Las estadísticas, tan frías como incontestables, sobrecogen. El cáncer representa uno de los desafíos más complejos de las ciencias biomédicas, sociales y económicas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad –o sistema de enfermedades– representa la segunda causa de muerte a nivel global, solo superada por las afecciones cardiovasculares.
En el año 2015, cerca de 8,8 millones de personas fallecieron debido a tumores malignos. El dato implica que uno de cada seis decesos estuvo relacionado con esta afección. Dentro del grupo, el cáncer de pulmón posee los mayores índices de incidencia, con 1,19 millones de fallecimientos por año (19 {bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de}).
Cuba y Estados Unidos exhiben un panorama muy semejante al comportamiento global. Según el Anuario Estadístico de Salud, durante el 2015 los tumores malignos provocaron en la Isla 215 muertes/100 000 habitantes, mientras en Estados Unidos la tasa ha sido estimada en 171.2/100 000. En ambos casos las cifras solo son superadas por las afecciones cardiovasculares. Igualmente, el cáncer de pulmón fue el de mayores índices. No es extraño entonces que ambos países dediquen significativos esfuerzos –desde diferentes enfoques– para combatir este sistema de enfermedades.
Así nació –informalmente– en 2011 una colaboración entre el Centro de Inmunología Molecular (CIM) perteneciente al Polo Científico del Oeste de La Habana y el Instituto del Cáncer Roswell Park, de Nueva York. Una colaboración que condujo a que, en octubre de 2016, el gobernador Andrew Cuomo anunciara que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, aprobara una licencia para la realización de ensayos clínicos con la vacuna cubana CIMAvax, desarrollada para el tratamiento de cáncer de pulmón.
En enero pasado, Candace S. Johnson, presidenta y directora ejecutiva de la institución neoyorkina, notificó el inicio del ensayo (fase I/II) para el cual habían sido inscritos 90 pacientes. La vacuna cubana será evaluada en combinación con Nivolumab, un anticuerpo monoclonal aprobado para la inmunoterapia de varios tipos de cáncer.
CIMAvax es el resultado de 25 años de investigaciones lideradas por el CIM. Fue evaluada en ensayos clínicos por primera vez en 1996 y, desde ese momento, han sido realizados varios ensayos para mejorar su formulación, esquema de inmunización y eficacia. La vacuna está formada por tres elementos fundamentales: un factor de crecimiento epidérmico (EGF, por sus siglas en inglés) humano producido por vía recombinante, conjugado a la proteína P64k y emulsionado con Montanide ISA51. Estos dos últimos componentes potencian el reconocimiento del EGF por el sistema inmune del paciente. Uno de los grandes atractivos de la vacuna, según ha señalado también la doctora Candace S. Johnson, es que combina una formulación relativamente simple con un innovador mecanismo de acción.
¿Cómo actúa CIMAvax? En tumores de células epiteliales se produce una sobreexpresión de los receptores de EGF. La unión a estos receptores del factor de crecimiento garantiza –junto a otros mecanismos– la proliferación descontrolada característica de células tumorales. Cuando se suministra CIMAvax, el paciente desarrolla anticuerpos que se unen al EGF, dificultando entonces su interacción con los receptores lo que frena la proliferación celular. CIMAvax, por tanto, no ataca directamente a las células tumorales sino que al disminuir los niveles de EGF disponibles, retrasa el desarrollo y crecimiento del tumor. Una de sus grandes cualidades, además de la efectividad, es que tiene efectos colaterales mínimos, lo que contrasta con enfoques como la quimio y radioterapia.
Es importante resaltar que CIMAvax es una vacuna terapéutica, lo que significa que no previene la aparición del cáncer, si no que ayuda en su tratamiento. De manera general, CIMAvax ha aumentado la calidad y expectativa de vida de los pacientes tratados. Un ensayo clínico que incluyó a 80 pacientes demostró que, en el grupo menor de 60 años, la terapia aumentó la expectativa de vida en una media de 11.57 meses. En este punto recuerdo lo que una vez escuché de una investigadora del CIM en las aulas de la Universidad de La Habana respecto a las vacunas terapéuticas para cáncer: “Desde la perspectiva de un paciente que ha sido diagnosticado con un cáncer terminal, cada día ganado, en realidad puede representar una vida”.
Según un estudio que cuenta entre sus autores a los doctores Tania Crombet y Camilo Rodríguez, líderes científicos que han conducido el desarrollo de la vacuna, en nuestro país se diagnostican anualmente más de 4 000 nuevos casos de cáncer de pulmón. Después de finalizado en 2015 un ensayo clínico fase IV, CIMAvax comenzó a ser usado en el sistema primario de salud cubano. Hasta la fecha, más de 1000 pacientes de la Isla han sido tratados con la vacuna. A ellos se suman un total de 5 000 de países como Perú, Paraguay, Colombia y Bosnia-Herzegovina, e incluso, de Estados Unidos.
En noviembre pasado el New York Times publicaba la historia de Zuby Malik, una ginecobstetra norteamericana que viajó a La Habana y de regreso, violando las leyes de su país, llevó consigo CIMAvax. Según contó al mismo diario, poco después de iniciado el tratamiento, se le hizo más fácil respirar y recuperó su energía. El trabajo reseña también las palabras de Mick Phillips, de 69 años quien declaró que “visitó Cuba en 2012 y ha regresado cada año desde entonces”, para continuar el tratamiento. “De niños, nos enseñaron que los cubanos no sabían lo que hacían. Resulta que sí saben”.
En el futuro, pacientes de otros países podrían comenzar a beneficiarse con esta terapia. Varias naciones europeas y Japón han mostrado interés en la vacuna. Medios ingleses, y organizaciones como Cancer Research UK han comenzado a mencionar la posibilidad de que, de producirse resultados positivos en el ensayo iniciado en el Roswell Park, CIMAvax podría llegar a estar disponible en el Reino Unido.
Y hablando de futuro –para el cual, sin dudas, los resultados del ensayo clínico en Estados Unidos podrían ser determinantes–, recientemente, los congresistas Seth Moulton y Jim McGovern visitaron La Habana y destacaron que su viaje se centró en explorar las posibilidades de colaboración y negocios para las compañías biotecnológicas y del sector de las ciencias biomédicas. Por su parte, Thomas Schwaab, Jefe de Estrategia y Desarrollo de Negocios del Roswell Park anunció recientemente la creación de una empresa mixta entre su institución y el CIM. La empresa podría comenzar a funcionar en abril próximo y tendría como base la Zona Especial de Desarrollo del Mariel. Según las declaraciones del profesor Schwaab, en este momento la asociación corporativa tiene sus puertas abiertas a inversionistas.
Puertas abiertas podrían comenzar a tener también productos líderes de la biotecnología cubana, como el Heberprot-P, medicamento único de su tipo para el tratamiento de úlcera de pie diabético. Más de 55 000 pacientes cubanos y 220 000 fuera de Cuba se han beneficiado ya con este tratamiento.
De La Habana a Nueva York, CIMAvax podría representar la llave maestra que acerque en el horizonte la posibilidad de nuevas colaboraciones. Tanto como ya ha hecho creíble para muchos pacientes el horizonte de otro día, que como nos dijera aquella especialista del CIM, es en realidad el de toda una vida.