Dayron Robles desborda el ímpetu del guerrero que equivocadamente han dado por muerto. Un hombre que se acostumbró desde bien temprano a largar por el carril cuatro, con todos los reflectores en su línea, y que ahora, si corre, lo hace por el ocho. Esta calma, sin embargo, según sus palabras, le hace bien. Lo único que lamenta es que no lo dejen en paz, que los duelos extradeportivos, sobre todo los duelos de los últimos meses, no lo dejen concentrarse a tiempo completo. Pero Dayron Robles no es tan viejo como la intensidad de los últimos años nos hace ver: su permanencia en boca de la gente, el constante rumor, las cientos de hipótesis que lo rondan. Dayron Robles tiene apenas veintisiete años, y con veintisiete años nadie está muerto.
¿Te ves corriendo por Cuba?, preguntamos, a lo que Dayron responde: Ojalá alguien analice. Lo que hice no fue por una cuestión económica, que se ha confundido. Yo estoy buscando mis propios retos, y si me dejaran competir por aquí, sería fenomenal, porque yo lo he dado todo por Cuba, pero lo que me resta por dar, me gustaría dárselo a Cuba también.