En mi paso por Florencia, urbe llena de leyendas, museos lo mismo bajo techo que al aire libre, cuna del arte occidental y el renacimiento, acaparó mi atención la historia de uno de sus hijos más ilustres, Dante Alighieri (1265-1321).
Sabía poco o nada sobre Durante di Alighiero degli Alighieri, conocido como Dante, autor de La Divina Comedia, esa epopeya en versos considerada una de las obras más importantes de la literatura italiana y mundial.
Las revelaciones sobre el sommo poeta, como es considerado Dante en Italia, comenzaron para mí a los pies de una estatua suya, a la entrada de la basílica de Santa Croce.
La escultura, financiada por varias ciudades italianas, lleva la firma del escultor Enrico Pazzi. Fue erigida en 1865, en el centro de la Piazza Santa Croce, para celebrar el sexcentésimo aniversario del nacimiento del escritor florentino. Luego fue trasladada hasta su lugar actual.
La entrada de la basílica custodiada por el poeta ha sido más de una vez escenario de la puesta Todo Dante, del famoso actor Roberto Benigni, quien, sobre una plataforma montada para el espectáculo, recita trece cantos de La Divina Comedia, durante trece noches.
La obra representa a Dante de pie, con gesto grave, corona de laureles, nariz aguileña y barbilla prominente, similar a los rasgos del famoso retrato al óleo de Andrea del Castagno, pintor renacentista toscano. Un águila romana y cuatro leones como símbolos de popularidad lo acompañan. Además, saltan a la vista escudos con nombres de algunos de sus libros y detalles de varias de regiones del país.
La estatua está como dando la bienvenida a quienes llegan a la iglesia franciscana, la más grande de su tipo en el mundo. El imponente inmueble, de estilo neogótico y renacentista, alberga 300 tumbas, entre las que figuran las de prominentes personajes como Miguel Ángel, Galileo Galilei, Maquiavelo…
Los restos del padre de la lengua italiana, sin embargo, no se encuentran ahí, sino en Rávena. Santa Croce acoge un monumento funerario que no es realmente una tumba sino un cenotafio, denominación del panteón donde no están los restos de la persona a la que se dedica.
La curiosidad por una ”tumba vacía” es lo que despertó mi interés por la historia del personaje.
Dante nació en Florencia, en 1265. Aunque se ha tejido la leyenda que pertenecía a una familia pobre y de baja nobleza, en realidad los Alighieri gozaron de prestigio y un acomodado pasar económico. El propio Dante no se vio obligado a trabajar en su juventud y, a lo largo de su corta vida, pudo desarrollar su pasión por la poesía y la literatura hasta convertirse en un escritor prolífico conocido por su estilo lírico, su uso del idioma, y su profundo conocimiento del alma humana.
Perdió a su madre siendo pequeño y fue obligado por su padre a casarse a los 12 años, como era costumbre de la época en un matrimonio por conveniencia económica, con la adolescente Gemma Donati. Con su esposa tuvo cuatro hijos. Sin embargo, tenía un amor platónico por Beatriz Portinari, a quien conoció en su infancia.
Como es conocido, La Divina Comedia es su obra más famosa y trascendente. Narra el viaje de Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, y su búsqueda de la redención y la salvación, con una visión única del mundo y la teología cristiana.
Además, fue activista político. Participó en la vida pública de Florencia en una época de intensas luchas sociopolíticas. Por defender ideales como la separación entre religión y política y su lealtad a una facción que había sido derrocada, Dante fue desterrado en 1302. Pasó los últimos años de su vida en el exilio, vagando por varias ciudades italianas, como Verona, Bolonia y Rávena, donde finalmente falleció en 1321.
A pesar de esto, mantuvo una profunda conexión emocional con Florencia, y su deseo de regresar a su ciudad natal quedó plasmado en sus textos. En el canto XXVI del Infierno, se puede leer: ”¡Alégrate, Fiorenza, entonces que si eres tan grande, batirás tus alas por mar y por tierra, y por el infierno tu nombre se esparcirá!”.
¿Por qué sus restos no descansan hoy en Florencia?
Después de su muerte, Dante fue enterrado en Rávena, en la Iglesia de San Francisco, donde se erigió un monumento en su honor. Doscientos años depués, los florentinos reclamaron los restos del poeta y el papa León X, nacido en Florencia, intervino. Los frailes franciscanos desoyeron la petición y enviaron un sarcófago vacío.
En la Basílica de Santa Croce se construyó el imponente monumento funerario con la leyenda: “Onorate l’altissimo poeta” (Honrad al alto poeta).
La tumba fue diseñada y esculpida por el italiano Stefano Ricci. Se encuentra en una capilla dedicada a Dante en la nave derecha de la iglesia. Cuenta con varias esculturas que representan pasajes de su vida y su obra. En la parte superior de la tumba aparece Dante en mármol, vestido con una toga y con un libro en la mano. A sus pies, una figura alegórica a la literatura, representada como una mujer en actitud de duelo. Del otro lado otra figura femenina representa el encuentro de Dante con Beatriz, escena de la Comedia.
En 1865, año de otro centenario de Dante, fue descubierta una caja en el antiguo inmueble franciscano de Rávena conteniendo los huesos del poeta. Estos fueron depositados en un templete construido en el siglo XIV, contiguo a la iglesia, donde aún reposan.
A siete siglos de su muerte, las autoridades de Rávena y Florencia siguen en conversaciones a propósito del tema. Mientras, miles y miles de personas de todo el mundo recorren cada año una ruta dantesca tras las huellas del poeta mayor de Italia.
En mi escuela cubana, en las clases de Español-literatura se habló brevemente de La Divina Comedia. No recuerdo que nos hayan hablado en profundidad de su autor, de su curiosa, apasionante e intensa vida, digna de un filme o quizá una serie. Quién sabe si así hubiese prestado más atención a aquellas clases y me hubiera sentido animado a sumergirme en el viaje del poeta.