Hacia el sur de La Habana, en el actual municipio de Arroyo Naranjo, se encuentra Párraga. Esta barriada humilde no es ciertamente una de las más vistosas y reconocidas de la capital cubana, pero tiene también una historia y lugares que la distinguen de otras comunidades habaneras.
Zona rural ocupada por fincas en los albores del siglo XX, comenzó a poblarse y a urbanizarse progresivamente desde entonces. En ese proceso tuvieron protagonismo los Párraga, familia adinerada —descendiente de gallegos llegados a Cuba durante la colonia— que impulsó la creación del barrio colindante con otros como Mantilla, Callejas y La Güinera.

Concebido como un reparto para obreros y personas de bajos recursos, Párraga tuvo su despegue en la primera mitad del siglo pasado, principalmente en las décadas de 1930 y 50, cuando se trazaron sus primeras calles, se instaló la electricidad y el agua y se estableció el paradero de guaguas de la comunidad, al tiempo que se iba enlazando con otras urbanizaciones.
Uno de sus lugares emblemáticos es la iglesia de Santa Bárbara, construida en los años 50 del siglo pasado y devenida Santuario Nacional de la santa, patrona de la comunidad e inspiración de los tradicionales Festejos de Párraga. Aunque quizá el punto más popular y céntrico del barrio sea La Curva, sitio de trasiego cotidiano con sus mercaditos y puestos de venta.
Dos componentes de Párraga, de la mano del carácter humilde de sus pobladores, son su heterogeneidad étnica y religiosa, si bien las expresiones afrocubanas tienen allí una fuerte raigambre, en particular la santería —y dentro de ella la devoción por Changó, con quien se sincretiza Santa Bárbara—, la regla de Palo Monte y la sociedad Abakúa.
Esta barriada habanera tiene varias zonas elevadas, lo que se refleja en su urbanización. Constructivamente predominan las viviendas de solo uno o dos niveles, muchas de ellas sencillas o en mal estado constructivo, aunque —como en toda la ciudad y el país— también existen otras en mejores condiciones que reflejan los crecientes contrastes sociales.
En la actualidad, Párraga forma parte de un Consejo Popular de Arroyo Naranjo, nombrado de igual manera e integrado también por otros barrios como La Esperanza, Porvenir y Los Mameyes. Sigue siendo una comunidad mayormente de bajos recursos, en la que las huellas de la larga crisis que golpea Cuba son visibles en calles, edificaciones y espacios públicos.
Vertederos de basura desbordados, zanjas y salideros de agua y ruinas como las del Hospital Lebredo —alguna vez considerado uno de los mejores hospitales de maternidad del país— forman parte del paisaje hoy de Párraga, a la par de la perseverancia de su gente y sus demás escenas cotidianas, tal como nos lo muestra este domingo nuestro fotorreportero corresponsal Otmaro Rodríguez.