Este año en Cuba no nos privamos de nada en cuanto a altas temperaturas. Además del calor, que aquí más que ola es una marejada constante, nos enteramos de que había llegado polvo sahariano a la Isla. Según explicó el doctor José Rubiera, “ello implica la disminución de las lluvias y una sensación de más calor que lo habitual”.
Días después la temperatura volvió a ser noticia. El Instituto de Meteorología informó que el 30 de junio pasado, a las 3:30 de la tarde, en Veguitas, Granma, se registraron 39.1 grados Celsius. Se implantó así un nuevo récord nacional absoluto de máxima temperatura en el país.
Sin embargo, el calor parece no detener la rutina diaria de cubanas y cubanos, ya acostumbrados a este clima hostil casi todo el año. Y menos en estos meses de vacaciones escolares. De ahí que no sorprendan las inmensas colas que se hacen en la reinaugurada heladería Coppelia, a una hora del mediodía donde el sol arrecia con mayor furia. O cómo una familia pasea y comparte un inmenso paragua.
Se puede disfrutar de una galería de arte andante por las calles con la colección Arte en casa, de Artex, donde hay sombrillas y abanicos con obras de famosos pintores cubanos. A la vez que se ven recursos de poco glamour: cualquier cartón, revista o libretica se reconvierte en un bloqueador solar o un abanico en menos de nada, con tal de tener un poco de fresco y sombra, o la ilusión de ellas.
En esta época en Cuba lo que más se escucha es el clásico ¡ño, qué calor! Debe ser la expresión más popular durante el trimestre junio-julio-agosto en la Isla. Tanto así que esa construcción gramatical le gana a otras que se mantienen activas durante todo el año, tales como “oye, la guagua están en candela”; ¿ya llegó el pollo por pescado? o “no cojas lucha, mijita, si al final…”.