfa en el Got Talent España.
5. Ensayo de portada
Son un cuarteto atípico, cada uno tiene una pinta distinta. Sin imaginar qué tipo de música harán, les dijimos: “Pónganse ahí como para portada de disco. Imagínense que a un músico famoso le gustó el último tema que hicieron y les va a producir un LP, un disco a lo retro”.
6. El repartidor de ideas
En el momento de hacer esta foto, se fue la luz en el Malecón. Para hacer una larga exposición hay que convencer a la gente de que no se mueva. Cuando fuimos a hablar con él, nos preguntó si éramos artistas y le respondimos que majomeno. Nos preguntó si conocíamos a Yanpier, que es un gran artista. Nos contó, bien bajito, que todas las ideas de Yanpier en realidad son de él, pero que se las regala con gusto porque así las ve florecer.
Cuando habíamos hecho la foto y nos íbamos, nos llamó y dijo: “¿Quieren que les dé alguna de mis ideas? Tengo 3 gigas de pregones grabados. Pregones de todas las épocas y de cualquier cosa. Los de antes y los de ahora. Llevo años recopilándolos”. No sabemos quién es Yanpier; pero, aunque se apague el alumbrado público, en un rincón del Malecón hay un genio peregrino que brilla con luz propia.
7. Fanáticos
Este piquete se pone de acuerdo para usar camisetas de básquet, con Serie Nacional de Béisbol, con Liga Élite o con Mundial de Fútbol. Los que no la tienen puesta es porque se la pusieron ayer y solo tienen esa. Uno le va a los Milwaukee Bucks y otro a los Warriors. Hay una muchacha que no sabe nada de básquet, pero es fanática a LeBron James. A otro le gustan los chismes de la NBA, y a otro la serie The last dance le cambió la vida. Lo malo es que, a veces, la ropa que les regalan no corresponden con sus preferencias y uno tiene que cargar con la vergüenza de ponerse una camiseta de los Celtics cuando su corazón está con los Lakers.
8. Reina de la noche
Noche de chicxs con elegantes carteras. La reina del Malecón esa noche junto a su acompañante sereno. Sus manos, sus poses, su vestuario y su mirada seductora son alegría de vivir, son teoría y praxis política.
9. Performance pesquera
Los pescadores nocturnos son los rivales eternos de los pescadores diurnos. Se tiran de noche desafiando la negrura de las aguas y atrapan con elegancia y destreza a los peces más bohemios. Tienen sus rituales secretos, sus mañas y su gestualidad, que convierte en danza la sobrevida. Y todo lo hacen con gusto, con emoción contenida como si, desde el muro, anónimos espectadores disfrutaran de su estética performática.
10. Extravíos
Es quizá la escena romántica más inspiradora que hemos visto en el muro. Ella, acostada en su regazo y él, leyéndole los poemas más hermosos de Wichy Nogueras. “Ayer he escrito un poema magnífico” leía en voz alta, mientras ella se rascaba la rodilla, “lástima / lo he perdido no sé dónde / ahora no puedo recordarlo / pero era estupendo…”. Todo eso sucedía justo detrás de estos muchachos que se metieron en el medio. La foto romántica, como el poema del pelirrojo, la perdimos no sabemos dónde. De los colados, no supimos nunca si iban o venían de la fiesta. Tal vez era un party itinerante.
Lindo. La vida continúa a pesar de los pesares.
noche vibrante, que linda mi gente, la extraño. yo tambien quisiera llegar con una lancha llena de euros para salvar a luyano o al barrio que sea, pero afuera los euros y los dolares estan escasos…
Hace tiempo no interatuaba una lectura tan fascinante , sencilla pero a la vez muy bella y recordaría de las cosas linda que nos encontramos en nuestro Malecón Habanero, gracias muchas gracias
Gracias por este artículo, está muy bueno. Me encantó!!!!
Gracias por el artículo, muy realista
Me dan envidia,pues a mis 70 años de vida,me sigo viendo sentada en ese muro como cuando tenía 20,con su magia nocturnal,hermosa Habana y hermoso su malecón
Mi gente linda de mi Cuba amada ,que en contra de todos los males que les azota sigue adelante con una sonrisa en sus labios un abrazo a todos.