Cuba aspira a un nuevo récord Guinnes en 2024 y quiere conquistarlo bailando casino.
La idea, para la que la isla se prepara desde hace meses, es reunir a más de 1595 bailadores de manera simultánea y destronar así a Venezuela, que ostenta la marca universal desde 2022.
Una mega rueda de casino —ese cubanísimo baile surgido en la década de 1950— intentará llegar a los Guinnes en mayo del año próximo, como parte de las celebraciones por el Día del Son Cubano.
Será una rueda múltiple, repartida por toda la isla, organizada por el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el proyecto internacional “Retomando el Son, Bailando Casino”, que lidera el compositor, productor, director artístico y promotor cultural Luis Llamo Castillo.
La intención de este proyecto, impulsor de la iniciativa, no es otra que “visibilizar y promover el movimiento que respalda el baile de casino en Cuba, cuna de ese género popular, el cual se aspira a convertir en patrimonio cultural”.
Este sábado, la Plaza Roja de la barriada habanera de La Víbora acogió a cientos de bailadores en uno de los ensayos para el récord. Ni los acentuados problemas con el transporte ni el clima invernal de estos días en la capital cubana impidió que muchos fueran hasta allá a bailar casino.
Con la fecha del pretendido récord cada vez más cerca, cada ensayo resulta fundamental. Como el propio Llamo Castillo ha explicado, serán casi 10 minutos de música, comenzando con la clave cubana, y los bailadores deben dominar unas 30 figuras danzarias que se repiten en la coreografía.
Pero, aun con las lógicas tensiones del aprendizaje, lo que prima en ensayos como los de este sábado es el disfrute: el goce de los bailadores inscritos para el récord mientras ejecutan las distintas combinaciones y pasillos de este baile tan original.
“El casino un ritmo tan universal, que hasta en China quieren bailarlo”, ha dicho Llamo Castillo, y es verdad. No en balde, antes de Venezuela, los récords habían sido impuestos en Grecia y España.
Pero ahora Cuba quiere, con sobradas razones, reclamar su hegemonía. El casino es parte de la cultura y la idiosincracia de esta isla, y, de lograrse el Guinnes, no habría mejor lugar para ostentarlo.
Pero, con récord o sin él, dentro o fuera del país, los cubanos tenemos en el casino un punto de confluencia, una vía de expresar lo que somos, un motivo de celebración. Y este sábado, en La Víbora, así volvió a ser.