Hoy traigo literatura rusa, escrita en la era soviética, algo que tanto se publicó o distribuyó en la Isla, sobre todo durante los años setenta u ochenta del pasado siglo, y que en los noventa aún se seguía leyendo.
Pero, entre los muchos títulos de contraespionaje y dramas bélicos populares por aquellos días hubo uno muy peculiar: no es el realismo lo que sobresale tanto en su escritura, sino cierta realidad matizada por una veta fantástica. Su título es El Maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgakov, y sé que muchos lectores lo han leído también.
Se trata de la novela más celebrada de Bulgakov, aunque también tiene títulos por los que ha pasado a la inmortalidad como Corazón de perro o La guardia blanca.
Escojo la sinopsis promovida por una las librerías argentinas que hoy tienen a la venta El Maestro y Margarita: “Acompañado de una extravagante corte, el Diablo llega a Moscú e irrumpe en sus mediocres vidas desencadenando toda una serie de peripecias trepidantes y disparatadas que radiografían las debilidades de la naturaleza humana”.
He ahí parte de su esencia, lo que primero leí del libro. Luego descubrí lo que había detrás: una especie de mensaje encriptado en toda esa fantasía salida de la mente del escritor ucraniano, nacido en 1891 y muerto en 1940.
Tenía 49 años, estaba enfermo de una insuficiencia renal que no pudo superar siendo médico él mismo, y tampoco había acabado esta novela que rescribió tantas veces y que no fue hasta 1967, al menos en parte, cuando se vio publicada en Rusia debido a la censura. Para ser publicada íntegramente tuvo que esperar hasta 1969, en Paris.
Entre muchos de sus mensajes ya mencionados había, a fin de cuentas, una intención del autor por burlarse de esa circunstancia, de una época en la cual los creadores padecían una burocracia cultural plagada totalmente a los pareceres de Stalin, aún después de muerto.
Ese trasfondo lo desconocía en detalles cuando la leí, así que la novela, y con ella la estética de Bulgakov, me pusieron también delante del mundo de espejos burlescos en el que se reflejaba la burocracia de su época.
El Maestro y Margarita es desde hace mucho un libro de culto. En Cuba fue publicado en 1989 por la editorial Arte y Literatura. Contó con traducción del escritor Julio Travieso, de quien creo es también la traducción de la última edición cubana, de 2016.
Se trata de un libro lleno de imágenes sugerentes. Ya desde el título se nos presentan una serie de interrogantes, por ejemplo: ¿quién es El maestro y quién Margarita?, ¿qué ha tenido ella que aprender de ese hombre al que se le llama Maestro?, ¿qué es lo que un hombre le enseña a esta mujer?
Hay tanta ironía como erotismo e imaginación en este libro que es también un enfrentamiento directo a la estética que Stalin quiso imponer: el realismo socialista.
Cuidado con las palabras y sus acepciones, les muestro el primer párrafo de una edición traducida al castellano por Amaya Lacasa. El subtítulo que abre este primer capítulo es: “No hable nunca con desconocidos”.
“A la hora de más calor de una puesta de sol primaveral en Los estanques del patriarca aparecieron dos ciudadanos. El primero, de unos cuarenta años, vestido de un traje gris de verano, era pequeño, moreno, bien alimentado y calvo. Tenía en la mano un sombrero aceptable en forma de bollo, y decoraban su cara, cuidadosamente afeitada, un par de gafas extraordinariamente grandes, de montura de concha negra. El otro, un joven ancho de hombros, algo pelirrojo y desgreñado, con una gorra de cuadros echada hacia atrás, vestía camisa de cowboy, un pantalón blanco arrugado como un higo y alpargatas negras.”
Conozco a una escritora cubana que subtituló El Maestro y Margarita, adaptado para la televisión rusa. La historia me la recuerda ella misma. Se llama Mariela Varona. Ella y su esposo dedicaron tres meses de su vida al doblaje de la versión que del libro realizó el director Vladimir Bortko. Lo hicimos, me dijo, por puro amor al arte, y lo subimos a Internet.
Y sí, es un amor grande el de esta pareja por Bulgakov, de otro modo no habrían acometido semejante proeza. Otros muchos habrán hecho cosas parecidas por sus libros y autores de preferencias; pero, de todas esas posibles anécdotas, es esta, con El Maestro y Margarita de protagonista, la que me sé.
Esto es Viernes de Libros, una propuesta del Canal digital de OnCuba a cuya siguiente entrega te estoy invitando desde ya.
Puedes oír todos los podcast de OnCuba aquí.