Doblemente se exhibe el artista cubano Ernesto García Sánchez por estos días: en Ciudad de México y La Habana. A ambas ciudades ha llevado pequeñas muestras de sus últimas búsquedas dentro del intrincado mundo de la abstracción.
Del informalismo inicial, meramente pictórico, había pasado a piezas de mayor carga conceptual, como aquellas en que la obra no era otra cosa que la pared delimitada por los marcos, o estas otras donde la pintura se abría en manchas amorfas, expresión matérica si la hay, reivindicación de la cualidad expresiva del pigmento utilizado.
Como tantos, García Sánchez cree que la temática del abstraccionismo es el proceso mismo, sin más elucubraciones ni guiños intertextuales. El arte abstracto es lo que se ve, y si la interpretación de la obra es libre, en ningún caso el pintor apela al intelecto del espectador, sino a su aparato sensible, pues trabaja con emociones y, por eso, intenta provocarlas en quien mira.
Más cercanos en el tiempo son aquellos primorosos dibujos en los que las finísimas líneas de colores, muchas veces trazadas con lápices, eran el único elemento compositivo. Trabajo esforzado y de orfebre que tenía tanto de voluntad comunicativa como de introspección, de campo para la meditación, de asunción del efecto balsámico que el arte suele operar en su creador.
Y aquí estamos en el nuevo repertorio, que no es sino consecuencia de lo investigado antes por el artista habanero afincado desde hace un tiempo en Mérida, Yucatán. Obras objetuales, que se saltan los marcos preconcebidos en una suerte de exploración del espacio “externo”. Algo de cinetismo las emparenta entre sí, aunque este sea más un efecto mental que visual.
De esta forma explica García Sánchez la evolución de su obra:
“En principio el trabajo estuvo marcado por el interés en indagar en los procesos pictóricos, en explorar la pintura no como un mero medio de expresión sino como un tema en sí mismo; con el tiempo ese propósito se ha ido transformando y he encontrado otras áreas de intereses como, por ejemplo, el dibujo; procedimiento que en mi caso funciona como una abstracción que se nutre de muchos elementos como la arquitectura, el diseño y el textil, entre otros. La acción de dibujar para mí funciona casi como una meditación diaria.
“Los dibujos han despertado un deseo de explorar el aspecto tridimensional de la abstracción; entonces, paralelamente a dibujar estoy haciendo una serie de piezas de madera a modo de esculturas. He descubierto otra gran motivación, que es la carpintería, y estoy tratando de integrarla al proceso de creación”.
Des-varíos es el título escogido para el conjunto que ha ido a dar a Anexo de Arte, el taller en Ciudad de México de la reconocida restauradora Alejandra Topete. El férreo concretismo, afincado en composiciones geométricas, es despedazado una y otra vez por estructuras en madera que se extienden a la conquista de nuevos espacios.
Es como si el artista quisiera impedir el acomodo de la pupila de quien observa, romper su zona de confort al tiempo que le ofrece otros puntos de vista, otra manera de acercarse al acto artístico siempre a punto de cerrarse, siempre en construcción. La obra Des-Varío 2 es el ejemplo más significativo.
Factoría Diseño, en La Habana Vieja, acoge Seguimos… concretando, marco expositivo sui géneris concebido por la curadora Concha Fontela e inaugurado en octubre de 2022, que constantemente se va renovando con la aportación de artistas que, o bien se encontraban en la nómina inicial, o son de reciente incorporación.
Apenas una probada de tres de las series más conseguidas de Ernesto García Sánchez pueden verse ahora ahí: Polimorfos, Habiramis y Green Book, cuadernos intervenidos y reensamblados para convertirlos en muestrario de repertorio dibujístico.
Sobre su filiación al abstraccionismo, comenta:
“La abstracción para mí fue un descubrimiento perfecto, porque sentí que era un lenguaje que se correspondía más con la manera que tengo de ver el mundo. Me di cuenta de que, inconscientemente, siempre trataba de filtrar los fenómenos que percibía alrededor desde una síntesis y una sensorialidad muy orgánicas”.
Entre los referentes nacionales de su arte, García Sánchez cita al rumano cubano Sandú Darié (aún no reconocido en todo su valor) y a la pintora Loló Soldevilla, que animó el panorama del concretismo nacional desde los años 50 del pasado siglo.
Fueron figuras de primer nivel dentro da la variante concreta de la abstracción cubana, artistas como Wifredo Arcay (La Habana, 1925-París, 1997), Salvador Corratgé (La Habana, 1928-Miami, 2014), Sandú Darié Roman, Rumanía, 1908-La Habana, 1991), Luis Martínez Pedro (La Habana, 1910-1989), Loló Soldevilla (Pinar del Río, 1901- La Habana, 1971), Rafael Soriano (Cidra, 1920-Maiami, 2015) Y Pedro de Oraá (La Habana, 1931-2020) y José Rosabal (Manzanillo, 1935), que en estos momentos expone en Factoría Habana un conjunto importante de piezas bajo el título de “La línea en Fulguración”.
Entre 1958 y 1961estuvo activo en La Habana el grupo Diez Pintores Concretos, que se nuclearon alrededor de la galería Color-Luz, que regenteaba Loló. La extinción virtual del colectivo tuvo que ver con la animadversión que las autoridades culturales de los inicios de la revolución cubana sentían por el abstraccionismo en cualquiera de sus variantes, por entenderlo como una expresión pequeño burguesa de arte dirigido a las élites, sin vínculos posible con los problemas y motivaciones de un mundo que se abría pleno de posibilidades de realización para ese segmento nunca bien definido llamado masa.
Exposición Des-varíos
Dónde: Anexo de Arte
Cúando: Hasta el 16 de julio. Cuánto
Cuánto: Visitas mediante coordinación: topeteale@gmail.com
Exposición Seguimos… concretando
Dónde: Factoría Diseño. Santa Clara #8 %Oficios y Avda. del Puerto, Habana Vieja.
Cuándo: Junio y julio de 2023. De martes a sábado de 10.00 a.m. a 5.00 p.m.
Cuánto: Entrada libre.