Yomer Montejo se tomó en serio lo de llegar al alma de la gente y comenzó a explorar desde adentro los sentimientos y la realidad que le rodea.
Sus estudios como artesano y luego como técnico en radiología lo llevaron a convertir lo invasivo y revelador de una radiografía, en arte.
Ya no se podrá mirar una “placa”, como le llamamos los cubanos, sin pensar en la belleza que revelan al descubrir lo oculto.